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- 01/05/2014 02:00
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V istas las principales características de la pobreza y marginación, enfoquemos las soluciones y programas para combatirla. Hay que fortalecer y priorizar los programas dedicados a la juventud, sobre todo a los adultos y a los mayores.
Para la juventud, educación de mayor calidad, pertinencia, cobertura y equidad. Seguir aumentando la educación parvularia, esencial para el potencial del niño. Mejorar la calidad de la primaria. Extender a todos la cantidad y calidad de la secundaria. Valorizar y elevar la calidad de la vocacional. Mejorar la calidad y pertinencia de la universitaria. En todas, involucrar más a los padres de familia y a la comunidad. En todas, acentuar el desarrollo de la iniciativa, la confianza y la creatividad del joven. Ya parte de esto se está haciendo, pero hay que acentuarlo, aumentarlo, con los presupuestos, los programas, mejorando la administración, estimulando al docente por varios medios a contribuir más.
La salud y la nutrición física y afectiva, acompañada de agua potable y vacunaciones, salud preventiva, higiene, información, tratamientos básicos, como cuidado materno infantil, son esenciales.
La manera de su aplicación en comunidades indígenas, rurales y urbanas difiere, pero tienen objetivos comunes de desarrollo humano en sus circunstancias. Para los adultos, tres prioridades sobresalen: capacitación, empleo y la incorporación de los empresarios de microempresas.
La capacitación vocacional del adulto joven es esencial. Hay demanda de gente capacitada en una economía tan dinámica como ésta, pero no hay oferta. Cerrar esa brecha abre oportunidades y contribuye a mantener una economía creciente.
Es necesario realizar el potencial de crecimiento previsible de 5% a 8% al año por diez años, lo cual generaría más empleos que la oferta laboral previsible.
Pero en adición están los informales, unas 400,000 personas, en su gran mayoría ocupados en unas 200,00 microempresas informales no agrícolas que los emplea. El apoyo a su incorporación a la economía formal, junta con los agrícolas, contribuirá significativamente a su bienestar, a su progreso y realización y a crear una sociedad más inclusiva, dinámica y ecuánime con su población. Además hacerlo valora su capacidad creativa y empresarial.
Atención especial ameritan las comunidades indígenas como los kunas, emberás y ngäbe-buglé, entre otros. No solo cubrir sus necesidades básicas, sino también colaborar con ellos para que, dentro de su identidad cultural, expandan sus horizontes dentro del pleno ambiente nacional en lo económico, social, político y cultural.
La mayor igualdad y valorización de la mujer, respetando su dignidad innata. Hay que conscientemente trabajar con programas especiales para ellas sobre todo en los barrios pobres.
Hay programas especiales como la seguridad social, la red de oportunidades, los ‘120 a los 70’, que contribuyen a poner un piso mínimo y a subsidiar el consumo. Pero tienen que ser complementados con la capacitación y la habilitación para el trabajo.
El crear igualdad de oportunidades para conciudadanos pobres implica reducir sistemáticamente las desigualdades.
La fuente principal de recursos está en el presupuesto nacional, mediante programas de inversión en el ser humano que habilitan su desarrollo humano para navegar por sí mismo.
El crecimiento económico y el desarrollo humano se complementan. Se puede lograr con políticas públicas consistentes, enfocando la atención también en reducir la pobreza y la marginación y haciendo operativa la libertad de los ciudadanos.
DIRECTOR DEL CENTRO NACIONAL DE COMPETITIVIDAD