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¿Qué puede ganar Panamá con la reglobalización?
- 15/09/2023 00:00
- 15/09/2023 00:00
En 1995 publiqué un artículo sobre el proceso de adhesión de Panamá a la Organización Mundial de Comercio (OMC), en el que resaltaba que el “sacrificio fiscal” le costaría al país unos $30 millones anuales, por lo bajito, que me valió recibir un premio de la Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura de Panamá en su 80 aniversario de fundación.
Hoy, tras poco más de 26 años del ingreso de Panamá a esa organización, que se concretó un 6 de septiembre de 1997, el país se encuentra totalmente cambiado en su universo arancelario (el promedio es del 5%, salvo excepciones) a las importaciones y con una evaluación mayormente positiva de parte del organismo, que es un plus ante el relanzamiento que hace del proceso de globalización.
Está fresquito el informe sobre el comercio mundial 2023, que enfila los esfuerzos razonados hacia recuperar el camino perdido, más durante los años de la pandemia, para atender las urgentes necesidades de un comercio justo, privilegiando la conservación ambiental, la atenuación del cambio climático y la seguridad alimentaria de millones de personas.
En el informe sobre el comercio mundial de este año se examinan los beneficios de la reglobalización –o bien la integración de más personas, economías y cuestiones apremiantes en el comercio mundial y el fortalecimiento de la cooperación multilateral–, así como los riesgos de fragmentación.
Un claro ejemplo de ese fenómeno fue la política comercial del gobierno de Donald Trump hacia China, o la casi parálisis de los diferentes esfuerzos de integración regional, que se notaron más durante la pandemia.
El documento indica que “el comercio ha demostrado ser una fuente de seguridad y paz, un motor de reducción de la pobreza y un instrumento fundamental para hacer frente al cambio climático”.
Afirma que para que nuestras economías sean más seguras, inclusivas y sostenibles, la reglobalización es una solución mucho más eficaz a los desafíos mundiales que la fragmentación.
“Los problemas mundiales exigen soluciones mundiales, lo que significa que el mundo actual necesita más cooperación, no menos. Un sistema multilateral de comercio revitalizado, supervisado por la OMC, tiene una importante función que desempeñar en este proceso”, asegura.
Ya no es la OMC del siglo pasado que se sumergía solo en las reglas del comercio mundial que privilegiaban a los países poderosos.
Panamá fue casi el último país de Latinoamérica en subirse al carro del comercio mundial y tuvo que soportar fuertes exigencias de sus antecesores –la mayoría del continente entró en 199–- y ceder para lograr su asiento.
Con 0,11% de aportes al presupuesto de la OMC, $247.213,15, es en 2023 el principal país centroamericano en contribuir con esa organización global.
En su ya planteada trayectoria, el país se ha sometido a tres exámenes sobre sus políticas comerciales (2007 y 2014 los anteriores), cual fino robalo ante un conglomerado de tiburones.
El Órgano de Examen de las Políticas Comerciales (OEPC) es el encargado de revisar periódicamente a todos los socios, 164 en total.
“Panamá recibió más de 230 preguntas y más de 29 delegaciones hicieron uso de la palabra, lo que refleja la importancia que los miembros atribuyen a las políticas comerciales de Panamá”, señala el resumen del informe, fechado en enero de 2022 y con respuestas pendientes.
También destacaron “el firme compromiso de Panamá con el sistema multilateral de comercio”.
Panamá fue elogiada por su papel activo en las negociaciones sobre agricultura, pesca y servicios, y por su participación en iniciativas conjuntas sobre nuevas cuestiones comerciales, especialmente el comercio electrónico, la facilitación de las inversiones, la sostenibilidad ambiental y el género.
Y para no salirnos de la actualidad, también se resaltó el desarrollo del sector minería.
“Los miembros han señalado que uno de los cambios más significativos en la estructura de la economía durante el período objeto de examen fue la evolución de la actividad minera. Esto llevó a un cambio en la oferta de bienes exportables, con el cobre representando el 56% de todos los bienes exportados en 2020. Panamá fue felicitada por sus esfuerzos en el desarrollo de este sector, que se tradujeron en la diversificación de las exportaciones”, acota el documento.
Además, se felicitó a Panamá por haber ratificado el Acuerdo sobre Facilitación del Comercio y por haber cumplido los compromisos contraídos en virtud del mismo.
Dada la importancia del comercio internacional para su economía, “Panamá ha demostrado ser un ejemplo perfecto de la importancia del comercio para crear oportunidades económicas e impulsar el desarrollo”, lo que resume las valoraciones positivas hacia el país centroamericano.
