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- 03/02/2015 01:00
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Contrariamente a lo que sugieren los titulares, lo más importante de la iniciativa del presidente Barack Obama para normalizar las relaciones con Cuba no será la apertura de embajadas, ni una posible avalancha de turistas estadounidenses a la isla, sino si el régimen cubano aceptará la ayuda estadounidense para expandir el acceso a internet. En su anuncio del 17 de diciembre sobre el inicio de las negociaciones para restablecer las relaciones diplomáticas plenas con Cuba, Obama dijo que uno de los principales propósitos de su nueva política hacia la isla es ayudar a conectar al pueblo cubano con el resto del mundo. Con ese objetivo, Washington eliminará varias regulaciones que impedían a las empresas estadounidenses exportar teléfonos inteligentes, software de internet, y otros equipos de telecomunicaciones, dijo. Pero a juzgar por lo que me dicen varios visitantes que acaban de regresar de la isla — más sobre esto en un momento — hay buenas razones para ser escépticos de que el régimen cubano permitirá que esto suceda.
Cuba tiene la tasa de penetración de internet más baja de América Latina, y una de las más bajas del mundo. Solo el cinco por ciento de los cubanos tiene acceso a internet sin restricciones, de acuerdo al reciente estudio ‘La libertad en la Red’ de la organización Freedom House, con sede en Washington. El régimen cubano ha venido afirmando durante mucho tiempo que no puede expandir internet en la isla debido al embargo comercial de Estados Unidos. Según el gobierno, la penetración de internet en la isla es del 25.7 por ciento, pero la mayor parte de eso consiste en un sistema de intranet censurado, que principalmente permite el acceso a correos electrónicos domésticos, una versión del gobierno cubano de Wikipedia y sitios web cubanos simpatizantes del régimen. Además, el único proveedor de servicios de internet en Cuba es el gobierno.
Rubens Barbosa, ex embajador de Brasil en Washington y Londres y actual director de relaciones internacionales de la poderosa asociación de industriales FIESP de Brasil, es una de varias personas que afirma que es muy poco probable que el gobierno cubano permita una mayor penetración de internet en la isla. Al regresar de una visita de una semana en La Habana, durante la cual se reunió con funcionarios cubanos y diplomáticos extranjeros, Barbosa escribió en el diario brasileño O Estado de Sao Paulo y me dijo en una entrevista posterior que ‘lo primero que llama la atención a cualquier visitante es la resignación de la población ante sus limitadas condiciones de vida’. ‘Hay escasez de alimentos y de casi todo lo demás, de servicios, de transporte, de vivienda, con hasta tres generaciones de una misma familia compartiendo pequeños apartamentos en edificios precarios’, dice Barbosa. ‘Hay una sumisión política pacífica, impugnada por una minoría sin importancia en la práctica’.
En cuanto a las negociaciones de normalización entre Estados Unidos y Cuba, Barbosa dice que ‘Cuba solo permitirá el aumento de las inversiones extranjeras en aquellas áreas en las que el gobierno cubano está interesado, que son el turismo, el petróleo, las energías renovables, la biotecnología y los alimentos’. Las inversiones para ampliar el acceso a internet no están en la lista. Al igual que China y Vietnam, Cuba se ha embarcado en una ‘apertura gradual de la economía dentro de las áreas que son de interés del Estado, con un rígido control político del partido y del ejército’.
Mi opinión: Si Obama realmente quiere demostrar que — además de pasar a la historia como el presidente que abrió las relaciones con Cuba — quiere cumplir con su promesa de tratar de iniciar un proceso de cambios en la isla, debería colocar el aumento de exportaciones de teléfonos inteligentes y tecnología de internet en el centro de su agenda de negociaciones con La Habana. Ni una embajada de Estados Unidos en La Habana, ni un millón de turistas estadounidenses que vayan a tomar sol a la playa de Varadero todos los años, ni una avalancha de exportaciones estadounidenses de materiales de construcción, ayudarán a sacar al pueblo cubano de su encierro, y de su atraso.
Millones de turistas extranjeros — incluyendo casi dos millones de canadienses y europeos el año pasado — han visitado la isla en años recientes, y casi todo el mundo negocia con Cuba sin problemas, sin que eso haya ayudado mucho a ampliar las libertades fundamentales o sacar a la isla de su pobreza crónica.
En las próximas rondas de las negociaciones, Washington debería centrarse en internet. Y si Cuba no quiere hablar del tema, Estados Unidos y los países latinoamericanos deberían denunciar al régimen cubano por lo que es: una dictadura militar a la que ya se le acabaron las excusas para seguir prohibiendo el acceso a internet en la isla.
COLUMNISTA