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Entre 10 mil y 14 mil estudiantes abandonan las aulas
- 03/09/2022 00:00
- 03/09/2022 00:00
Un niño que no tiene comida ni dinero para tomar un transporte y asistir a la escuela, la abandona, porque su familia tiene que priorizar en lo básico.
En el último quinquenio, entre 10 mil y 14 mil estudiantes abandonan las aulas escolares, cada año. Eso representa entre 1% y 3% de la matrícula, de acuerdo con un estudio del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés) y el Ministerio de Educación, que analizó datos de 2019.
El abandono escolar se experimenta con mayor fuerza a partir de la premedia. De cada 10 estudiantes que inician el primer año de premedia, uno queda fuera de la escuela, uno repite el año, uno pasa a octavo, pero no lo aprueba.
Es en esta etapa en la que aumenta la repetición de grado y aparece el abandono escolar.
Aunque el 50% de los casos de abandono escolar ocurre en la etapa que se extiende entre los 18 y 20 años. “Son jóvenes con sobreedad, que lo han intentado muchas veces”, explicó Francisco Trejos, de Unicef.
Los riesgos que propician el abandono escolar son cuatro: los que están relacionados con los costos asociados a la educación, los recursos de la familia para ofrecer el acceso a la educación.
Asociado al abandono escolar también está el tema sociocultural: las creencias de la familia en la educación. Hay padres y madres que están convencidos de que el niño debe trabajar y no estudiar a cierta edad.
El proceso de enseñanza, el proceso educativo, que no genera aprendizajes significativos, también puede convertirse en una barrera que obligue al estudiante a abandonar las aulas. Y la inexistencia de presupuesto para mitigar este fenómeno también puede conllevar a la salida del sistema.
La teoría –según el experto de Unicef– proviene de una iniciativa global denominada “por los niños fuera de la escuela”, que surgió en 2010, por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y Unicef.
Cada país realiza un informe y establece las situaciones que en su caso generan mayores impactos. En el caso de Panamá, las mayores barreras para continuar insertado en el sistema educativo son: la oferta educativa escasa en preescolar, premedia y media, el programa educativo sobrecargado, con enseñanza enciclopédica, la falta de contextualización y calidad en las áreas rurales, la transición entre la primaria y la premedia y el impacto de la pandemia de la covid-19.
Los niños y adolescentes que abandonan la escuela en algunas ocasiones se quedan a realizar las labores del hogar, en otras se dedican a trabajar. Aunque hay algunos que ni trabajan ni estudian, lo que viola el derecho a la educación, agregó el experto de Unicef.
Según el estudio, más de 129 mil niños y jóvenes entre 4 a 20 años estaban fuera del sistema educativo. Y más de 190 mil estudiantes corren el riesgo de abandono escolar. Este es un fenómeno con múltiples causas y comprender la situación es un primer paso, pero si se cierran las escuelas o se dejan de brindar clases presenciales, la situación empeorara, advierte el organismo.
Estimaciones del Banco Mundial del año 2021 indicaban que, en Panamá, casi el 90% de los estudiantes de 15 años no cuenta con el nivel mínimo de aprendizaje por impacto de la pandemia y la falta de educación presencial.
Según la prueba PISA 2018, de cada tres estudiantes de 15 años, dos están por debajo del nivel básico en lectura.
Los resultados también evidencian que de cada 5 estudiantes de la misma edad, 4 están por debajo del nivel básico de matemáticas.
Aida Alfaro, de la Fundación para la Promoción de la Excelencia Educativa, advirtió a este diario que la calidad de la educación es un tema preocupante incluso desde antes de la pandemia.
Para entonces ya se tenía una educación rezagada, con resultados preocupantes en pruebas estandarizadas. en las que los estudiantes mostraban deficiencias serias en materias importantes como matemática, español y ciencia.
La pandemia agravó esa realidad después de dos años con los estudiantes fuera de las aulas, en donde algunos pudieron conectarse por medios alternos. Sin embargo nunca se logró una cobertura equitativa ni mucho menos un reemplazo adecuado para la presencialidad, explicó Alfaro en una entrevista reciente que le hizo este diario. .