Gurús de pago

MADRID. En el Caribe hay un dicho muy popular: loro viejo no aprende trucos nuevos. Las Empresas de Asesoramiento Financiero (EAFI) qu...

MADRID. En el Caribe hay un dicho muy popular: loro viejo no aprende trucos nuevos. Las Empresas de Asesoramiento Financiero (EAFI) quieren refutar esta máxima y pretenden cobrar a sus clientes por asesorarlos en sus inversiones. Sólo por eso. No por invertir su dinero o gestionarlo, pues tienen prohibido tomar decisiones de inversión por cuenta de los ahorradores —como hace una gestora de fondos o una casa de Bolsa— o custodiar sus depósitos —como hace una caja o un banco—.

Las EAFI son un tipo de sociedad que nunca antes se había visto en muchos países (sí tienen, por el contrario, gran tradición en Inglaterra) y cuyo objetivo básico es prestar servicios personalizados de asesoramiento en materia de inversión.

Deben estar registradas en la CNMV. Su existencia plantea, sobre todo, un interrogante: ¿pagarán los clientes por recibir asesoramiento cuando hasta ahora lo han tenido gratis?

“Es un cambio radical para el ahorrador”, reconoce Javier Kessler, presidente de Kessler Análisis Fondos. “Sin embargo, nadie duda, cuando acude a un reputado médico o a un bufete de primera fila, de que tendrá un costo. La misma reflexión tiene que hacer el cliente de una EAFI que recibe un asesoramiento especializado”, describe este profesional. O, como explica Belén Alarcón, directora de la EAFI de Abante Asesores, denominada Abante Consejeros Financieros Independientes: “Un consejo gratis vale lo que pagas por él; o sea, nada”.

Al final, como en otros órdenes de la vida, parece que sólo se valora lo que cuesta dinero.

Kessler cobra entre el 0.30% y el 0.40% sobre el total del patrimonio. Y otras EAFI, como Capitalia Familiar, piden un 0.5% por este concepto o bien, caso de Abante Asesores, plantean un mínimo de un 1%.

¿MUCHO O POCO?

Son cuantías razonables, teniendo en cuenta que las EAFI están orientadas a inversores con elevados ingresos. Por ejemplo, Analistas Financieros Internacionales (AFI) lanza la suya bajo el nombre de Afinet Global.

Sus clientes se mueven, en principio, por encima de los tres millones de euros, aunque en este selecto club estarán bajo su asesoramiento, precisa Mónica Guardado, socia del área corporate de AFI, “algunas de las 50 principales fortunas de este país, y, por tanto, las tarifas dependen de cada cliente”.

Pero en este momento en el que las entidades están arrancando, el listón económico de entrada bajará. Eso sí, sólo de forma temporal. “Da el mismo trabajo un cliente de 300.000 euros que otro de tres millones.

A FAVOR Y EN CONTRA

Para que funcione este modelo hay que manejar más de un millón de euros”, analiza José María Concejo, director de Allianz Global Investors.

Desde el lado de las EAFI, el cobro de estos servicios no debería ser un obstáculo.

“Las comisiones siempre han estado ahí, incluso cuando pensabas que no las pagabas. Había cargos que el cliente desconocía, pero que se le aplicaban. Estas nuevas sociedades aportan más transparencia”, indica Concejo. Otros actores del mercado, por el contrario, ven nubes oscuras en su futuro. “El modelo no me convence; no aporta el suficiente valor añadido. También hay que analizar qué experiencia profesional tienen las personas que asesoran y hasta qué punto conocen los productos y los mercados”, precisa Antonia Conde, de Renta 4. Y añade: “Me cuesta verlo en el mercado”. En España, según indican en la CNMV, se han presentado más de 50 solicitudes de EAFI, aunque hasta ahora sólo hay cinco (Capitalia Familiar, Kessler Análisis Fondos, Abante Consejeros Financieros Independientes, Troy Consultores Asociados y AD-HOC Asesores Financieros) autorizadas por el regulador para operar.

¿Por qué un número tan limitado? “La CNMV no quiere que estas sociedades se conviertan en un coladero de chiringuitos con el sello del supervisor público y está siendo muy exhaustiva con las licencias que concede”, revela la experta de Renta 4. Y es que, como explica una fuente próxima al regulador, “se están dando problemas de honorabilidad. Hay entidades que en el pasado han tenido alguna advertencia, al ser consideradas un posible chiringuito financiero, que han pedido constituirse como EAFI. Y esto supone un problema”. Esta situación, unida, además, a ese gran número de peticiones, está provocando que las autorizaciones se den con cuentagotas. Pero tal vez el elemento que más ralentiza el despegue de las EAFI sea la experiencia.

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