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Guatemala expectante mientras la toma de posesión del presidente electo se retrasa por disputas en el Congreso
- 14/01/2024 17:12
- 14/01/2024 17:12
El presidente electo de Guatemala, Bernardo Arévalo, esperaba para tomar posesión de su cargo el domingo. Pero la ceremonia se retrasó y la toma de posesión estuvo teñida de disputas legales y tensiones, como casi todos los días desde su contundente victoria electoral del 20 de agosto.
Según el medio estadounidense WFLA, el Congreso, que se suponía asistiría a la inauguración como una sesión especial de la legislatura, se involucró en amargas luchas internas sobre a quién reconocer como parte de la delegación del Congreso.
La comisión de liderazgo encargada de hacer eso estaba repleta de opositores de la vieja guardia de Arévalo, y la demora fue vista como una táctica para alargar la toma de posesión y debilitar a Arévalo. Los miembros del Congreso se gritaron unos a otros y miles de policías se apostaron frente al edificio del Congreso.
“La comisión se está demorando demasiado en revisar las credenciales (de los legisladores) y están exigiendo requisitos que ni siquiera están en la ley”, dijo Román Castellanos, congresista del Movimiento Semilla de Arévalo.
La actual fiscal general, Consuelo Porras, había intentado todos los trucos legales posibles para llevar a Arévalo a juicio o a la cárcel antes de que pudiera asumir el cargo. Y el partido de Arévalo no tendrá mayoría en el Congreso y es posible que ni siquiera tenga reconocimiento formal allí.
Arévalo es académico, diplomático e hijo de un presidente progresista de mediados del siglo XX, y su elección marcó un despertar político en una población cansada de la corrupción y la impunidad.
“Me siento entusiasmado, porque finalmente estamos llegando al final de este largo y tortuoso proceso”, dijo Arévalo antes de su toma de posesión. “La sociedad guatemalteca ha desarrollado la determinación de decir ‘no’ a estas élites político-criminales”.
Pero por mucho que Arévalo quiera cambiar las cosas, enfrenta enormes obstáculos. Su postura anticorrupción y su estatus de outsider son amenazas a intereses profundamente arraigados en el país centroamericano, dicen los observadores.
Aún así, el hecho de que haya llegado tan lejos es un testimonio del apoyo internacional y la condena de los innumerables intentos de descalificarlo.
Para muchos guatemaltecos, la toma de posesión del domingo representó no sólo la culminación de la victoria de Arévalo en las urnas, sino también su exitosa defensa de la democracia del país.
La inauguración estaba prevista para tener un tono festivo: música de cumbia y salsa está prevista para una gran celebración en la emblemática Plaza de la Constitución de la Ciudad de Guatemala.
El hecho de que Arévalo llegara a menos de un día de su toma de posesión se debió en gran medida a miles de indígenas de Guatemala, que salieron a las calles el año pasado para protestar y exigir que Porras y sus fiscales respeten la votación del 20 de agosto. Muchos habían pedido su renuncia, pero su mandato no termina hasta 2026 y no está claro si Arévalo podrá deshacerse de ella.
Los fiscales intentaron suspender el partido Movimiento Semilla de Arévalo –una medida que podría impedir que sus legisladores ocupen puestos de liderazgo en el Congreso– y despojar a Arévalo de su inmunidad tres veces.
El viernes, su candidata a vicepresidenta, Karin Herrera, anunció que la Corte Constitucional le había concedido un recurso para anular una supuesta orden de arresto.
Los fiscales han alegado que el Movimiento Seed cometió delitos al recolectar firmas para registrarse como partido años antes, que sus líderes alentaron una ocupación de una universidad pública durante un mes y que hubo fraude en las elecciones. Los observadores internacionales lo han negado.
Una clave fue que Arévalo obtuvo pronto y fuerte apoyo de la comunidad internacional. La Unión Europea, la Organización de Estados Americanos y el gobierno de Estados Unidos exigieron repetidamente respeto al voto popular.
Washington ha ido más allá, sancionando a funcionarios guatemaltecos y a ciudadanos privados sospechosos de socavar la democracia del país.
El jueves, el subsecretario de Estado de Estados Unidos para el Hemisferio Occidental, Brian A. Nichols, dijo que la agresión hacia Arévalo probablemente no terminará con su toma de posesión.
Bajo el gobierno de Porras, los fiscales y jueces del país que lideraron ese esfuerzo se han convertido en objetivos, lo que ha obligado a decenas a huir del país o ser arrestados.