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- 15/05/2020 00:00
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Durante la década de 1960 la explosión de la migración del interior hacia la ciudad de Panamá, estimulada por fenómenos como la industrialización que se inició en la década de 1950 y el precario nivel de vida en las áreas rurales, impulsó una ocupación espontánea y desordenada de las áreas desocupadas y más próximas al entonces centro urbano de la ciudad de Panamá.
Simultáneamente en la Zona del Canal se había dado durante la década de 1950 un ambicioso programa de sustitución de la vivienda existente, que databa del período posterior a la construcción del Canal, y de forma más limitada del período anterior a la Segunda Guerra Mundial. En ambos casos, los gobiernos de Panamá y Estados Unidos intentaban dar respuesta al problema de acceso a la vivienda para la mano de obra que incesantemente llegaba a las áreas urbanas de la ciudad de Panamá.
A partir de la década de 1940, el Estado panameño, a través del Banco de Urbanismo y Rehabilitación (BUR), primero, y luego con el Instituto de Vivienda y Urbanismo (IVU), desarrolló una estrategia de provisión de vivienda popular, construyendo inicialmente edificios de apartamentos, en áreas centrales como El Chorrillo, San Miguel y Calidonia.
A partir de la década de 1960, esta estrategia cambia y se inicia el proceso de construcción de vivienda periférica o suburbana en áreas como Betania, Juan Díaz, San Miguelito e incluso, La Chorrera (Uribe, 1989; Cabrera, 2013).
Un caso muy particular en la construcción de vivienda popular durante este período fue el caso de Villa Cáceres. Ubicada sobre la Ricardo J. Alfaro, y próxima al barrio de Miraflores (1946), Villa Cáceres surge como un proyecto de 635 viviendas gestionado por el IVU, y financiado por un préstamo facilitado por la Agencia de Cooperación Internacional de Estados Unidos (USAID) a la Caja de Ahorros en 1962, por un monto de $2.5 millones.
A través de este préstamo, la Caja de Ahorros se comprometía a proveer todos los fondos para las hipotecas de los compradores de vivienda en Villa Cáceres. Una vez realizada la transacción, obtendría de USAID el 76.5% del precio total de venta de la vivienda, 15% del valor sería pagado por los compradores y el 8.5% restante representaría la inversión directa de la Caja de Ahorros en el proyecto.
Otra particularidad de este proyecto es que estaría dirigido principalmente a trabajadores panameños de la Zona del Canal. La División de Servicios Comunitarios de la Zona del Canal se encargó de apoyar a los trabajadores en la elaboración de las aplicaciones que debían presentar, al mismo tiempo que facilitaba a la Caja de Ahorros datos de los empleados como, salario, años, lugar, tipo de trabajo realizado y calificaciones.
Los aplicantes debían tener un ingreso mensual de $150 dólares, presentar constancia de su ciudadanía, un paz y salvo, y una confirmación de que al momento de la aplicación no poseían una casa, además de un pago en efectivo del 15% del total del valor de la vivienda y un pago menor por 'costos de cierre', los que en conjunto podrían representar entre $67 y $800.
Además del proceso de selección que se realizaba en coordinación con las autoridades de la Zona del Canal, se pudo identificar que al menos en 1965, el Instituto de Vivienda y Urbanismo también realizaba convocatorias para la licitación de lotes dentro de la urbanización, aunque no pudimos encontrar información sobre las condiciones en las cuales se adquirieron estos lotes, (El Día, 1965).
Cada vivienda estaba localizada en un lote de 300 metros cuadrados. Las viviendas de dos cuartos eran de 50 metros cuadrados, mientras que las viviendas de 3 cuartos eran de 70 metros cuadrados.
Fueron construidas con bloques de concreto o arcilla, piso de concreto y techo de cinc. Cada vivienda tenía armarios, instalación de plomería y electricidad, espacio de lavandería y facilidades para secado.
Las residencias tenían un precio de $5,000 a pagarse en un período de 20 años, con una letra mensual de entre $30 a $35. Los aplicantes no podrían vender ni alquilar las viviendas sin autorización de la Caja de Ahorros durante el período que durase el pago de la hipoteca, (PCR, 1969).
La expansión urbana ha redefinido la ubicación de Villa Cáceres como un barrio ubicado en una nueva centralidad, sirviendo de conexión entre el centro urbano y el Panamá oeste, a través del eje vial Avenida de la Paz-Avenida Centenario. La cercanía a áreas de actividad comercial (Centro Comercial El Dorado), una de las principales estaciones del Metro (San Miguelito) y centros universitarios (USMA, Universidad Latina y Universidad Interamericana), hacen también de esta una zona atractiva tanto para la reconversión a vivienda de alquiler como a su intensificación en usos comerciales.
Datos de venta de las propiedades en este barrio entre 2000 y 2012, indican que el precio del metro cuadrado ha ido en aumento, pasando de $130 dólares en 2000 a $242 en 2009 y $661 en 2012.
En la actualidad, las viviendas tienen precios de venta de entre $200,000 a $300,000, con un valor promedio del metro cuadrado de $833.
Al igual que Miraflores, Villa Cáceres es otro ejemplo de esa transformación que se viene dando en la ciudad, en la que barrios que en su origen se encontraban en la periferia, en la actualidad se transforman bajo el impulso de su muy valorada localización.
Villa Cáceres es parte de un conjunto de intervenciones en materia de vivienda social que se generaron entre las décadas de 1960 y 1970, las cuales se diseñaron de manera aislada y sin la existencia de un plan urbano que identificara la forma en que se integraban estos proyectos entre sí, ni cuál era la visión de futuro de las zonas donde se encontraban.
La repentina valorización de esta zona, por encontrarse en una nueva centralidad, representa una oportunidad de repensar la ciudad e identificar una visión más integral, que permita articular los diferentes actores y acciones con el fin de lograr un desarrollo más armónico de la ciudad.