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Radiografía de una mina en proceso de cierre
- 25/02/2024 00:00
- 24/02/2024 16:46
Nada es lo que queda de la actividad minera en Cobre Panamá, un lugar que alguna vez zumbaba con la actividad frenética de la extracción de cobre y otros minerales, junto a una logística de movimiento de carga, equipo pesado y trabajadores, que se organizaban en jornadas extendidas todos los días de la semana.
La empresa ahora está en una fase de preservación y gestión segura, luego de que el pasado 28 de noviembre de 2023, la Corte Suprema de Justicia (CSJ) declaró inconstitucional el contrato Ley 406 entre el Estado y la minera y puso fin a una década de operaciones de la mina más grande de Centroamérica.
La Estrella de Panamá se adentró en un recorrido por la mina Cobre Panamá, ubicada en el distrito de Donoso, provincia de Colón, para conocer la realidad y los desafíos del lugar, tras el cese de operaciones. Aunque la mina queda en Donoso, la ruta más utilizada para llegar hasta allá, es desde Coclé, cuya distancia es de aproximadamente 120 kilómetros, un recorrido que se hace en dos horas por carretera. En el trayecto se puede apreciar la zona, caracterizada por ser calurosa y húmeda debido a su proximidad al mar Caribe.
La primera señal de que estamos en territorio minero vienen de los protocolos de seguridad, que dan la indicación de que se debe hacer un registro de identificación personal. Una vez dentro, el primer punto de llegada fue al centro de visitantes, que antes era el centro de capacitación para los 7.300 trabajadores que había, pero de los que ahora solo quedan 1.400, luego de que 4 mil se acogieron al programa de retiro voluntario. Allí fuimos recibidos por los ingenieros encargados del mantenimiento de la mina. Cada uno, en relación al área de su especialidad, explicaba los puntos estratégicos de la mina que hasta hace unos meses estaba completamente operativa, entre los que se destacan: la planta de proceso, trituración, molienda y flotación, así como también, el tajo Botija, la planta eléctrica, la tina de manejo de relave, la laguna de decantación, el puerto, los pasos de fauna, las zonas de reforestación y la zona de métricas de la calidad del agua y el nivel de PH.
De la teoría pasamos a la visita de campo, con la parada en el mirador del tajo Botija, el principal punto de extracción de Cobre Panamá, que antes del cese abrupto de las operaciones, tenía una capacidad de extracción de 500 mil toneladas de rocas, de las cuales 300 mil eran clasificadas como roca con contenido mineral y el resto eran roca estéril, es decir, no contenía ningún tipo de mineral. La extracción mineral se mantuvo desde el 2019 bajo el manejo de 900 trabajadores, de los que ahora solo quedan 70, dijo Aram Acosta, coordinador de operaciones.
Como ya no existe extracción de cobre, ahora el equipo de operaciones se encuentra en una etapa de cuido y preservación, que no es más que brindar y garantizar estabilidad física y química en una zona de 1.6 kilómetros de norte a sur y dos kilómetros de este a oeste, que se encuentra expuesto a condiciones climáticas y factores externos. “Los trabajos que se realizan es para que la zona no colapse, ya que si no controlamos las lluvias, que son permanentes, puede haber en el fondo del tajo un almacenamiento de agua con componentes minerales que podrían ser perjudiciales para el ambiente. Por eso es importante sacarla, bombearla y enviarla a un sitio de tratamiento para tener los controles, hacer las evaluaciones de PH y ser llevada al manejo de relave”, detalló Acosta, quien desde una vidriera señalaba con el dedo la presencia de una pequeña piscina en todo el centro del tajo.
El agua también es una mala compañera para el manejo de relaves, el lugar donde se almacena y se reciben las rocas trituradas sin mineral, también conocida como la playa o lo que a la vista se observa como una enorme mancha gris. Ver fotos.
Aunque el relave cuenta con dos muros de contención (norte y este), construidos de arena y diseñados para gestionar las crecidas de las precipitación y resistir la actividad sísmica local, Maikol De Gracia, especialista en movimiento de tierra en las instalaciones de manejo de relaves, aseguró que ahora los muros, las cuencas y la presa están sufriendo erosiones, por lo que es necesario el uso de equipo para volver a reubicar las zonas afectadas por el agua.
Para ver de cerca esta realidad, nos trasladamos hacia uno de los muros más cercanos. Por motivos de seguridad, De Gracia recomendó que pisáramos justo en las huellas que estaba dejando sobre la arena, ya que el suelo no es muy seguro. Cuando llegamos, el especialista confesó que el material ya está perdido y no es competente para la estabilidad del muro.
“Los muros tienen entre 50 a 100 metros de altura en diferentes áreas, y hasta el momento no hemos podido colocar material nuevo porque no se está haciendo extracción de cobre. Por ahora, se está reutilizando varios puntos del material. Lo malo es que la arena es finita y ya no tenemos recursos. Ahora es necesario evaluar de dónde va a comenzar a salir el material”, advirtió De Gracia.
Con respecto a la presa, indicó que “si no hay un plan de gestión, se puede sufrir una rotura y todo el sólido almacenado pueden ir a las cuencas y subcuencas, y ese sería un impacto ambiental, tomando en cuenta que colindamos con comunidades”.
En un caso distinto, observamos que a la planta de procesos también se le lleva adelante labores de cuido y mantenimiento de los equipos, primordialmente del ambiente, ya que la falta de uso ha ocasionado que la humedad provoque oxidación. Con los mantenimientos diarios, los ingenieros evitan que el óxido se vaya “comiendo las piezas”.
