Los megaproyectos limitaron la ejecución de obras sociales

Las megaobras no fueron suficientes para silenciar el descontento popular.

En el gobierno del presidente Ricardo Martinelli, se ejecutaron cerca de 17 mil millones de dólares en inversiones públicas, pero continúan los problemas con el servicio de agua potable, la recolección de la basura, la falta de obras comunitarias, el abandono al sector agropecuario y un fuerte cuestionamiento a los servicios públicos de educación, salud y seguridad.

Entre los megaproyectos más costosos de la administración Martinelli se encuentran el Metro de Panamá ($1,880 millones), la Cinta Costera III ($782 millones), la ampliación y remodelación de los aeropuertos de Tocumen, Colón, David y Río Hato ($817 millones), la Cadena de Frío, aún sin terminar ($277 millones) y la ampliación de la carretera de Divisa a Las Tablas ( $187 millones).

Recientemente, se conoció un deterioro en la cantidad de agua potable que se desperdicia, pasando de 40% a 50% durante el periodo de 2009 al 2014, lo que sugiere falta de atención a este rubro, situación que explica las manifestaciones de algunas comunidades por la falta del importante líquido.

El escaso presupuesto asignado a los municipios limita también soluciones a los problemas comunitarios.

‘Se ha favorecido los megaproyectos de infraestructura sobre los comunitarios y otros de posible mayor impacto social’, dijo Fernando Aramburu Porras, presidente de la Asociación Panameña de Ejecutivos de Empresa.

Para el economista Adolfo Quintero, el costo de los megaproyectos limitó la inversión para ejecutar proyectos sociales. El experto señaló que los $138 millones que se invirtieron en la remodelación y construcción de los aeropuertos de David, Colón y Río Hato, hubieran tenido efectos multiplicadores en las comunidades’.

Por su parte, el exviceministro de Finanzas Dulcidio De La Guardia considera que ‘el gasto debe estar enfocado en resolver los principales problemas del país’. El exfuncionario advirtió que el próximo gobierno deberá enfocar el gasto en resolver los problemas básicos de los panameños, como el agua potable, la recolección de la basura y dotar de mayor infraestructura a los barrios olvidados de la capital y el interior del país.

Por su parte, Raúl Moreira, presidente del Colegio de Economistas, ve que la inversión estatal ha estado destinada a la ciudad, donde se concentra la mayor cantidad de votantes.