Gremialismo y democracia, una mirada al escenario local

Actualizado
  • 17/07/2020 00:00
Creado
  • 17/07/2020 00:00
EL gremio de los arquitectos en el istmo incluye a más de 5,300 arquitectos, arquitectos estructurales y arquitectos urbanistas. Todos podemos formar parte de la Sociedad Panameña de Ingenieros y Arquitectos, de membresía voluntaria, con más de 100 años de antigüedad, desde septiembre de 1919

Hoy las asociaciones gremiales están muy vinculadas al ejercicio de las profesiones liberales, funcionan en un espacio entre la esfera pública y privada, y son parte importante de la democracia participativa.

El gremio es el conjunto de personas que realizan un mismo oficio o una profesión. Entre los gremios se forman asociaciones, colegios o sindicatos que tienen distintos propósitos, entre ellos, velar por los intereses que tienen en común, como las tarifas mínimas, y otros ante la sociedad, como velar por las buenas prácticas en cada campo respectivo.

Según el entorno o marco en el que operan, la membresía de estas entidades puede ser voluntaria u obligatoria. Se espera de ellas que puedan emitir un criterio independiente y experto ante los temas del acontecer nacional que se relacionan con su actividad.

La historia de los gremios es muy antigua y se da paralelamente con el desarrollo de actividades como el comercio y la artesanía. En la Edad Media, en Europa, cobraron fuerza. En la novela de Idelfonso Falcones y la serie televisiva La catedral del mar, se puede ver algo de uno de los gremios más antiguos y documentados, el de canteros y albañiles, que se origina en Barcelona en el siglo XIII.

Históricamente, los gremios velaban por la calidad y buenas prácticas en el ejercicio de esos oficios o profesiones a través de reglamentaciones y el seguimiento a la relación entre maestros y aprendices.

EL gremio de los arquitectos en Panamá lo integran más de 5,300 arquitectos, arquitectos estructurales y arquitectos urbanistas. Los arquitectos podemos formar parte de la Sociedad Panameña de Ingenieros y Arquitectos (SPIA), de membresía voluntaria, con más de 100 años de antigüedad, desde septiembre de 1919.

La SPIA agrupa: Colegio de Ingenieros Civiles (Coici), Colegio de Ingenieros Electricistas, Mecánicos, y de la Industria (Ciemi), y el Colegio de Arquitectos (Coarq). Tiene representación en el ente regulador de estas profesiones, la Junta Técnica de Ingeniería y Arquitectura (JTIA). Cada colegio elige anualmente una junta directiva con su director, secretario y tesorero.

El Colegio de Arquitectos tiene cerca de 700 miembros, un capítulo de estudiantes y está afiliado a la Federación Panamericana de Asociaciones de Arquitectos (FPAA). La SPIA cuenta, además, con seccionales en Azuero, Bocas del Toro, Chiriquí, Coclé, Colón y Veraguas.

Por un pacto de caballeros, en 1959, se acordó que los colegios alternaran la presidencia anual, de modo que el presidente de cada colegio se elige una vez cada tres años y así ha sido.

El desarrollo de nuevas infraestructuras en el territorio nacional es un importante empuje para la economía.

La SPIA ha publicado más de 310 números de la revista Ingeniería y Arquitectura, con artículos en temas especializados. La misión de la SPIA habla de ser un referente técnico y la visión añade la ética y la transformación de la sociedad.

Cada colegio tiene actividades y funciones específicas. En años relativamente recientes el Coarq ha manifestado formalmente su voluntad de reestructurar la Sociedad en modo federado para que cada colegio pueda tener su personería jurídica, lo que conlleva independencia en las finanzas y en pronunciamientos públicos, ambos temas en los que hoy cada colegio debe responder a una directiva de la SPIA compuesta por miembros de cada colegio.

Entre los logros del Coarq destaca un importante Congreso de Arquitectura cada tres años, con mucha participación de estudiantes y profesionales, logrando traer destacados exponentes de nivel internacional, de firmas como Arquitectónica, TEN Arquitectos, Antoine Predock, Ricardo Legorreta (RIP), Jan Gehl, Alberto Campos, Juan Herreros y la lista sigue.

Por otra parte, todos los años se realiza el concurso de mejores obras de arquitectura con mucho éxito. La SPIA también emite comunicados al país con cierta frecuencia, sobre temas profesionales y técnicos.

Competencias

Todo este voluntariado de los colegas tiene méritos significativos; últimamente hay también reclamos de parte de la opinión pública y parte de la membresía del gremio y de la asociación.

Sin embargo, para poner eso en perspectiva, es necesario delinear más específicamente su naturaleza institucional y, por lo tanto, su responsabilidad, y preguntarnos hasta qué nivel las condiciones favorecen el logro de los propósitos y expectativas planteados.

