Este viernes 20 de diciembre se conmemoran los 35 años de la invasión de Estados Unidos a Panamá. Hasta la fecha se ignora el número exacto de víctimas,...
- 21/09/2015 02:00
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A Turquía, para entenderla en cualquier forma, hay que mirarla primero. Tomar un mapa y observar detenidamente que se trata de un país situado en Asia Menor, estratégicamente entre Europa, Medio Oriente, el Cáucaso y Asia Menor. Son las grandes zonas geográficas que la rodean, la cruzan y la presionan. Comparte fronteras con muchas naciones, por mencionar unas pocas para dimensionar su papel actual en las áreas de alta conflictividad, sus fronteras con Irak e Irán, con Grecia y Siria, son fronteras claves para dimensionar su importancia. Pero por su estratégica geografía hay que volver la mirada a su capital, Ankara, una especie de ‘punto ciego' entre los intereses políticos y militares entre Occidente y Medio Oriente.
Esta semana (23-septiembre) Europa ha convocado a otra cumbre para atender la migración de refugiados sirios. El gobierno de Ankara, del presidente Raccep Endorgan, es como andar a tientas. Sus vecinos fronterizos y los mares que toca la convierten a Turquía en neurálgico para los intereses militares de la OTAN en las últimas décadas, especialmente para las reversiones geopolíticas de Estados Unidos, Rusia y China. No en balde Turquía es miembro no sólo de la OTAN, sino también de la Conferencia Islámica y T-6 (seis países turcófonos), es miembro –islámico- de la Unión Europea, y, desde 1996, mantiene varios acuerdos vinculantes militares con Israel. Únicamente en materia de seguridad Ankara es un cóctel explosivo.
Resulta preocupante que se conozca que Riad y Ankara, según informes obtenidos por la RT-Nóvosti, sean los gobiernos que hayan estado detrás de la olas migratorias hacia Europa, transformando las migraciones masivas en la gran crisis humanitaria. Con estas maniobras Ankara descomprime las migraciones de las fronteras naturales hacia rutas europeas. Un punto ciego en política exterior para Occidente que busca desesperadamente una salida ‘humanitaria'. Pero, curiosamente, también beneficia al Estado Islámico (EI).
Aquí es necesario hacer un alto para recordar toda la información que existe sobre la ‘alianza económica y financiera' entre la rica Riad con los rebeldes que combaten a Al-Assad en Damasco, que hacen que enemigos y amigos se alíen en un mar de estiércol donde se une la política contra Damasco, la débil economía de Ankara y la válvula siniestra de escape hacia otras fronteras.