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- 28/07/2023 00:00
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En 2015, Samuel Pérez y Andrea Reyes eran dos estudiantes universitarios, quienes movidos por la indignación, se unieron a las manifestaciones contra la corrupción en Guatemala. Tan solo siete años después, ambos buscan enfrentar al sistema reinante desde su interior, como congresistas.
Samuel estudiaba Economía y Andrea cursaba Derecho cuando se conocieron en la Plaza de la Constitución, en el centro de la capital guatemalteca, durante las históricas e inéditas protestas de 2015, que llevaron a la caída del Gobierno de Otto Pérez Molina (2012-2015) por una trama de corrupción.
Lo que inició como "una forma de canalizar la indignación y organizarse entre estudiantes", según explica Samuel, se convirtió en el Movimiento Semilla, un partido progresista que en las elecciones del pasado 25 de junio ganó 23 diputaciones para el periodo 2024-2028, convirtiéndose en la mayor fuerza legislativa de izquierda en la historia del país.
Aquellos masivos plantones frente al Palacio Nacional de la Cultura, sede del Gobierno, se convirtieron en los cimientos para que un grupo de jóvenes buscará "un cambio que permita bajar al régimen de corrupción", recuerda Andrea.
Samuel tenía 23 años en aquel momento y Andrea 25. Hoy, el economista está por cumplir su primer periodo en el Congreso, a la espera del segundo, mientras que la abogada se estrenará como diputada a partir del próximo 14 de enero gracias a los sorpresivos resultados de los comicios del 25 de junio.
EL INICIO DE LA AVENTURA EN 2015
En medio de la efervescencia de las manifestaciones de 2015, un profesor universitario invitó a Samuel a participar en las reuniones de un grupo de reflexión llamado Semilla, donde académicos discutían sobre la agitada coyuntura guatemalteca y los alcances que la corrupción y la impunidad tenían en el Estado.
"Siempre tuve inquietud por participar", cuenta el economista a EFE, graduado de la universidad privada jesuita Rafael Landívar, donde presidió la asociación de estudiantes.
Andrea, por su parte, estaba por licenciarse como abogada en la misma universidad y como resultado de aquellas protestas fundaron con Samuel el colectivo denominado "Landivarianos", un grupo de expresión estudiantil que sigue vigente en la casa de estudios.
Samuel y otros integrantes de grupo de reflexión, quienes se reunían en una librería de la capital guatemalteca, impulsaron con otros compañeros la idea de "formar un partido político", recuerda el economista.
Fue así como se dio paso a la formación del Movimiento Semilla, un partido progresista inscrito oficialmente ante las autoridades en 2018, conformado principalmente por mujeres, académicos y estudiantes.
"Sin las jornadas de protesta en la plaza de 2015, muchos de nosotros no nos hubiéramos organizado y hoy no tendríamos la posibilidad de hacer cambios para el país y hacerle frente al régimen que mantiene sumidos en la pobreza a tantos y que obliga migrar a miles de guatemaltecos", reflexiona Andrea.
EN CONTRA DEL SISTEMA
Contra todas las encuestas, el Movimiento Semilla sorprendió en las elecciones de junio pasado al obtener 23 diputaciones y colarse a la segunda vuelta presidencial de la mano de su candidato, el académico Bernardo Arévalo de León, a quien los sondeos colocaban en séptima u octava posición.
Desde entonces, la agrupación política se ha visto perseguida penalmente por el Ministerio Público (Fiscalía), cuya cúpula, sancionada por Estados Unidos bajo cargos de corrupción, pretende evitar que Semilla continúe en la contienda política y llegue al poder.
"Nosotros representamos los intereses de la gente y por eso nos quieren sacar. Tienen miedo, porque con nosotros gobernando será difícil que ellos sigan impunes", explica Andrea.
La opción de Semilla llega después de casi 40 años de Gobiernos conservadores y plagados de corrupción desde la implantación de la era democrática en 1986, lo que ha llevado, en opinión de los miembros del partido, al hartazgo de la población.
"Ellos (los corruptos) no van a volver a ganar", avisa Samuel.
"Pueden cancelar el partido, y vamos a armar otro. Pueden intentar llevarnos presos, y habrá más gente. Ellos (los corruptos) no tienen la mayoría que antes capturaban en las urnas, porque hay un pueblo activo que no va a permitir nunca más regresar al pasado", sentencia el diputado.