Ganaderos están aprensivos por casos del gusano barrenador en áreas inusuales

El registro de casos del gusano barrenador en áreas donde antes no había, mantiene preocupados a los ganaderos del país.

Este lunes se reportó el incremento de 510 casos del gusano barrenador en las provincias de Darién, Colón y en el sector de Panamá este. Pero también hay casos confirmados en Panamá Oeste y en Ocú.

“Existe una zonificación donde se estipula hasta dónde debe llegar la presencia del gusano barrenador, que es por el lado de Chepo, pero ya ha habido casos aquí en Panamá Oeste y unos casos confirmados en Ocú (Herrera). Eso no es común, ya se les escapó de las manos el problema”, afirmó el ganadero Aquiles Acevedo, de Panamá Oeste.

El presidente de la Asociación Nacional de Ganaderos (Anagan), Ovidio Saavedra, dijo que no podría decir con exactitud cuántos casos se han reportado del gusano barrenador hasta ahora, pero aseguró que no es usual el incremento de estos brotes en estas provincias.

Lo que sí es seguro, indicó, es que “nos ha ocasionado serios trastornos en la ganadería, puesto que hubo que incrementar la vigilancia al hato ganadero y volver a concienciar al ganadero para que curen las heridas”.

Aunque no han confirmado los casos, el Ministerio de Desarrollo Agropecuario (Mida) y la Comisión Panamá, Estados Unidos para la Erradicación y Prevención del Gusano Barrenador del Ganado (Copeg), anunciaron que han reforzado la vigilancia en los puestos de control de movilización de animales y la liberación de moscas estériles en Panamá Oeste, Herrera y Veraguas, como parte de las acciones inmediatas.

Dichas acciones son coordinadas por las direcciones de Salud Animal y Cuarentena Agropecuaria del Mida, junto con la Copeg, para intensificar las acciones para el control y la erradicación del gusano barrenador.

A finales de febrero de 2023, Copeg declaró un brote en la provincia de Darién con 749 casos reportados. En esa ocasión se reportaron casos positivos en las comunidades de Pigandí, Catrigantí, Palmas Bellas, así como los distritos de Chepo y Chimán, provincia de Panamá, comunidades cercanas a la provincia de Darién.

Según explicó a medios locales el director por la parte panameña de la Comisión Panamá-Estados Unidos para la Erradicación y Prevención del Gusano Barrenador del Ganado, Enrique Samudio, entre las causas del aumento de casos está una falla que hubo el año pasado en la producción de las moscas estériles, que al aparearse con las fértiles no permiten que haya crías. Y como parte de las acciones que sea han tomado actualmente, se hace un rastreo buscando nuevos casos y nuevas notificaciones, por lo que se les hace un llamado a los productores a reportar si detectan algún caso de gusano barrenador en sus animales para responder de manera inmediata y controlarlo, explicó Samudio.

El gusano barrenador del ganado, o Cochliomyia hominivorax, también conocido como “tórsalo” es causa de miasis, una parasitosis del cuerpo que afecta a los animales y a los seres humanos. Al alimentarse las larvas de la mosca causan lesiones graves en la piel del ganado, los animales salvajes y los seres humanos. Los efectos son especialmente devastadores en la producción pecuaria debido a la mortalidad y a un menor rendimiento en la producción de leche y carne.

La Copeg es una entidad binacional encargada de producir y dispersar moscas estériles del gusano barrenador del ganado. Las acciones conjuntas que se han trazado incluyen rastreo, muestreo, orientación y capacitación de los productores, personal técnico de otras instituciones y privados. Se formarán brigadas conformadas por médicos veterinarios de la dirección de Salud Animal, médicos veterinarios internos y asistentes del Mida junto con médicos veterinarios y técnicos de Copeg.

Además, se recomienda a los ganaderos la revisión frecuente de los animales, curación oportuna de las heridas de los animales, toma y envío de muestras de gusanos, transporte solo de animales sanos y reporte de casos.

Según estimaciones económicas conservadoras, los costos de las medidas preventivas, las pérdidas a causa de las enfermedades animales, la disminución de la producción pecuaria y los costos asociados a la vigilancia epidemiológica de la enfermedad en los países afectados de la región de América del Sur podrían alcanzar los $3.600 millones al año, sin tener en cuenta el problema de salud pública.