La República de las Islas Marshall ha creado su primer santuario marino para proteger dos ecosistemas vírgenes alrededor de los atolones Bikar y Bokak,...
- 20/07/2010 02:00
- 20/07/2010 02:00
HINGTON. Desde los ataques terroristas del 11 de septiembre del 2001, las actividades de espionaje en Estados Unidos han crecido tanto que se han vuelto difíciles de manejar, al punto que nadie sabe realmente cuánto cuestan ni cuánta gente participa en ellas, y sobre todo, si son eficientes, reveló ayer el diario The Washington Post.
El informe revela que en EEUU hay 1.271 organizaciones gubernamentales —y 1.931 compañías privadas— dedicadas a programas relacionados con el contra-terrorismo, la seguridad nacional y los servicios de inteligencia en más de 10.000 puntos del país.
La investigación, que tardó dos años en completarse, estima que el sector emplea a 854.000 personas, casi 1,5 veces la población de la ciudad de Washington.
CAMBIO DRAMÁTICO
En la capital del país y sus alrededores, además, existen unos 33 edificios dedicados al trabajo de seguridad e inteligencia —clasificado como de alto secreto— y las dependencias destinadas a este fin ocuparían el equivalente a 3 Pentágonos o 22 veces los edificios del Capitolio.
Según afirma el corresponsal de seguridad de la BBC, Nick Childs, no hay ninguna duda de que los sistemas de vigilancia e inteligencia cambiaron de forma dramática a partir de los ataques del 11 de septiembre.
El informe afirma que, por ejemplo, la Agencia de Inteligencia de Defensa del Pentágono pasó de tener 7.500 empleados en 2002 a 16.500 hoy en día.
El presupuesto de la Agencia de Seguridad Nacional, encargada de las escuchas furtivas, se dobló en el mismo período. Y las 35 Unidades de Fuerza de Tareas Conjuntas para el Terrorismo de la Oficina de Investigación Federal, FBI, se convirtieron en 106.
¿MÁS SEGURIDAD?
El crecimiento ha sido exponencial. Pero ¿ha traído más seguridad?
Según el informe, la comunidad de inteligencia estadounidense podría estar fallando en unir los cabos sueltos y sacar conclusiones de las distintas pistas que ofrecen las múltiples agencias.
El sistema se enfrenta a la dificultad de contar con demasiadas organizaciones que se solapan en las tareas y se ocupan de las mismas cuestiones.
Y cita el ejemplo de las 51 agencias o programas dedicados a analizar el flujo de dinero que proviene de redes terroristas.
El complejo sistema de inteligencia no habría podido evitar, asegura el periódico, intentos de atentado como el ocurrido en la famosa Times Square de Nueva York o el que tuvo lugar en un vuelo a Detroit la pasada Navidad.
En este último caso fue el compañero de asiento del atacante quien impidió la culminación del ataque y no el sofisticado sistema de inteligencia.
Según el informe, en el Departamento de Defensa, que gestiona más de los dos tercios de los programas de inteligencia, solo un puñado de oficiales superiores —conocidos como los ‘Superusuarios’— poseen la capacidad de estar al tanto de todos los proyectos que hay en marcha.
Pero dos de ellos confesaron de forma anónima al periódico que se veían sobrepasados por la cantidad de información disponible. ‘No viviré el tiempo suficiente para que se me informe de todo lo que ocurre’, declaró uno.