La dependencia de los combustibles fósiles en la región ralentizará la descarbonización

Actualizado
  • 30/07/2024 00:00
Creado
  • 29/07/2024 19:23
Así lo advirtió Moody’s Ratings en el ‘Análisis del sector petróleo y gas en América Latina’ donde expone la problemática, con ejemplos de la situación en países como: Argentina, Brasil, Colombia y México

“El diseño y la implementación de políticas gubernamentales para eliminar gradualmente las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y lograr una descarbonización profunda será un proceso lento en América Latina”, dijo Moody’s Ratings en su “Análisis del sector petróleo y gas en América Latina”.

En conclusión, la calificadora alertó que la dependencia de América Latina de los combustibles fósiles “ralentizará su proceso de descarbonización”, a pesar de que las empresas latinoamericanas de petróleo y gas, muchas estatales, enfrentan cada vez más demandas de las diferentes partes interesadas, incluyendo sus gobiernos patrocinadores, para abordar el cambio climático.

En específico, el estudio expone la problemática de países de América Latina como: Argentina, Brasil, Colombia y México, donde la reducción de emisiones no suele ser su máxima prioridad, las leyes de la región sobre reducción de emisiones son débiles o se encuentran en desarrollo; los gobiernos se centran en la seguridad energética para reemplazar los combustibles fósiles importados; las petroleras nacionales disponen de fondos limitados para hacer frente a la descarbonización y generalmente están bajo constante presión para transferirles efectivo a sus patrocinadores soberanos.

Moody’s Ratings explica que, por ejemplo, la fuerte dependencia de México del gas natural para la generación de electricidad y su estrategia de apoyar a la compañía estatal Petróleos Mexicanos (Pemex) no corresponden con su compromiso de reducir las emisiones de gases efecto invernadero, por lo que estimó aumentarán hasta 2030.

“Pemex prevé reducir solo las emisiones operativas de GEI para 2030 en su producción y refinación de petróleo y procesamiento de gas, pero el flujo de efectivo libre negativo y la liquidez muy débil de la compañía dificultarán el financiamiento de las inversiones de capital necesarias para cumplir con sus objetivos de emisiones”, señaló.

Con respecto a Brasil, indicó que si bien este país apunta a la “neutralidad de carbono” para 2050, el proyecto Climate Action Tracker (CAT) califica los objetivos climáticos del país como “insuficientes”.

Precisó que “Petróleo Brasileiro (Petrobras), la petrolera nacional de Brasil con participación mayoritaria del Estado, persigue varios objetivos para reducir su huella de carbono, incluyendo un recorte del 30% en las emisiones absolutas operativas totales para 2030, además de reducir su intensidad de emisiones de GEI en varias operaciones, que incluye planes de inversiones relacionadas con el clima durante 2024-2028 por $102,000 millones”.

Indicó que Colombia, por su parte, está priorizando la transición a energía limpia y su petrolera nacional Ecopetrol ha iniciado un programa de reducción de emisiones de GEI y está invirtiendo en energías renovables para alcanzar la “neutralidad de carbono” para 2050.

Pero, “aun así, el gobierno debe equilibrar la reducción de carbono garantizando un suministro adecuado de gas local para afrontar la sequía y la caída de las reservas, mientras promueve las energías renovables y evalúa el futuro de los contratos de exploración de petróleo”.

En cuanto a Argentina, señaló que está enfocado en alcanzar la “neutralidad de carbono” para 2050 mediante una mayor participación de las energías renovables, sin embargo, YPF, la petrolera nacional de Argentina, también planea seguir desarrollando petróleo de esquisto (shale oil) en los próximos años para reemplazar la producción de petróleo convencional maduro que se está agotando.

El proyecto Climate Action Tracker —una colaboración científica entre Climate Analytics y New Climate Institute que rastrea la acción climática de los gobiernos— también clasificó los esfuerzos de los cuatro países como “insuficientes”, “altamente insuficientes” o incluso “críticamente insuficientes”.

Impacto en las emisiones de gases efecto invernadero

En una reciente entrevista con La Estrella de Panamá, el secretario ejecutivo de la Organización Latinoamericana de Energía (Olade), Andrés Rebolledo, dijo que el sector energético en su globalidad, tanto eléctrico como los otros sectores donde se consumen fuentes fósiles importantes, implica alrededor del 70% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero.

Por lo tanto, “es crucial lo que nosotros podamos avanzar en descarbonizar ese sector (energético) para efectos de cumplir estos objetivos y las metas globales en materia de cambio climático. Por eso es que este sector juega un rol central y es fundamental lo que podamos ir profundizando en estas transiciones energéticas en América Latina”, subrayó Rebolledo.

Según Rebolledo, para el año 2030 se requerirán $500.000 millones en inversiones en renovables, para avanzar en el objetivo de neutralidad de carbono; sin embargo, es importante siempre tener en cuenta que la electricidad es tan solo el 20% de todo el consumo energético en los países y que en ese otro 80% todavía hay una presencia muy importante de hidrocarburos, de fuentes fósiles, particularmente en el transporte y la industria.

“El esfuerzo que hoy están haciendo los países, tomando acciones y políticas en descarbonizar toda la economía, no solo al mercado eléctrico, supone la segunda fase de la transición energética, que es básicamente descarbonizar estos otros sectores: transporte, industria y residencial. Pero sobre todo transporte, que es uno de los sectores más complejos de reducir sus emisiones”, comentó.

De acuerdo con datos de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) la penetración de vehículos eléctricos en la región sigue siendo baja debido al bajo poder adquisitivo, la falta de infraestructura de apoyo, como estaciones de carga y la falta de políticas de gobierno que fomenten la adquisición de vehículos eléctricos.

A nivel mundial, la AIE espera, según su escenario de políticas declaradas, que la demanda de combustibles fósiles alcance su punto máximo en esta década y comience a disminuir de manera gradual, pero constante. Prevé que la demanda de combustibles fósiles en la región siga aumentando al menos hasta 2050, a medida que la población siga creciendo.

En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28) de 2023 en Dubái, entre otros acuerdos, las compañías de petróleo y gas se comprometieron a dejar de utilizar combustibles fósiles en los sistemas energéticos para alcanzar las “cero emisiones netas” a nivel global para el año 2050.

El compromiso incluyó la eliminación gradual de subsidios ineficientes a los combustibles fósiles —incentivos financieros patrocinados por un gobierno u otras formas de apoyo que ponen trabas a la transición energética al fomentar el derroche en el consumo de energía, reducen la seguridad energética, impiden la inversión en fuentes de energía limpia y socavan los esfuerzos por abordar el cambio climático, recoge el informe de Moody’s Ratings.

Andrés Rebolledo
Secretario Ejecutivo de la Olade
El esfuerzo que hoy están haciendo los países, tomando acciones y políticas en descarbonizar toda la economía, no solo al mercado eléctrico, supone la segunda fase de la transición energética, que es básicamente descarbonizar estos otros sectores: transporte, industria y residencial. Pero sobre todo el transporte, que unos de los sectores más complejos de reducir sus emisiones”

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