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- 25/08/2021 00:00
- 25/08/2021 00:00
"Los niños comen puro arroz, fideos y pan, ¿de qué buena alimentación hablamos?", dice a Efe María Tapia, dirigente del campamento Manuel Bustos de Valparaíso, el asentamiento informal más grande de Chile que a la fecha entrega cerca de mil raciones semanales en las ollas comunes, instancia que busca resolver una necesidad básica de la población: comer.
El problema encuentra una contracara en la obesidad, que creció de forma abultada en Chile en los últimos años hasta situarse entre los peores países de América.
Naciones Unidas reportó este año que 600.000 personas en el país sufrieron hambre entre 2018 y 2020, mismo periodo en el que 3,4 millones tuvieron dificultades para satisfacer sus necesidades alimentarias; la crisis económica, profundizada por la pandemia, agravó la obesidad en el país -al 25,4 % en niños- y generó, además, focos de malnutrición por déficit que afectan a 19.000 niños y adolescentes.
Según el Mapa Nutricional 2020 publicado por la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas (Junaeb), estudio en el que participaron 8.440 establecimientos educacionales, la desnutrición infantil en Chile tuvo una variación de 0,8 % y el retraso en talla incrementó en 1,6 %, cifras marginales pero que, según expertos, requieren acción inmediata por los riesgos que suponen a futuro.
MALNUTRICIÓN Y DESIGUALDAD
"Si tú quieres comer sano, el precio de la verdura se fue por las nubes, lo mismo con la carne, que casi no se puede comprar", afirmó Tapia a Efe.
El director del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) de la Universidad de Chile, Francisco Pérez, dijo a Efe que el problema está directamente relacionado con la desigualdad y que los segmentos más pobres "se ven obligados a escoger alimentos baratos".
Y es que en Chile una dieta saludable resulta cinco veces más cara que una suficiente según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), y casi un tercio de la población no es capaz de costearla según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
Otro factor que alteró las pautas alimenticias de los más jóvenes fue el cierre de escuelas producto del confinamiento, espacio donde se les entregaban desayuno, almuerzo y colación y que cambió a la disposición de cajas con suministros cada 15 días que pueden diluirse en el grupo familiar.
LAS DOS CARAS DE UN MISMO PROBLEMA
"La desnutrición ciertamente aumentó, pero en absoluto tuvo el incremento sostenido que ha tenido la obesidad en Chile en los últimos 20 años", explicó Pérez.
El doctor en ciencias biológicas aseguró que pensando en un "cambio estructural" en salud pública, la obesidad es la "principal preocupación", en tanto genera enfermedades no transmisibles atribuibles a la dieta -como hipertensión o diabetes-, vinculadas a un alto porcentaje de los fallecimientos en Chile.
"Nosotros hemos jugado desde 2015 a la fecha entre el primer y tercer lugar en la OCDE para obesidad y sobrepeso en mayores de 15 años, en 2016 fuimos terceros, 2019 primeros, ahora 2020 bajamos al segundo, pero estamos con México y EE.UU y el problema es gravísimo", señaló.
Sin embargo, agregó, el país debe estar atento a la evolución del índice de desnutrición, que si bien es uno de los más bajos de América Latina y el Caribe, sus consecuencias pueden ser profundas.
La representante de la Oficina Regional para América Latina y el Caribe de la FAO, Eve Crowley, dijo a Efe que la gravedad del problema pasa porque un "retraso en talla y desnutrición socava el crecimiento típico de niños y niñas, además de su desarrollo cognitivo y capacidad de aprendizaje, lo que impacta a lo largo de la vida".
DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
Actualmente, Chile vive un proceso político en el que una convención, cuyos 155 integrantes fueron electos en mayo pasado, es la encargada de redactar una nueva Carta Fundamental para el país.
Según Crowley, se trata de un momento propicio para "reconocer el derecho humano a la alimentación adecuada en la Constitución Política de la República".
"Este derecho a la alimentación no solo se trata de que haya alimentos en la mesa, sino que estos alimentos sean suficientes en cantidad, diversidad y calidad, precisamente para evitar llenar el sistema de salud con enfermedades no transmisibles a consecuencia de un derecho no garantizado por el Estado", explicó a Efe.