En la planta se encuentran instalados dos tipos de molinos: el semi autógeno, que es mucho más alto y corto de dimensión de largo, mientras que el de bola es más bajo y largo. Ambos eran los encargados de realizar la trituración, molienda y separación del cobre de otros materiales.
Por ejemplo, cuando llegamos a la planta escuchamos un fuerte ruido parecido al de una sirena. La misma era producida por la grúa del puente, que en ese momento había sufrido un cambio de tornillo.
Osvaldo Paz, especialista de la planta de procesos, contó que este proceso de ruido es importante porque si a los equipos no se les hace el mantenimiento adecuado o la prevención de los mismos en un momento que se necesite reanudar operaciones, pueden sufrir daños graves y muy costosos. “Alrededor del mundo solo existen cinco plantas que mantienen equipos de estas dimensiones y otros equipos fueron diseñados para Cobre Panamá de forma exclusiva, por ende no se puede trasladar”, dijo.
Galera y puerto
Al llegar a las galeras de la mina, después de casi una horas de trayecto, vemos cómo las cortinas se deslizan con la brisa y dejan ver las más de 120 mil toneladas de concentrado de cobre. Según representantes de la empresa, este almacenamiento implica un gran riesgo ambiental, debido a que la elevada cantidad de material ha hecho que se incremente la presencia de gases como sulfuro de hidrógeno y disulfuro de carbono, los cuales pueden generar un problema ambiental.
En la actualidad, la temperatura en un punto superficial de la pila de concentrado de cobre alcanza los 70°C, imposible de soportar al tacto humano o de cualquier ser vivo. Además de que al tratarse de un material muy fino, puede volarse con el viento o con el transporte y terminar por afectar el ambiente de la zona, según explicaron.
Ya en puerto de Punta Rincón, la suave brisa marina y el sonido de las olas nos relajan. En medio de una vista panorámica al mar Caribe, los especialistas aseguran que desde la declaración del fallo de la CSJ no han recibido ningún tipo de barco y las operaciones que se hacen son netamente de mantenimiento. Volvieron a alegar que las más de 120 mil toneladas de cobre son de su propiedad.
Con una marea baja y el sol ocultándose, el área se comienza a iluminar en todos los rincones, recreando un paisaje surreal de un camino de luces en la planta de procesamiento de cobre de Donoso, donde hasta unos meses se extraían toneladas de concentrado del mineral para exportarlos, principalmente, a China, Japón y Corea del Sur. Poco a poco la mina está quedando convertida en una especie de parque de diversión abandonado.
Tras la decisión del falló de la CSJ, el Gobierno de Panamá presentó el plan de acción para el cierre ordenado y definitivo de la mina, y como parte del proceso se activará un plan temporal de preservación ambiental y gestión segura; se desarrollarán auditorías, ambiental y técnica minera; y el plan de cierre final ordenado y post cierre de la mina.
El 12 de enero de 2024, la Comisión Fiscalizadora Intergubernamental, que incluyó funcionarios del actual Gobierno, ONG, universidades, grupos indígenas y ambientales, realizó la primera visita in situ a la mina. En este marco, el ministro de Comercio e Industrias (Mici), Jorge Rivera Staff, explicó que el objetivo de la visita es dar seguimiento al estado en el que se encuentra el embalse, las tinas de relave, la planta de procesamiento y el área de tajo, con el propósito de corroborar la paralización de las actividades de extracción. El ministro de Ambiente, Milciades Concepción, por su parte, dijo que “no” detectaron contaminación a simple vista, pero que estaban esperando el resultado de los análisis químicos que estaban realizando. El encuentro concluyó bajo la expectativa de que la comisión realice el informe que será la guía esencial para el futuro desarrollo y toma de decisiones gubernamentales.
Recientemente, Cobre Panamá lanzó su plan de visitantes de puertas abiertas, con el objetivo de dar a conocer de primera mano todo lo que sucede dentro de la mina. Sin embargo, la iniciativa recibió un “llamado de atención” por parte del Mici. Aunque esta propuesta se fundamenta en las “visitas de veeduría ciudadanas establecidas previamente en la estrategia gubernamental”, el ministro del Mici aclaró que el Gobierno Nacional es el que estará coordinando y determinando dichas visitas para veeduría, conforme al plan de cierre ordenado y definitivo de la mina. Por lo tanto, Cobre Panamá, deberá ejecutar las visitas en base a las directrices gubernamentales.
Si bien el gobierno ordenó el cierre de la mina, tras el fallo de “inconstitucionalidad” del contrato por parte de la CSJ, derivado de las multitudinarias protestas de los ciudadanos, las cifras oficiales indican que Cobre Panamá era responsable de aproximadamente el 5% del Producto Interno Bruto (PIB) y el 80% de las exportaciones de bienes del país, así como de la generación de 7 mil empleos directos y 33 mil indirectos. Ya el mercado internacional expresó las consecuencias del cierre de la mina de cobre también, señalando que esto afecta la oferta global de este metal, lo que podría resultar en aumentos de precios y escasez.
Del mismo modo, se ha dado un impacto en el valor de las inversiones, ya que la compañía canadiense First Quantum Minerals, subsidiaria de Cobre Panamá, ha perdido más de la mitad de su valor de mercado después de la decisión de Panamá de cerrar su yacimiento de cobre, uno de los más grandes del mundo. Recientemente confirmaron que están buscando la reclamación de $20,000 millones, a través de un arbitraje internacional debido al cierre. Esta cifra refleja el valor estimado de la inversión inicial y podría aumentar aún más por daños e intereses. Otro riesgo es la pérdida del grado de inversión y la bajada de los bonos panameños en el mercado de valores.