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- 19/09/2024 09:25
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En algún momento de nuestras vidas todas hemos soñado con caminar en las pasarelas más prestigiosas del mundo, codearnos con los mejores diseñadores y utilizar las ropas más sofisticadas en el mundo de la alta costura.
Y es que, ser modelo puede parecer glamoroso y atractivo, sin embargo, la realidad es que también tiene varios aspectos negativos que pueden afectar tanto la salud física como mental de quienes trabajan en la industria.
La profesión todavía enfrenta diversos retos que van desde la presión por la imagen corporal y entrar en ciertos estándares de belleza hasta la explotación constante y condiciones laborales injustas.
Los modelos enfrentan una presión constante para mantener ciertos estándares físicos, que pueden incluir mantener un peso extremadamente bajo o tener una apariencia específica. Esto puede llevar a trastornos alimentarios, como la anorexia o la bulimia, y problemas de autoestima.
Aunado a esto, se enfrentan a un rechazo constante en castings y audiciones, y deben lidiar con críticas sobre su apariencia. Esto puede ser difícil de manejar emocionalmente y llevar a problemas de salud mental como la ansiedad o la depresión.
Aunque en la actualidad la rigidez de los estándares ha cambiado un poco y vemos a algunas modelos de talla grande reconocidas, como Ashley Graham, Precious Lee y Paloma Elesser, todavía siguen siendo excepciones dentro de la industria.
Historias como las de las modelos Isabelle Caro o Nikolett Bogár, quienes sufrieron en algún momento de anorexia estando dentro de la industria, se definen como “miserables” en el pico de su carrera.
En el caso de Caro, llegó a ser la imagen de esta enfermedad, la cual junto a otros trastornos de la alimentación afecta a 70 millones de personas en la actualidad.
La combinación de críticas constantes, la presión para mantener una cierta apariencia y el estrés del trabajo pueden afectar significativamente la salud mental de los modelos, llevándolos a luchar con problemas como la depresión, la ansiedad y el agotamiento.
Por otro lado, los modelos suelen trabajar largas horas y participar en sesiones de fotos o desfiles que pueden durar todo el día, a menudo sin descansos adecuados. Esto puede ser agotador físicamente y afectar la salud a largo plazo.
Muchos modelos, especialmente los que están comenzando, pueden ser explotados o trabajar en condiciones laborales injustas, como pagos bajos, contratos abusivos y falta de protecciones laborales.
Además, la carrera de modelo no siempre es estable o lucrativa, especialmente al inicio. Muchos modelos deben enfrentar la incertidumbre financiera, ya que los ingresos pueden ser irregulares y depender de la demanda y las oportunidades disponibles.
Grandes modelos como Naomi Campbell, han hablado de cómo en sus inicios no podían darse el lujo de ser selectivas con las audiciones, pues su sustento dependía de todos los shows a los que pudieran asistir.
En 2019, la BBC realizó un reportaje especial sobre modelos africanas llamado ‘The fashion models struggling with a life of debt’, en el mismo exponían como las agencias de casting iban específicamente a estos países a buscar chicas que pudieran entrenar para desfilar durante las semanas de la moda del mundo, sin embargo, luego de los meses que pasaban con las agencias de modelaje retornaban a sus países de origen con deudas y sin un sustento fijo.
Muchas tenían una barrera lingüística que no les permitía ni siquiera leer los contratos o las condiciones de trabajo a las que estarían sujetas, quedando vulnerables a cualquier tipo de abuso laboral por parte de sus agencias, quienes tienen total control sobre ellas.
Otras se quedaban en la industria por más tiempo y narraban cómo dependían de sus agencias para subsistir porque no veían ganancias de sus shows. Incluso, eran propensas a ser acosadas sexualmente por esta misma razón.
La industria de la moda a menudo trata a los modelos como productos y no como personas, lo que puede llevar a la “objetificación”. Además, el acoso sexual es un problema grave en la industria, y los modelos pueden enfrentar situaciones incómodas o peligrosas en el trabajo.
La industria es extremadamente competitiva, con miles de modelos compitiendo por las mismas oportunidades. Esto puede generar un ambiente de constante comparación y rivalidad.
Este ambiente competitivo y tóxico puede tener un impacto severo en la salud mental de las modelos, quienes a menudo enfrentan ansiedad, depresión y trastornos alimenticios debido a la presión constante por ajustarse a estándares de belleza inalcanzables. Muchos modelos, especialmente los más jóvenes y vulnerables, son susceptibles a la explotación laboral, trabajando extensas jornadas sin garantías de seguridad ni un salario adecuado.
Además, la falta de representación diversa sigue siendo un problema significativo. Aunque se han hecho progresos en la inclusión de modelos de diferentes tallas, etnias y géneros, la industria aún tiene un largo camino por recorrer para reflejar la diversidad real de la sociedad. La presión por encajar en un estándar específico de belleza perpetúa estereotipos dañinos y margina a aquellos que no se ajustan a ese ideal.
En resumen, la industria de la moda necesita una transformación profunda que ponga en primer lugar la dignidad y el bienestar de los modelos, promoviendo un entorno más seguro, inclusivo y respetuoso para todos.