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Tras un 'impeachment' que naufragó desde el inicio, Trump encara la reelección
- 08/02/2020 00:00
- 08/02/2020 00:00
Sin sorpresas y con un predecible desenlace, el presidente estadounidense, Donald Trump, fue absuelto este miércoles por el Senado de las acusaciones por abuso de poder y obstrucción de la justicia, superando así un proceso de impeachment que desde el principio estuvo destinado a naufragar.
Casi como un guión prescrito, los republicanos impusieron su mayoría en la Cámara Alta del Congreso desestimando los dos cargos contra el mandatario y marcando un durísimo revés para los demócratas a menos de nueves meses de las elecciones presidenciales este 3 de noviembre.
“La caza de brujas empezó desde el día que bajé de las escaleras (al lanzar la campaña presidencial en 2015), y nunca terminó realmente (...) han sido los filtradores (de información), los mentirosos y los policías sucios (que han ido en mi contra)”, dijo un Trump henchido de sí mismo un día después de conocerse la noticia y reafirmando como “perfecta” la polémica llamada con el presidente ucraniano, en la que pidió que investigaran a sus rivales políticos supuestamente a cambio de ayudas militares, incidente que desencadenó el juicio.
Pedir algún tipo de apoyo a personas o entidades extranjeras para incidir en un proceso electoral es un delito de acuerdo a la legislación estadounidense.
En un tono crudo y triunfalista, Trump ofreció el jueves su discurso sobre las cenizas de un juicio político que evidenció, no solo la polarización que vive Estados Unidos sino también el fracaso de una arriesgada estrategia que regresa como un búmeran en contra del Partido Demócrata.
Dadas las pocas probabilidades de éxito del juicio desde el inicio, ante la mayoría republicana en el Senado, en la práctica el impeachment se disputaría en la opinión pública y en la percepción de los votantes más que en los pasillos del Congreso. Una movida, que al menos en el papel, los demócratas calcularon les ayudaría a sacar ventaja en un año electoral, pero resultando lo contrario: un Trump fortalecido.
Para Pedro Rodríguez, profesor de relaciones internacionales de la Universidad Pontificia Comillas, ni siquiera en el terreno de lo mediático el magnate inmobiliario sufrió muchos problemas.
“Hasta ahora en todo lo que ha ocurrido le ha ido bien. El juicio político no ha sido seguido por la opinión pública. Es más, ha conseguido generar entusiasmo en sus bases. Eso es lo que él quería y lo que necesitaba. La gente que le odia ahora, ya le odiaba antes, y la que lo respalda, lo seguirá respaldando”, reflexiona Rodríguez.
La apuesta demócrata no solo falló en la falta de los votos necesarios para destituir a Trump, el solo hecho de que los republicanos controlaran en bloque y sin fisuras el Senado complicaba el curso mismo del juicio, al ser estos a quienes les correspondía legalmente fijar las normas del proceso.
Con una votación de 53 a 47, definieron los marcos del impeachment, acortando el tiempo para desarrollar el mismo, además de limitar la presentación de pruebas y testigos.
Aunque el propio presidente admitiera las llamadas en las que “presionó” a un gobierno extranjero para beneficiarse, varios testigos confirmaron cómo el mandatario condicionó ayudas federales a los ucranianos para investigar a rivales políticos, sumado a que Trump prohibiera a sus asesores testificar. El desarrollo y resultado del juicio pareció siempre estar marcado por los tiempos electorales más que la búsqueda de justicia.
Una lectura compartida por el analista internacional Pedro Pablo Gómez: “el juicio político (...) ha resultado en realidad una pantomima entre los intereses de los partidos Demócrata y Republicano en sus afanes para las próximas elecciones (...) para nadie es un secreto que al final el senado con mayoría republicana impediría la lógica condena de la persona que ha roto todos los récords de mentiras dichas por un presidente”.
El expedito proceso terminó con una absolución que a juicio de la Casa Blanca comprueba cómo Trump siempre fue un “perseguido” que se “enfrenta” ante el establishment corrupto de Washington.
Surgido de los reality shows, Trump y su equipo entendieron mucho antes de que se planteara el juicio que la disputa no estaba simplemente en las instituciones, sino en la percepción de millones de estadounidenses que respaldan o aborrecen su presidencia.
De acuerdo con una encuesta de Gallup publicada este martes, un 49% de los encuestados mostró su respaldo al mandatario.
“(Ellos) no van por mí, van por ti (...) yo solo estoy en medio”, dijo Trump en Twitter en diciembre pasado, apelando a sus seguidores y mostrándose como una “víctima” del elitismo de Washington, algo irónico al ser su administración la que más ha beneficiado a las grandes fortunas, aprobando enormes recortes fiscales a los multimillonarios y las corporaciones, el 1% que el mandatario afirma combatir.
Pese a la victoria de Trump, este aún tiene un largo camino por recorrer luego de que su dos principales cartas, el mejoramiento de la economía y la construcción de un muro en México contra los inmigrantes, no se han cumplido como lo prometió el mandatario.
Sobre lo primero, Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía, señala que si bien el PIB del país aumentó durante la era Trump, este crecimiento no ha representado una mejora en la calidad de vida de la mayoría.
La reducción en la expectativa de vida durante los primeros dos años de su mandato, teniendo un leve repunte en 2018, mientras la tasa de mortalidad de las personas de mediana edad superó en 2017 los máximos registrados desde la Segunda Guerra Mundial, contrastan, según Stiglitz, con el discurso del “éxito” económico de Trump.
De acuerdo con el Nobel, estos datos “no sorprenden” luego de las políticas de Trump contra el sistema de salud público y los programas de cobertura de seguros: “millones se han quedado sin cobertura, y en solo dos años la proporción de estadounidenses sin seguro médico creció del 10,9% al 13,7%”.
En cuanto al muro, este ha sido la principal frustración del mandatario. Con batallas legales y legislativas en las que no ha podido conseguir los fondos ni las voluntades para su construcción, compensándolo con un endurecimiento de su política migratoria no exenta de polémica con la separación de familias migrantes y la retención de menores en jaulas.
Pero quizá la mayor ventaja para Trump, en este momento, parece ser el enrevesado panorama dentro del Partido Demócrata que mostró su peor rostro tras el caos y demoras en las primarias de Iowa, sumado al archipiélago de candidaturas, los problemas de unidad y la ausencia de un discurso uniforme.
Así las cosas, la falta de una oposición crítica que realmente cuestione los problemas que afectan a los estadounidenses, abre el camino para cuatro años más de Trump en la Casa Blanca.