Pero también hay observaciones de peso, o tareas pendientes, como “mejorar su desempeño” en cuanto al cumplimiento de las prescripciones en materia de notificación, “mediante una mayor transparencia en esferas como las subvenciones, las restricciones cuantitativas, las medidas sanitarias y fitosanitarias, y los obstáculos técnicos al comercio”.
A la par de reconocer que Panamá se ha consolidado como un centro comercial y logístico regional debido a la expansión del Canal de Panamá y actividades relacionadas, entre otros factores, expresaron “preocupaciones” porque la vía acuática está “exenta” del régimen de contratación pública.
Se alentó a Panamá a considerar la posibilidad de adherirse al Acuerdo sobre Contratación Pública (ACP), dada la importancia de establecer condiciones de competencia abiertas, justas y transparentes en los procesos de contratación pública.
Se expresaron preocupaciones con respecto a los requisitos de propiedad relacionados con el cabotaje, que fueron introducidos por Panamá.
Si bien los examinadores reconocieron la contribución de todos los regímenes especiales al clima de inversión, algunos señalaron “los riesgos inherentes a las actividades de las zonas francas”.
También instaron a Panamá a acatar las normas comerciales multilaterales en el sector agropecuario, en particular los controles fitosanitarios y zoosanitarios, “que algunos miembros consideraron carentes de transparencia”, así como “la justificación de los requisitos de importación para determinados productos”.
Se instó a Panamá “a considerar la posibilidad de eliminar o reducir los impuestos y cargas interiores sobre las mercancías importadas”.
Varios miembros señalaron que aunque el nivel arancelario medio era bajo, el arancel medio aplicado a los productos agropecuarios había aumentado durante el período objeto de examen y se había excedido el tipo consolidado para algunas líneas.
Instaron a Panamá a rectificar el nivel de estos aranceles.
También a que mejore la protección del derecho de autor y las marcas.
Con respecto a la competencia, algunos miembros han solicitado información adicional sobre las actividades económicas que actualmente no están sujetas al régimen de competencia del país.
Estos incluyen sectores dominados por monopolios estatales, como la transmisión de energía y los servicios postales, las actividades de la Autoridad del Canal de Panamá y los juegos de azar.
Quienes respondieron al examen, en directo y por medio de internet, fueron la viceministra de Negociaciones Comerciales Internacionales, Linda Castillo, quien participó desde Panamá; el embajador ante la OMC, Alfredo Suescum, y el resto de la delegación panameña en Ginebra.
Laurie Lo, representante permanente de Hong Kong, China, ante la OMC, condujo el debate.
Panamá tiene un tema pendiente presentado por su vecino Costa Rica en la OMC relacionado con “Medidas relativas a la importación” desde el 24 de enero de 2022 que se encuentra en manos de un grupo especial de investigación.
Pero Panamá también presentó en 2022 una “preocupación” sobre el Perú, denominada “Demoras indebidas y restricciones a la exportación de productos agropecuarios e hidrobiológicos”, que estaría pendiente de resolver.
Panamá se prepara para participar en la semana del 26 de febrero de 2024 en la 13 Conferencia de Ministros de la OMC, que se celebrará en Abu Dabi (Emiratos Árabes Unidos).
En junio pasado, el Consejo General de la OMC emitió un informe sobre los mandatos de la 12 conferencia de ministros, en especial la reforma del organismo, su desempeño durante el combate de la pandemia –pensando en la preparación para futuras pandemias– y la decisión sobre el programa de trabajo del comercio electrónico.
Las percepciones de los beneficios del comercio internacional y la cooperación multilateral han ido cambiando.
Una serie de conmociones en el espacio de 15 años –primero, la crisis financiera mundial de 2008-09, luego la pandemia de Covid-19 y ahora la guerra en Ucrania– han llevado a la sensación de que en lugar de fortalecer económicamente a los países, la globalización los expone a riesgos excesivos.
Junto con el aumento de las tensiones geopolíticas, estas percepciones han alimentado las narrativas que abogan por la localización de las cadenas de suministro y las estrategias de política comercial basadas en preocupaciones geopolíticas.
En el debate público, términos como “deslocalización” y “subcontratación” han sido sustituidos por “relocalización”, “casi deslocalización”, “deslocalización de amigos” y “desacoplamiento”.
Pero Panamá busca ampliar el acceso al mercado chino, frenar las condiciones de la desgravación pactada con Estados Unidos para sus productos sensitivos, además de promover su autoabastecimiento alimenticio.
Si quiere leer el informe completo, puede descargarlo gratis, previo registro, en https://www.wto.org/spanish/res_s/publications_s/wtr23_s.htm .
*periodista independiente y profesor universitario