Megacárcel a 250 kilómetros de la costa, la nueva medida de Honduras para eliminar la violencia

Una cárcel en el Archipiélago de las Islas del Cisne es la nueva estrategia del gobierno hondureño para combatir la violencia dentro y fuera de las cárceles del país. Tomando el ejemplo de El Salvador la mandataria de Honduras, Xiomara Castro, anunció la construcción de la primera colonia penitenciaria insular en el país y el hemisferio occidental.

Se planea que en el nuevo reclusorio habiten 2,000 de los pandilleros más temidos de Honduras. Estarán a 250 kilómetros de la costa, inhabilitados del contacto exterior y sin ser capaces de dirigir operaciones en sus bandas delincuenciales desde el encarcelamiento.

“Es lo más lejos que pueden estar, por lo que estos líderes de pandillas sienten la presión una vez que están en la isla. La idea es que pierdan el contacto con todo, el contacto con toda la sociedad y realmente puedan pagar por sus crímenes”, explicó José Jorge Fortín, jefe de las fuerzas armadas de Honduras a la agencia de noticias AP.

A pesar de que todavía no se conocen más detalles sobre la nueva cárcel, el Gobierno hondureño planea poder retomar el control de los centros penitenciarios y aliviar la sobrepoblación en los mismos con esta nueva medida.

“He tomado medidas para darles seguridad ante el brutal y despiadado ataque terrorista a que están sometidos por los matones a sueldo entrenados y dirigidos por los cabecillas del narcotráfico que opera impunemente”, señaló Xiomara Castro, en un tuit el pasado mes de junio, en su cuenta oficial de Twitter.

En el primer trimestre de 2023 se registraron 710 homicidios en Honduras, de acuerdo con los datos preliminares de la Subsecretaría de Seguridad en Asuntos Policiales del país. A diferencia de otros años, el nivel de delincuencia ha disminuido en lo que va del año, todavía existen niveles preocupantes de violencia en la nación centroamericana.

Esto lo prueba la masacre que se dio a finales del mes pasado en la cárcel de mujeres, en la cual 46 reclusas fueron asesinadas al ser calcinadas y tiroteadas en un enfrentamiento entre las pandillas enemigas de la Mara Salvatrucha y Barrio 18.

El incidente llevó a las autoridades hondureñas a reforzar la seguridad dentro y fuera de las cárceles con la realización de operativos y confiscación de armas, teléfonos satelitales, granadas y droga, entre otros objetos en los centros penitenciarios, siendo la construcción de la megacárcel la última medida anunciada por el gobierno del país centroamericano.