La Ciudad de Saber conmemoró su vigésimo quinto aniversario de fundación con una siembra de banderas en el área de Clayton.
- 29/08/2024 00:00
- 28/08/2024 18:32
La historia de la humanidad se ha construido en gran parte sobre la violencia. Hay algo atractivo en la violencia que se pone de manifiesto incluso en deportes como lo son el boxeo o el fútbol americano.
En el sexo, sabemos que el internet está lleno de videos donde impera el sadismo (la obtención del placer a través del dolor de otro) y el masoquismo (la obtención del placer a través del dolor) y en gran parte obtenemos de la pornografía referencias que luego normalizamos y queremos recrear en búsqueda de placer, pero ¿por qué la violencia?
Por mucho tiempo el patriarcado fue imperante en nuestras sociedades, recordemos que en esa visión, la mujer es un objeto que satisface los deseos de poder y placer del hombre, concibiendo las relaciones de pareja como relaciones de poder: yo te domino, te poseo, decido sobre ti.
Esa visión se ha visto también reflejada en el sexo, cachetadas, alones de cabello, golpes, para hablar de lo más suave, se han perpetuado y normalizado en nuestro sistema de creencias sexuales, la mujer debe sentir placer con el dolor para satisfacer la necesidad de poder y violencia que ejerce el hombre. Eso me hace reflexionar sobre un aspecto: se nos ha dicho que todo en el sexo se vale mientras sea consensuado, pero seamos honestas, hemos recibido golpes y cachetadas que no hemos pedido, todo por la violencia perpetuada y normalizada en el sexo.
No voy a negar que una nalgada suave y unas manos que aprietan con pasión mis caderas no me agrade (seguramente arropada por estas creencias)
pero una vez recibí una cachetada que me dejó en una posición bastante difícil de afrontar, porque el sexo era consensuado, pero no había demandado ni consensuado ser golpeada en la cara. En el momento no fui capaz de articular ninguna palabra, posiblemente por querer ser complaciente “es solo un juego”, pero así como en el deporte, hay juegos peligrosos y violentos.
Para finalizar rescataré una frase de Irene Vallejo “me erotiza la gente buena”. Podemos rescatar las caricias, las palabras bonitas, las cosquillas, las miradas pícaras, la risa como instrumentos de excitación y placer y minimizar la violencia para cuando sea necesario, si me preguntan a mí, para cuando sea en defensa propia, o para aquellos que la disfrutan en el deporte.