Integrantes de la caravana migrante en el estado de Chiapas, en el sur de México, denunciaron este jueves 21 de noviembre que las autoridades les bloquearon...
- 27/06/2024 00:00
- 26/06/2024 13:14
Cuando salió el ‘satisfyer’ al mercado, la curiosidad se apoderó de mi cuerpo y me excitó la idea de probarlo, pues fue promocionado como el juguete que revolucionaría la sexualidad femenina. Lo que era una aparente buena noticia para las mujeres, desató incluso la ira de algunos, ante el temor de que las mujeres desplazáramos el sexo o prescindiéramos de los hombres (en caso de sostener relaciones heterosexuales) por un vibrador. Dificulto que esta sea la primera reseña que estén leyendo sobre el succionador, pero si es un juguete que “se las trae” por el tipo de estimulación que produce, pero como todo en la vida, ya sabemos que no se puede abusar de su uso porque se han reportado casos de sobreestimulación y pérdida de sensibilidad del clítoris. El caso es, que si eso causó reacciones, imagino que el último estudio de bondara, una empresa inglesa que comercializa juguetes sexuales, no puede dejar indiferente a nadie. De acuerdo a su estudio “the future of sex reports”, para el 2030 la mayoría de personas tendrán alguna forma de sexo virtual y para el 2050 el sexo con robots podría superar al encuentro humano-humano. Además reportó, algo que no sorprende porque ya está ocurriendo en nuestras narices, que el amor y el acto sexual se separarán cada vez más. Tendremos sexo por puro goce y placer, y nos sentimos tan atraídos a esta idea, que por eso se han creado muchos empredimientos y todo una industria entorno a eso.
La tecnología parece impregnarlo todo y ya vemos que el sexo no escapa de eso. Dificulto que un robot pueda despertar las mismas emociones que un humano, pero si ha de ser tentador decirle a un dispositivo exactamente todo lo que quieres, y puedas controlar todas las variables del acto sexual. Pero también ha de ser aburrido que el sexo se convierta en algo frío y mecánico, alejado de la torpeza que se produce cuando descubrimos al otro, que es lo que lo hace el acto sexual extremadamente poético, incluso cuando algo falla, se gana una nueva sensación. Mientras nos acercamos al 2030, disfrutemos la posibilidad de tener contactos sexuales humanos, porque quizás lo que en algún momento parece normal y cotidiano, en algún momento ya no lo sea. Sin embargo, hay una ventaja competitiva superior del sexo humano sobre el sexo con robots, y es que la tecnología se paga, mientras que el sexo no; bueno, nadie debería tener que pagar por sexo, aunque algunos tristemente lo hagan.