El hambre y la inseguridad alimentaria caen por segundo año consecutivo

Actualizado
  • 03/02/2025 00:00
Creado
  • 02/02/2025 18:15
El Panorama Regional de Seguridad Alimentaria y la Nutrición 2024 de la FAO revela que hoy hay 2,9 millones de personas menos con hambre y 19,7 millones menos con inseguridad alimentaria

Un nuevo informe de las Naciones Unidas revela que el hambre y la inseguridad alimentaria en América Latina y el Caribe (ALC) disminuyeron por segundo año consecutivo.

Según Panorama Regional de Seguridad Alimentaria y la Nutrición 2024, el hambre afectó a 41 millones de personas en la región en 2023, una disminución de 2,9 millones de personas respecto a 2022 y de 4,3 millones respecto a 2021.

Pero, a pesar de los avances regionales, existen disparidades entre subregiones. En el Caribe, por ejemplo, la prevalencia del hambre ha ido en aumento durante los últimos dos años, alcanzando el 17,2 %, mientras que en Mesoamérica, se ha mantenido relativamente sin cambios, situándose en 5,8 %.

Así lo arroja el informe, un trabajo conjunto de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Programa Mundial de Alimentos (WFP) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).   

Con respecto a la inseguridad alimentaria moderada o grave, la región también demostró avances por segundo año consecutivo, cayendo bajo el promedio mundial por primera vez en 10 años.

En total, en 2023, 187,6 millones de personas en la región experimentaron inseguridad alimentaria, 19,7 millones menos que en 2022 y 37,3 millones menos que en 2021, señala el documento publicado esta semana. 

Esta reducción, destaca, se explica por la recuperación económica de varios países de América del Sur debido a programas de protección social, esfuerzos económicos postpandemia y políticas específicas destinadas a mejorar el acceso a los alimentos.  

El informe refleja también que la inseguridad alimentaria afecta de manera más pronunciada a determinados grupos de población, como las comunidades rurales y las mujeres. La brecha de género en América Latina y el Caribe sigue siendo más elevada que el promedio global.

Impacto del clima al seguridad alimentaria

Por otro lado, el informe advierte que los patrones cambiantes de la variabilidad del clima y los eventos extremos están impactando negativamente todas las dimensiones de la seguridad alimentaria y reforzando otras causas subyacentes de la malnutrición en todas sus formas en América Latina y el Caribe.

Así, la región se ubica como la segunda región del mundo más expuesta a eventos climáticos extremos después de Asia. En América Latina y el Caribe, al menos 20 países (el 74% de los países analizados) enfrentan una alta frecuencia de tales eventos, lo que indica una exposición significativa, y 14 (52 %) se consideran vulnerables porque tienen una mayor probabilidad de tener un impacto en la subalimentación debido a estos fenómenos.

“La variabilidad del clima y los eventos extremos son una amenaza para la estabilidad de la seguridad alimentaria y la nutrición” alertó el subdirector General y Representante Regional de la FAO para América Latina y el Caribe, Mario Lubetkin, al revelas los hallazgos del informe.

El organismo advirtió que el impacto de los extremos climáticos se ve exacerbado aún más por los persistentes desafíos estructurales: conflictos, desaceleraciones económicas y crisis, así como por factores subyacentes como los altos niveles de desigualdad, la falta de acceso a dietas saludables y su inasequibilidad, y entornos alimentarios poco saludables.

Por esa razón, Lubetkin subrayó la importancia de implementar una respuesta integral, basada en políticas y acciones diseñadas para fortalecer la capacidad de los sistemas agroalimentarios. “Esta resiliencia permite anticipar, prevenir, absorber, adaptar y transformar, de manera positiva, eficiente y eficaz frente a diversos riesgos, incluyendo los desafíos asociados al cambio climático y los eventos extremos”, apuntó.

El trabajo identifica, además, la falta de acceso económico a dietas saludables como una cuestión crítica. En 2022, 182,9 millones de personas en la región no podían permitirse acceder a ellas, evidenciando una mejora de 2,4 puntos porcentuales en comparación con 2021. 

Disparidad regional

Del mismo modo, se observan disparidades entre subregiones en el acceso a dietas saludables: en el Caribe, el 50 % de la población (22,2 millones de personas) no podía permitirse una dieta saludable, en Mesoamérica un 26,3 % (47,1 millones de personas) y en América del Sur un 26 %. (113,6 millones de personas), por lo que las agencias de las Naciones Unidas urgieron centrarse en las poblaciones vulnerables y expuestas a eventos climáticos extremos. 

“El planeta se calienta y el clima se desajusta. Las mujeres y hombres de América Latina y el Caribe viven la emergencia climática en primera persona: producir alimentos, transformarlos, transportarlos y poner un plato en la mesa es más difícil en los países donde ocurren fenómenos climáticos extremos a menudo”, explicó la directora Regional del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas en América Latina y el Caribe, Lola Castro.

En ese sentido, las agencias enfatizaron en la necesidad de acelerar aún más las inversiones y acciones destinadas a crear capacidades de largo plazo para responder a la variabilidad del clima y los eventos climáticos extremos. 

“Tenemos que redoblar esfuerzos para adaptar los sistemas alimentarios a los efectos del cambio climático, cuyo impacto negativo exacerba la inseguridad alimentaria. Para lograrlo, debemos invertir más en las áreas rurales... Además, debemos invertir en las mujeres y en los grupos de población más vulnerables para asegurar que los avances en la reducción del hambre no dejen a nadie atrás”, concluyó la directora Regional de la División de América Latina y el Caribe del FIDA, Rossana Polastri.

El último Panorama Regional de Seguridad Alimentaria y la Nutrición 2024 revela que:
Los avances
En 2023, el hambre afectó a 41 millones de personas en la región en 2023, una disminución de 2,9 millones de personas respecto a 2022 y de 4,3 millones respecto a 2021.
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