El negocio de la lencería se aviva con el ‘Made in France’

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Actualizado
  • 18/11/2014 01:00
Creado
  • 18/11/2014 01:00
El llamado toque francés y el apoyo a los empleos locales puede conquistar clientes

Ma P’tite Culotte y Garçon Français cuentan con la percepción de que nadie hace la ropa interior como los franceses.

Las dos empresas emergentes —las coquetas ‘Mis pequeñas bragas’ para mujer y ‘Varón francés’, cuyo sitio en Internet dice que simboliza al ‘amante francés’— se cuentan entre las empresas que exhiben sus mercaderías en el foro ‘Made in France’ que realizó la semana pasada en París, Francia. Se sumarán a los fabricantes clásicos de lencería de seda, encaje y red como Allande en un intento de demostrar que el país todavía mantiene una ventaja en el arte de la seducción.

‘La imagen de moda y lujo que tiene Francia es una fortaleza que sería una vergüenza perder’, dijo en una entrevista Charline Goutal, la mujer de 27 años que el año pasado lanzó Ma P’tite Culotte.

Goutal y Vicky Caffet, de 30 años, creador de Garçon Français, forman parte de los emprendedores que se oponen a una tendencia de productores en fuga que, desde el año 2000, ha contraído en un 15% la producción fabril en la segunda economía más grande de la eurozona y dichos empleos en un 25%. Dado que el presidente François Hollande se esfuerza por reactivar el crecimiento y revertir un desempleo récord, necesita más que nunca a gente como Goutal y Caffet.

Emprendedores como ellos están luchando contra los costos laborales elevados, los problemas que implica crear una empresa en un país que ocupa el puesto 31 en cuanto a facilidad para hacer negocios y una normativa de 3,200 páginas apodada ‘código laboral’ que decreta todo, desde las clasificaciones de los empleos hasta la capacitación y la posibilidad de realizar despidos.

Convencidos de que la buena calidad, el llamado toque francés y el apoyo a los empleos locales puede conquistar clientes, Goutal y Caffet resisten, haciendo frente a costos de los que muchos competidores escaparon.

¿BATALLA PERDEDORA?

Tomemos a Caffet, por ejemplo. Para fabricar su ropa interior masculina Garçon Français, eligió a EMO SA de Troyes —donde se crió— al sur de París.

La industria textil de la zona, antiguo bastión de tejidos y calcetería, perdió más de la mitad de sus empleos desde 2001.

Caffet dijo que seleccionó cortes y material costoso que ‘no terminan el día con pliegues inapropiados’, a la vez que le permiten variar los modelos en base a colores, limitando así los costos.

En un intento de competir con Calvin Klein Inc. de Nueva York, o aussieBum de Australia, espera que los ingresos aumenten 56% este año a partir del inicio de sus ventas al exterior en España, Alemania, Canadá y Japón.

Decididos a fabricar los productos localmente, Caffet y Goutal están asumiendo una batalla que podría decirse casi perdida, dado que la competencia de países con costos bajos como Túnez y China amenaza a la industria con la extinción. La producción de ropa interior francesa cayó 98% desde 1990, muestran datos de la agencia de estadísticas INSEE.

Philippe Lefebvre, que creó Allande en 1994, dice que el costo para su empresa de un trabajador francés es de unos 40 a 44 centavos el minuto en comparación con 4 centavos en China.

Marcas que van desde Lise Charmel hasta Lejaby, algunas surgidas en el siglo XIX, han reducido mayormente las operaciones locales a prototipos y marketing . Algunas fueron compradas por empresas extranjeras. Aubade fue absorbida por Calida Holdings AG de Suiza y Barbara fue comprada por Namyeung Viven Corp. de Corea del Sur.

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