El Estado y la educación superior

El presupuesto público es un instrumento de programación económica, social y financiera que posibilita al Estado el cumplimiento de sus funciones. Es el mecanismo a través del cual todos los organismos del Estado asignan racionalmente los recursos públicos para alcanzar sus objetivos. Entiendo entonces que las universidades públicas deberían ser parte primordial de la asignación de presupuesto.

La educación en Panamá a la luz de la Constitución política se constituye en un derecho para los panameños y debiese ser una obligación para el Estado, considerando un objetivo central del desarrollo social y económico de todos los países. La educación es el medio para formar al capital humano y de esa forma transformar a la sociedad. La educación superior en Panamá tiene una oferta mixta; tenemos universidades públicas y privadas, universidades recreaditadas, acreditadas y algunas en proceso.

La cobertura del sistema financiero de la mayoría de las universidades privadas está dada por los ingresos que perciben por medio de las matrículas; con base en estos ingresos estructuran su presupuesto y proyectan su desarrollo.

Sin embargo, para las universidades públicas los ingresos corresponden a aportes del Estado, el llamado presupuesto asignado. Dada la transformación que ha tenido la educación en los últimos 15 años, el presupuesto actual es totalmente insuficiente.

Me quiero referir a la autogestión académica, definida por algunos autores como el conjunto de habilidades que permiten manejar las emociones, pensamientos y comportamientos de manera efectiva en diferentes situaciones académicas para alcanzar objetivos o aspiraciones.

La autogestión es la capacidad de generar diferentes ingresos por medio de diversos servicios y programas que ofrece una casa de estudios superiores. La Universidad Especializada de las Américas (Udelas) representa un agente de esperanza y cambio en la vida de panameños de estrato humilde, universidad que se distingue por proporcionar una formación avanzada, de conocimiento, investigación, deporte y cultura.

La poca asignación de un presupuesto justo para la gestión universitaria genera un particular estrés, el estrés financiero en toda la comunidad universitaria, que se percibe, se vive y se sobrevive en una incertidumbre constante basada en el día a día y en una esperanza que en ocasiones es prácticamente lo único que queda. Sin un presupuesto acorde con lo que produce una casa de estudios superiores, la institución universitaria queda sumergida en el principio de acción-reacción, es decir, con poca planificación ni objetivos claramente definidos.

En atención a lo anteriormente escrito, surge una pregunta: ¿cuál es la importancia que tiene para el Estado la universidad?

Debería darse una armonía y excelente comunicación en la relación  del Estado y la universidad  pública. Del éxito de esa buena relación, depende en gran medida el desarrollo de una sociedad. Dependiendo de la autonomía y asignación justa del presupuesto a las universidades públicas, se puede cumplir de una mejor manera con las funciones de docencia, investigación y extensión en áreas de donde surge el conocimiento y fuente de innovación que fortalece a la sociedad.

¿Cómo puede evolucionar una sociedad? Se considera la educación superior  como uno de los principales impulsores de la evolución de la sociedad. Sin embargo, pareciera ser que el Estado no percibe que invertir en educación es vital, entonces ¿cómo se puede garantizar un sistema socioeconómico próspero y competitivo? No podemos olvidar que la educación superior tiene una alta responsabilidad con la sociedad: son los llamados responsables de formar a los profesionales de un futuro muchas veces incierto.

En ese gran análisis que implica la distribución presupuestaria, el Estado debe crear conciencia de que es importante asignar un presupuesto acorde con las necesidades de las universidades públicas que tienen la gran labor de preparar a los profesionales del mañana.

Considero que la Universidad Especializada de las Américas, con 25 años de experiencia, creadora de un estilo diferente de ejercer la docencia, con una mística única, puede ser dueña de su propio destino y autogestionar el aprendizaje que imparte a sus estudiantes, jóvenes que estudian carreras que solo la Udelas imparte.