Santos: la paz parecía un sueño imposible

Actualizado
  • 11/12/2016 01:00
Creado
  • 11/12/2016 01:00
Juan Manuel Santos recibo ayer el premio Nobel de la Paz e hizo un llamado ‘urgente' a cambiar la estrategia en lucha contra las drogas

El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, llamó ayer a todo su país a construir una paz ‘estable y duradera' al recibir el Nobel de la Paz en Oslo, un premio que dedicó en especial a las víctimas del conflicto armado.

En un discurso en castellano y plagado de citas variadas, desde Gabriel García Márquez a Bob Dylan, quiso acordarse de los ‘más de 8 millones de víctimas y desplazados' y ‘más de 220 mil mujeres, hombres y niños que, para nuestra vergüenza, han sido asesinados'.

DIALOGOS DE PAZ

Triunfo de la justicia y la reconciliación

Santos defendió en su discurso la ‘urgente necesidad' de replantear la estrategia en la lucha contra las drogas a nivel internacional, recordando también a ‘Gabo', ‘mi aliado en la búsqueda de la paz'.

Colombia debe disfrutar su segunda oportunidad en ‘la nueva y arrasadora utopía de la vida'.

La apuesta por el diálogo y la reconciliación fueron centrales en el discurso previo de la líder del Comité Nobel noruego, Kaci Kullmann Five, leído por la vicepresidenta de este organismo, Berit Reiss-Andersen, debido a la ausencia por enfermedad de la primera.

La concesión del Nobel a Santos, de quien elogió su ‘valentía y resistencia políticas', quiso premiar su tarea, pero también apoyar un proceso que estaba ‘bajo peligro inminente', y es un ‘homenaje' a todas las partes, incluidas las FARC, afirmó Reiss-Andersen.

Santos pidió luego a las siete víctimas presentes en la ceremonia celebrada en el ayuntamiento de Oslo e invitadas por él mismo que se levantaran para recibir una de las mayores ovaciones del día. De pie, y varios de ellos con las manos entrelazadas, Pastora Mira García, Leiner Palacios, Liliana Pechené, Fabiola Perdomo, Ingrid Betancourt, Clara Rojas y Héctor Abad Faciolince escucharon emocionados un reconocimiento que se prolongó más de medio minuto.

A Palacios -superviviente de la matanza de Bojayá en 2012, en un combate entre las FARC y los paramilitares- lo puso como ejemplo de las víctimas, que han apostado por la reconciliación mientras ‘muchos que no han sufrido en carne propia el conflicto se resisten a la paz'.

‘La guerra que causó tanto sufrimiento y angustia a nuestra población, a lo largo y ancho de nuestro bello país, ha terminado', dijo Santos, premiado por sus ‘esfuerzos decididos' para acabar con el conflicto apenas cinco días después del triunfo del no en el plebiscito sobre el primer acuerdo con la guerrilla en octubre.

El mandatario resaltó que ese galardón fue un ‘regalo caído del cielo'; como ‘el viento de popa que nos impulsó para llegar a nuestro destino: ¡el puerto de la paz!', manifestó para reconocer que el Nobel contribuyó de forma esencial a que Colombia hiciera ‘posible lo imposible' y que un segundo pacto negociado fuera aprobada por las dos cámaras.

El proceso colombiano muestra precisamente, a su juicio, que si se persevera la paz es posible, incluso en lugares como Siria, Yemen o Sudán del Sur. Santos elogió a los países que han apoyado las conversaciones, sobre todo a Noruega -garante con Cuba del proceso-, pero también a las Fuerzas Armadas y a quienes negociaron directamente. ‘Y me refiero tanto a los negociadores del Gobierno como a los de las FARC -mis adversarios-, que demostraron una gran voluntad de paz. Yo quiero exaltar esa voluntad de abrazar, de alcanzar la paz, porque sin ella el proceso hubiera fracasado', concedió.

Ningún miembro de la guerrilla estuvo en Oslo para evitar problemas por su situación legal en Colombia, había explicado Santos la víspera en rueda de prensa, aunque sí estuvo su asesor jurídico en las negociaciones, el español Enrique Santiago.

A la ceremonia en el ayuntamiento de Oslo, decorado con flores colombianas, sí asistieron en cambio el jefe del equipo del Gobierno que negoció con las FARC, Humberto de la Calle, y el Alto Comisionado de Paz, Sergio Jaramillo, además de los expresidentes de Colombia, Ernesto Samper, y España, Felipe González.

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