Regularización migratoria, una clave para la integración de nicaragüenses en Costa Rica

Actualizado
  • 19/03/2025 10:09
Creado
  • 19/03/2025 10:04
En la actualidad hay unas 190.000 solicitudes en trámite de nicaragüenses que esperan su regularización en Costa Rica

La regularización migratoria es clave para una mejor integración de los nicaragüenses en Costa Rica, país donde el 40 % de esta población no tiene sus documentos en regla y donde falta concienciación acerca de las raíces que unen a ambos países.

Así lo afirmó en entrevista con EFE Karina Fonseca, directora nacional del Servicio Jesuita a Migrantes, una organización que desde 2004 trabaja en Costa Rica con personas migrantes, principalmente nicaragüenses, para brindarles información sobre sus derechos, apoyo educativo, servicios de salud y regularización migratoria como un mecanismo de integración más efectivo.

“Nos parece vital seguir reforzando la idea de que entre Costa Rica y Nicaragua hay interconexiones insolubles. Somos territorios de raíces comunes, la interdependencia entre Costa Rica y Nicaragua es un centro y es clave que nos veamos como países vecinos”, apuntó Fonseca.

Regular es dignidad y crecimiento

En la actualidad hay unas 190.000 solicitudes en trámite de nicaragüenses que esperan su regularización en Costa Rica, explicó Fonseca, tras enfatizar que al normalizar la situación migratoria de este millar de personas se les posibilita el acceso a servicios y a mejores oportunidades de empleo.

A la fecha solo el 40 % de los nicaragüenses labora en la formalidad, aspecto preocupante si se considera que esta población migrante contribuye entre el 5 y el 7 % del PIB del país costarricense en sectores como la agricultura, la construcción y los servicios. Además, este fenómeno no es nuevo, pues la migración entre ambos países es histórica y ha ido variando en las últimas décadas, aclaró Fonseca.

En la década de 1980, expresó, eran personas que salían de su país debido al conflicto armado, en la de 1990 por cuestiones económicas y de reunificación familiar, mientras que en el presente se trata de exiliados que buscan protección internacional.

“Con los eventos de la consolidación de la dictadura en Nicaragua se generó un matiz diferente para las personas nicaragüenses, ya no con un perfil de búsqueda de oportunidades laborales o de reunificación, sino de protección internacional de personas que estaban siendo exiliadas por el régimen orteguista y tienen otras características y necesidades de acompañamiento especializado”, declaró.

Colectivos instan a la integración de Nicaragua

Ante la situación política de Nicaragua -comandada por los gobernantes Daniel Ortega y Rosario Murillo- y la urgencia de disminuir los discursos de odio a través de la unión de ambos países vecinos, es que la colectiva feminista Volcánicas y la organización Oxfam dan nacimiento a la campaña ‘Raíces que unen’, una iniciativa que busca generar un cambio positivo sobre la percepción pública hacia las personas migrantes nicaragüenses.

Y es que una de “las grandes problemáticas es el crecimiento exponencial de los discursos de odio y xenofobia (...) Estamos buscando cambiar esta percepción que hay hacia la población nicaragüense”, dijo a EFE la cofundadora de Volcánicas, Ximena Castilblanco.”Estos contenidos (de la campaña ‘Raíces que unen’) están buscando desmitificar los prejuicios como, por ejemplo, que los nicaragüenses venimos a quitar los trabajos a los costarricenses y a ganar derechos” sobre la población local, comentó.

Como parte de las actividades de la campaña, se ha organizado un concierto con artistas de los dos países y un taller para periodistas con el fin de “contrarrestar narrativas” negativas hacia los migrantes y profundizar sobre el papel de los medios de comunicación en la reproducción de mensajes xenofóbicos.

Castilblanco también señaló que los discursos de odio hacia los migrantes también “tienen rostro de mujer”, por lo que las acciones de la campaña tienen un enfoque de género.

“Las mujeres somos el sostén de muchas familias y también vivimos violencia. Los discursos de odio también tienen rostro de mujer y de violencia de género porque atacan nuestros cuerpos y hay aporofobia (rechazo a las personas en situación de pobreza)”, destacó.Para la activista, el trabajo de las organizaciones tiene como uno de los grandes objetivos conseguir que la sociedad sea “más empática y fortalecer la solidaridad” hacia los migrantes.

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