¡Yo defiendo mi tanquecito de gas!

Uno de los componentes de toda residencia activa, lo constituye el tanque de gas licuado de 25 libras, que está subsidiado por el Estado en aproximadamente el 75% de su valor real por unidad, con el objetivo que no sea un obstáculo económico para que miles de familias puedan procesar y cocinar sus alimentos en la comodidad del hogar y, por lo tanto, que las 2 o 3 comidas diarias no sea un lujo.

La Autoridad de Protección al Consumidor y Defensa de la Competencia (Acodeco), es la entidad que fiscaliza el cumplimiento del Decreto de Gabinete N.º 16 de 11 de marzo de 2014 y, en vista de ello, realiza periódicas verificaciones para detectar ilegalidades de uso del tanque de gas de 25 libras.

Tan solo en este mes, se descubrió que un restaurante del área bancaria de la capital panameña contaba con once de estos cilindros, lo cual podría acarrearle una multa de $6,875.00.

Lo anterior –calculado en $625.00 por cada receptáculo– representa para la Acodeco el mayor hallazgo en un solo lugar en la actual década, solo superado por otro tipo de investigación que se registró más atrás en el tiempo, en la frontera de Panamá y Costa Rica, donde se registraban trasiego de gas hacia el país del Oeste, donde cada uno de estos tanques tienen un valor muy por encima del lado panameño.

Hay varios subsidios estatales vigentes hacia la población, encaminados a los panameños con recursos económicos limitados. ¿Cómo puede un consumidor defender el subsidio del tanque de gas? Denunciando a los propietarios de restaurantes, lavanderías, lavamáticos, hoteles u otro tipo de actividad económica, que no esté contemplado en el referido decreto, que señala su uso doméstico y otras utilidades realmente con corte social, entre ellas, las fondas y comedores escolares o populares.

En el tema de seguridad a pesar de que este aspecto es competencia del Cuerpo de Bomberos, también tener una “telaraña” (que es conectar en serie, los tanquecitos de gas), pueden desencadenar en una explosión por la propia acumulación del gas, en espacio reducido, lo que se conoce como deflagración. Y ni pensar que por ahorrarse unos balboas los empresarios recurren a personal no capacitado para este tipo de instalaciones, que es otra agravante contra la vida.

Esto es importante conocerlo, ya que los propios trabajadores, de la misma manera en que reclaman por sus derechos laborales, con ese mismo ánimo deben denunciar si su empleador utiliza tanquecitos de 25 libras como combustible para cocinar a sabiendas que ilegal. Ellos también están en riesgo de ser heridos de quemaduras y hasta perder la vida, como ya ha sucedido en Panamá.

Por parte de la Acodeco, en torno al cilindro antes referido, también fiscaliza el contenido neto de estos a través del Departamento de Metrología. Ellos toman al azar a algún establecimiento y pesan uno a uno e históricamente han encontrado insuficiencias que desde luego han significado multas ejemplares a las empresas envasadoras.

Y en otro rubro legal, la referida entidad también observa que los precios, según área geográfica del país, tienen un tope en su venta a disposición de los consumidores en tiendas, minisúperes, estaciones de combustible y otros tipos de establecimientos. Estos costos son revisados y anunciados por el Ejecutivo cada seis meses.

Al final de cuentas, el tanque de gas de 25 libras es una solución para miles de hogares, que resulta económica y que, a pesar de las altas y bajas en los precios de dicha fuente de energía, no registra variaciones para el consumidor final y que, sin embargo, la Acodeco está para defender que se cumplan las tres acciones antes señaladas, pero que también todos estamos llamados: ¡A defender nuestro tanquecito de gas!