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- 16/09/2024 09:56
- 12/09/2024 11:30
En el corazón de la moda moderna, Zunilda Gutiérrez ha capturado la atención de la industria con una visión que hace honor a sus inicios y su ADN: el campo, su flora, fauna y estilo de vida.
Hace ocho años arrancó con un concepto que le rinde honor no sólo a sí misma, sino a los campesinos latinoamericanos. En la actualidad, su arduo trabajo le han permitido contar con 18 tiendas internacionales.
La diseñadora aterriza desde Cali (Colombia), lugar donde tiene su taller de moda, y se encontró con revista MÍA en Modart. Vestía uno de sus diseños, adornado de tonos morados, blancos y rojos. La conversación es inmediata y Gutiérrez tiene mucho para compartir.
Menciona que admira el trabajo de muchos diseñadores, pero resalta a Zimmerman y Christian Dior como sus favoritos. En cuanto a sus propias creaciones, conversa sobre “Peristeria Resort 2025”, una colección que encarna a la mujer elegante, serena e inmersa en la herencia indígena de Centroamérica. En ella, escogió a la flor del espíritu santo como su elemento clave.
También resalta la importancia y el auge que la moda sostenible ha abarcado en los últimos años. “Desde nuestra marca hemos trabajado las últimas cuatro colecciones únicamente con fibra natural (algodones, linos, sedas). Todavía trabajamos poliéster, pero utilizamos el reciclable”.
Para la diseñadora la moda es “una forma de expresión del día a día” ya que “depende de cómo te sientas para escoger tu vestimenta”.
¿Cómo se inició en el mundo de la moda?
Tengo conocimiento de este mundo desde muy pequeña. Parte de mi infancia la viví con mi abuela y ella era modista, así que crecí viéndola trabajar. Hace más de ocho años tuve una tienda multimarca en Panamá y luego abrí otra en Miami, lo cual me permitió relacionarme con muchos diseñadores de todo el mundo.
Comencé a ver qué hacía falta y qué cambios podría hacer. Así inicié lanzando mi línea de bodies y luego la amplié a una marca ready to wear.
Hicimos un grupo de tres colecciones que proyectaron el estilo y corriente de la marca. Esta se enfocó en el campo latinoamericano. La primera se llamó “Labranza”, la segunda “Siembra” y la tercera “Cosecha”.
De todas estas, mi favorita fue “Labranza”, ya que con ella aprendí todo lo necesario para sacar la marca adelante.
La marca se inició siendo una atemporal que lanzaba dos colecciones anuales. Al ingresar en el mercado internacional, obligó a seguir las tendencias y acoger las normas de la moda y su industria.
Trato de seguir tendencias, pero también dejar ese toque digno de la marca. También me interesa crear piezas que se puedan utilizar con el pasar de los años y que no se dejen llevar por lo trendy.
Una colección hecha 100 % con fibra natural. La pasarela contará con una colaboración de nuestra marca y otra panameña. Lo único que añadiré es que será una colección muy floral y que dicho florido proviene del lugar que me vio nacer. Hasta ahí lo dejo.
La industria de la moda panameña debe adquirir conocimiento internacional. Debemos explorar más allá de lo nacional y regional.
Sin embargo, carecemos de recursos como la materia prima o la mano de obra. Es difícil por el tema de costos también, pero es algo que se puede y se debe trabajar.
Me gustaría incluir a las mujeres privadas de libertad en este sector. Poder apoyarlas y enseñarles junto a modistas nacionales y colombianas sobre la confección de vestimenta. Eso ayudaría no solo a que tuvieran un empleo, sino a impulsar la mano de obra panameña y fortalecer la industria en el país.