- 29/04/2021 12:02
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La llegada a España de Brahim Ghali, líder de la guerrilla separatista que pretende arrebatarle el Sahara, usando un nombre falso en un pasaporte diplomático de Argelia, produjo una reacción frontal y sin miramientos diplomáticos por parte de Marruecos.
El gobierno español aceptó por pedido de Argelia recibir el pasado 21 de abril a Ghali por “razones estrictamente humanitarias”, aquejado por un prolongado cáncer en el estómago y complicaciones respiratorias por causa del covid-19.
Fue registrado en un hospital público el norte de España con el nombre falso de Mohamed Benbatouch, que aparece en su pasaporte, para evitar problemas con la justicia española, que le acusa de crímenes de lesa humanidad y violaciones de los derechos humanos. Es señalado como parte del grupo de responsable de la muerte de 300 ciudadanos españoles.
Después de que Madrid reconoció la presencia de Ghali, la Audiencia Nacional, la máxima instancia de justicia de España, debería investigar a Ghali al serle imputados delitos de genocidio. Así lo demandan numerosas asociaciones de derechos humanas, tanto españolas como saharauis.
Esas organizaciones han elevado un escrito para que sea arrestado de inmediato en el hospital donde se encuentra internado, por haber ingresado al país con una falsa identidad y porque es sujeto de búsqueda y captura.
Ha sido inculpado “por brutales atentados terroristas de bombas, asesinatos contra trabajadores españoles y ser el autor material e intelectual y quien ordenaba los ametrallamientos, asesinatos, secuestros masivos y desapariciones de tripulaciones en alta mar de los marineros canarios en las décadas de 1973 y hasta finales de 1986″, dijo un comunicado de las víctimas.
De acuerdo al medio francés Jeune Afrique, el régimen de Argelia trató inicialmente de enviarlo a Alemania, pero el gobierno de Ángela Merkel se negó a acogerlo para no expresar hostilidad hacia Rabat. Fue entonces que Argel negoció con Madrid con el compromiso de que no lo alcance la justicia española.
Ghali llegó a España acompañado por personal médico y a bordo de un avión médico fletado por Argelia, en una clara demostración de que el Polisario no es más que su títere, pues Argel lo creó, financia y manipula en su enfrentamiento contra Marruecos.
Burlar la justicia
Desde el 2016, cuando fue imputado por la Audiencia Nacional por la comisión de delitos de genocidio, asesinato, torturas y desapariciones cometidos contra la población saharaui disidente refugiada en los campamentos de Tinduf, en territorio argelino, Ghali ha evitado pisar suelo español para esquivar la acción de la justicia.
Como fundador del Polisario en 1973, Ghali ha ocupado todos los puestos de dirección hasta que en el 2016 llegó al cargo de secretario general del Polisario, tras la muerte de Mohamed Abdelaziz, de un cáncer de pulmón en un hospital de Estados Unidos, tras más de 40 años en el cargo.
Marruecos criticó la falta de transparencia en el proceder de Madrid. “¿Dónde está la confianza y la asociación estratégica? Cuando dices ser un socio estratégico, no eres cómplice de los enemigos de ese socio”, se preguntó una alta fuente oficial marroquí, citada por La Razón.
“¿Por qué España tuvo que aceptar a Ghali bajo una identidad falsa? ¿A qué le teme? ¿De qué se avergüenza? ¿Por qué el Ejecutivo español está tratando de eludir las limitaciones del poder judicial?, y las causas que el jefe del Polisario tiene con la justicia española, si sabe muy bien que la cuestión del Sahara es existencial para el Reino de Marruecos”, añadió la fuente. “¿Por qué entonces prefirió maniobrar, si no jugar, a espaldas de Marruecos?”
En una nota divulgada el domingo y con un lenguaje inusual dureza, el Ministerio de Exteriores de Marruecos cuestionó la actitud de España y expresó decepción por un acto “contrario al espíritu de asociación y buena vecindad”. “La actitud de España suscita gran incomprensión y legítimos interrogantes”, añadió.
“¿Por qué el llamado Brahim Ghali fue admitido en España a escondidas y con un pasaporte falso? ¿Por qué España consideró útil no avisar a Marruecos? ¿Por qué optó por su ingreso con una identidad falsa? ¿Por qué la justicia española no ha reaccionado aún a las numerosas denuncias presentadas por las víctimas?”, se preguntó el gobierno marroquí.
Marruecos toma nota de esos gestos y de esa actitud injusta. “La política migratoria suele ser la contramoneda con la que paga esas afrentas”, opinó el diario ABC, “Marruecos podría revaluar la cooperación con España en terrorismo, seguridad e inmigración”.
Las relaciones entre Madrid y Rabat se enturbiaron luego de que al final de su administración, el presidente Donald Trump reconoció la soberanía marroquí sobre el Sahara Occidental, colocando el tema en el centro del debate internacional y dando un impulso clave a un asunto vital para Marruecos. Su sucesor, Joe Biden, ha ratificado esa decisión lo que ha dinamizado en muchos sectores una posible solución al conflicto del Sahara en el marco de las Naciones Unidas.
Marruecos ofrece una solución de autonomía territorial a sus provincias del sur en el Sahara, una propuesta que cuenta con más apoyos en el concierto internacional, sobre todo, desde el reconocimiento de Trump de la soberanía de Rabat sobre el Sahara y la apertura de una treintena de consulados en las ciudades saharauis de Dajla y El Aaiún, de países relevantes Estados Unidos, Emiratos Árabes Unidos y otras naciones africanas y latinoamericanas.
Marruecos gana terreno
Es un momento muy delicado para el Polisario, no solo por el grave estado de salud de su líder, sino por la reactivación del conflicto armado y la ofensiva diplomática de Rabat.
“El Polisario se encuentra prácticamente sin apoyos internacionales, salvo el de Argelia y alguna nación más, en pleno enfrentamiento armado con Marruecos después de que en octubre los saharauis dieran por roto el alto el fuego de 1991”, opinó el diario La Vanguardia.
En esas circunstancias, Marruecos gana terreno en Latinoamérica en su batalla por el Sahara Occidental al aislar a la guerrilla separatista del Polisario en este continente donde solo cuenta como aliados a Cuba, México, Nicaragua, Panamá y Venezuela.
“La batalla diplomática que libran en todo el mundo Marruecos y el Frente Polisario se plasma en América Latina en una clara victoria para Rabat”, dijo la semana pasada un reportaje del diario El País. En solo cinco años, Rabat ha pasado de cinco a 12 embajadas latinoamericanas. Todo eso guiado por la “visión clarividente” del rey Mohamed VI, añadió el rotativo.
“La diplomacia marroquí sigue labrando su red de influencias en América Latina. Cada gesto, por pequeño que parezca, cuenta en este conflicto”, reconoció el periódico español.
La mayoría de países latinoamericanos no reconocen al Polisario y respaldan la propuesta de autonomía presentada por Marruecos, frente al referendo de autodeterminación que promueven los guerrilleros separatistas africanos.
En el caso de Panamá, el gobierno dejó en manos de la izquierda radical del PRD el manejo de las relaciones internacionales en temas como el respaldo al Polisario y sus pretensiones separatistas, y los tratos con los regímenes comunistas de Cuba, China y con la dictadura venezolana de Nicolás Maduro.
En esa deriva de política exterior, privan más los aspectos ideológicos que el interés nacional, porque el respaldo al Polisario en nada beneficia a Panamá y más bien lo compromete en aspectos de seguridad interna por sus vínculos con la milicia terrorista libanesa Hezbolá.