La Junta Técnica de Ingeniería y Arquitectura (JTIA), que ya se ha mencionado, es una institución pública creada por la Ley No. 15 de 1959: “Por la cual se regula el ejercicio de las profesiones de ingeniería y arquitectura”. Entre sus atribuciones está: velar por el cumplimiento de dicha ley; aplicar sanciones; determinar funciones de los títulos; expedir certificados de idoneidad e investigar denuncias, entre otras. Cada colegio elige un representante ante la JTIA y su suplente. La opinión pública reclama a la SPIA en algunos casos, equivocadamente, temas que no son de su competencia, como aquellos propios de la JTIA.

Parte de la confusión puede deberse a que la presidencia de la JTIA la ejerce el presidente de la SPIA en períodos concurrentes. Es decir, la persona que se elige presidente de un gremio de participación voluntaria adquiere responsabilidad sobre una institución cuyos funcionarios son provistos por el Ministerio de Obras Públicas. En palabras de un expresidente de la SPIA, ser presidente de la JTIA es uno de los temas que más tiempo y energía requiere.

En otros casos se piensa equivocadamente que la SPIA 'aprueba' planos y proyectos, tema que se ve en las direcciones de obra de los municipios a través de su 'ventanilla única' donde están representadas distintas instituciones, como la Oficina de Seguridad del Cuerpo de Bomberos de Panamá y en el Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial, en el caso de las urbanizaciones.

El reflejo de una realidad

Desde una perspectiva general, las distintas asociaciones de la sociedad civil organizada y otras instancias reflejan en alguna medida la realidad política panameña. En algunos casos los mejor preparados, más honestos e independientes prefieren no participar, para evitar el desgaste o la controversia, o simplemente por defecto, por falta de iniciativa.

Con ese criterio, ellos dejan espacio a otros a hacer lo que mejor les parezca, o lo que les convenga. Toda persona que haya participado en alguna asociación, así sea profesional, deportiva, filantrópica, o vecinal, conoce las diferencias que pueden surgir entre el concepto legítimo que pueden tener distintos miembros o directivos de las prioridades y objetivos de la organización. Quienes no lo hayan hecho, siguen teniendo el derecho de criticar, pero ¿tienen criterio para respaldar lo que dicen?

Por otra parte, tanto para la dirigencia de cada asociación, como para los líderes políticos, el mínimo requisito es la rendición de cuentas y que den la cara en las buenas y en las malas. Hay algunos conceptos que no están muy claros en Panamá, como el conflicto de interés; por ejemplo, una persona con un cargo público no está incapacitada para elegirse en la directiva de esta asociación gremial con todo lo que ello implica, un tema que se debe revisar.

Hay profesionales que no se activan en la sociedad, porque consideran que esta no llena sus expectativas de lo que debería ser, pero esa actitud equivocada termina por perpetuar que la organización sea lo que otros deciden. Hay jóvenes que preguntan qué les ofrece hacerse miembros. Una pregunta mejor sería, ¿qué tengo yo para ofrecer? Se suma a esta consideración la coyuntura actual de las comunicaciones en el mundo, entre tantos sesgos, noticias falsas, teorías de conspiración e intereses que velan de cualquier autoridad con criterio independiente.

Como consideración final, en otros países se practica la llamada colegiación profesional, de carácter obligatorio, lo que implica que para ejercer la profesión de modo independiente se debe pertenecer a un colegio. Al ser obligatoria la colegiación, asimismo los colegios pueden insertarse mejor en ese espacio entre la esfera pública y privada, y tomar competencias como elaboración de normativa, gestiones de cobros o asistencia legal a los profesionales. Así es en el caso de Costa Rica donde existe desde 1971 el Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos, que regula la labor de ambas profesiones.

En España, el Consejo Superior de Colegios de Arquitectos agrupa y representa a unos 26 colegios que corresponden a comunidades autónomas. En Estados Unidos es posible para el arquitecto registrarse en la junta técnica de su estado y entre distintos estados hay reciprocidad en la idoneidad para ejercer, mediante trámites relativamente sencillos; pero un profesional que desee ejercer más ampliamente en el país puede optar por obtener su licencia ante el Consejo Nacional de Juntas de Acreditación en Arquitectura (Ncarb, por sus siglas en inglés) y colegiarse voluntariamente en el Instituto Estadounidense de Arquitectos (AIA).

Por la importancia del sector construcción en la economía panameña, las profesiones de la ingeniería y arquitectura en el país adquieren gran responsabilidad, y la SPIA es la entidad a través de la cual mejor lo pueden ejercer en conjunto.

Para responder mejor a las necesidades y expectativas de la profesión y la sociedad, hay mucho por mejorar. Las recientes discusiones sobre el gremio y la profesión en distintas facetas del discurso público, deben llamarnos a la acción. Se requiere que más profesionales se activen y aporten, sean jóvenes o con mucha experiencia, para repensar y hacer un mejor funcionamiento de la JTIA y SPIA de cara al futuro.

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