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- 04/01/2024 00:00
- 03/01/2024 17:49
Los temores a una extensión regional del conflicto entre Israel y Hamás se multiplicaron el miércoles tras una doble explosión que dejó más de 100 muertos en Irán y la muerte del número dos del movimiento islamista palestino la víspera en Líbano.
Al menos 103 personas murieron en la República Islámica, en un ataque calificado de “atentado terrorista” por las autoridades, cerca de la tumba del general Qasem Soleimani, asesinado por un dron estadounidense en Irak en 2020.
Las explosiones tuvieron lugar cerca de la mezquita Saheb al Zaman, en la ciudad de Kermán (sur), cuando una multitud conmemoraba el cuarto aniversario de la muerte del general.
Soleimani era el encargado de las operaciones exteriores de los Guardianes de la Revolución, el ejército ideológico de Irán.
El ataque, que aún no ha sido reivindicado, se produce en un momento de gran tensión en oriente medio, un día después de que el número dos de Hamás, Saleh Al Aruri, aliado de Irán, muriera en un bombardeo con dron en Beirut, que las autoridades libanesas atribuyeron a Israel.
El portavoz del ejército israelí, Daniel Hagari, afirmó el martes que las tropas estaban “en un estado de alerta muy elevado” y preparadas “para cualquier escenario”.
Israel e Irán mantienen relaciones muy tensas desde hace mucho tiempo. El inicio de la guerra entre Israel y el movimiento islamista Hamás en la franja de Gaza recrudeció las tensiones con los grupos respaldados por Irán en Líbano, Irak, Siria y Yemen.
El conflicto en Gaza estalló el 7 de octubre, tras el ataque de comandos islamistas en el sur de Israel, que dejó cerca de 1.140 muertos, en su mayoría civiles, según un recuento de AFP basado en cifras oficiales israelíes.
Los combatientes también tomaron unos 250 rehenes, de los cuales 129 siguen en Gaza, según las autoridades israelíes.
Tras el ataque, Israel prometió “aniquilar” a Hamás y lanzó una ola de bombardeos y una ofensiva terrestre que ha dejado al menos 22.313 muertos, en su mayoría mujeres y menores de edad, según el Ministerio de Salud del territorio palestino, gobernado por el grupo islamista desde 2007.
Un movimiento “cuyos líderes y fundadores caen como mártires por la dignidad de nuestro pueblo y nuestra nación, nunca será vencido”, afirmó el líder de Hamás, Ismail Haniyeh, tras la muerte de Aruri en Beirut.
Israel, Estados Unidos y la Unión Europea consideran al grupo islamista como una organización “terrorista”.
El movimiento chií libanés Hezbolá prometió venganza y calificó la muerte como “un grave ataque contra Líbano (...) y un grave acontecimiento en la guerra entre el enemigo y el eje de resistencia”, expresión que designa a Irán y sus aliados regionales hostiles a Israel.
“Este crimen no quedará sin respuesta o impune”, añadió Hezbolá, cuyo secretario general, Hassan Nasrallah, debe pronunciar un esperado discurso este miércoles.
El primer ministro libanés, Najib Mikati, afirmó por su parte que la muerte del número dos de Hamás “busca arrastrar a Líbano” a la guerra.
Para la experta Maha Yahya, directora del Carnegie Middle East Center con sede en Beirut, “el riesgo de escalada es importante, pero Hezbolá se esfuerza por evitar ser arrastrado en un conflicto”.
Los intercambios de disparos entre Israel y Hezbolá se habían intensificado en la frontera israelo-libanesa, pero es la primera vez que un bombardeo alcanza el sur de la capital libanesa desde el comienzo del conflicto.
El primer ministro de la Autoridad Palestina, Mohamed Shtayyeh, advirtió a su vez de los “riesgos y consecuencias” del asesinato.
Israel ha dado a conocer las muertes de otros comandantes y cargos de Hamás en Gaza, pero Aruri es el más importante hasta ahora.
Tras su muerte, numerosos palestinos protestaron en las calles de Ramala, en Cisjordania ocupada.