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- 26/09/2024 00:00
- 25/09/2024 20:18
Israel anunció el miércoles que preparaba una “posible” ofensiva terrestre en Líbano, tras varios días de bombardeos contra posiciones del movimiento islamista Hizbulá en una escalada que puede conducir a una “guerra total” en Medio Oriente, según advirtió el presidente estadounidense Joe Biden.
“Se puede oír los aviones desde aquí; estamos atacando todo el día. Tanto para preparar el terreno ante una posible entrada, como para seguir atacando a Hizbulá”, declaró el jefe de las Fuerzas Armadas israelíes, el teniente general Herzi Halevi, ante una brigada de tanques, indicó un comunicado castrense.
“Su entrada allí con fuerza (...) mostrará [a Hizbulá] lo que es encontrarse con una fuerza de combate profesional”, añadió.
El Ejército israelí anunció anteriormente la movilización de dos brigadas de reserva y su despliegue en el norte del país, para “continuar el combate” contra Hizbulá.
Biden consideró, poco después de esos anuncios, que “una guerra total es posible”, aunque también aseguró, en declaraciones a la cadena ABC, que “todavía está en juego la oportunidad de llegar a un acuerdo que podría ser un cambio fundamental para toda la región”.
Por el momento, Israel, que afirma que su ofensiva busca asegurar el regreso a sus hogares de los habitantes del norte desplazados por los enfrentamientos con Hizbulá, bombardeó por tercer día consecutivo el sur y el este de Líbano, dos bastiones de la formación chiita Hizbulá respaldada por Irán.
Al menos “51 personas murieron y 223 resultaron heridas” en varios bombardeos el miércoles, que también tuvieron como objetivo pueblos situados fuera de los bastiones del movimiento, indicó el ministro de Salud libanés, Firass Abiad.
Más de 90.000 personas se vieron forzadas desde el lunes a abandonar sus hogares en Líbano a causa de los ataques israelíes, informó la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), una agencia de la ONU.
El Ejército israelí indicó que en ese periodo había bombardeado “más de 2.000” posiciones de Hizbulá, incluyendo “varios cientos” el miércoles.
El lunes, los primeros ataques israelíes masivos en Líbano mataron a 558 personas e hirieron a más de 1.800, según las autoridades libanesas, la cifra más alta en un día desde el final de la guerra civil en el país (1975-1990).
Desde octubre, un total de 1.247 personas, en su mayoría civiles, murieron en Líbano en el marco de los enfrentamientos entre Hizbulá e Israel, según la misma fuente.
Nur Hamad, una estudiante de 22 años de Baalbek, describió este miércoles el “clima de terror” desde que empezaron los bombardeos en los alrededores de la ciudad.
“Pasamos cuatro o cinco días sin dormir, sin saber si nos íbamos a despertar por la mañana. Los niños tienen miedo, los adultos también”, dijo.
En Maaysara, en una región montañosa a unos 30 kilómetros al norte de Beirut, un fotógrafo de AFP vio una casa casi completamente destruida, donde los rescatistas removían los escombros.
Los muertos “eran civiles que habían evacuado sus hogares” en el sur de Líbano, declaró Fátima, residente del pueblo.
El jefe de la UNRWA, la agencia de la ONU para los refugiados palestinos, Philippe Lazzarini, teme que Líbano se convierta en una nueva franja de Gaza, donde un conflicto enfrenta a Israel con el movimiento islamista palestino Hamás desde el 7 de octubre de 2023.
También el papa Francisco denunció en el Vaticano la “terrible escalada” en Líbano, calificándola de “inaceptable”.
“Estamos asestándole a Hizbulá golpes que nunca imaginó. Lo estamos haciendo con fuerza y astucia. Les puedo prometer algo: no descansaremos hasta que [los desplazados del norte] regresen a sus hogares”, afirmó el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
Hizbulá prometió seguir atacando a Israel “hasta el final de la agresión en Gaza”.
Además de la ola de explosiones de dispositivos de transmisión de Hizbulá la semana pasada, atribuidas a Israel, un ataque israelí el 20 de septiembre en los suburbios del sur de Beirut diezmó a la unidad de élite del movimiento.
El guía supremo iraní, el ayatolá Ali Jamenei, afirmó que los recientes asesinatos en Líbano de varios jefes de Hezbolá por Israel no lograrán “poner de rodillas” al movimiento.
La guerra en Gaza fue desencadenada por el ataque de Hamás que dejó 1.205 muertos en Israel, en su mayoría civiles, según un recuento de AFP basado en cifras oficiales israelíes que incluye a los rehenes que murieron o fueron asesinados en cautiverio en Gaza.
De las 251 personas secuestradas, 97 siguen en Gaza, 33 de las cuales han sido declaradas muertas por el ejército.
En represalia, Israel lanzó una ofensiva en la franja de Gaza que ha dejado hasta el momento 41.495 muertos, la mayoría civiles, según datos del Ministerio de Salud del gobierno de Hamás, considerados fiables por la ONU.