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- 15/12/2013 01:00
- 15/12/2013 01:00
LA HABANA. Cuba, que trata de reducir la dependencia del combustible fósil, hace esfuerzos por aumentar la generación de energía a partir de los desechos de la producción de azúcar, una industria que renace en la isla.
El estatal Grupo AZCUBA, que dirige la industria desde 2011 en sustitución del ministerio del Azúcar, realiza una fuerte inversión para utilizar como combustible los residuos de la caña de azúcar después del procesamiento del dulce.
La jefa de Generación Eléctrica del Grupo AZCUBA, Bárbara Hernández, dijo que con ese objetivo han adquirido 11 empacadoras de paja y construido molinos en las refinerías para triturar el excedente sólido y minimizar el uso del petróleo.
Hernández detalló que las inversiones implican las construcciones de calderas, el montaje de plantas de tratamiento de agua, la mecanización de plantas de bagazo, el reordenamiento de motores y bombas, la automatización de los procesos de molida y la modernización de centrífugas y de plantas eléctricas.
‘Esas medidas han permitido elevar la eficiencia energética y aportar, además, excedentes a la red eléctrica nacional por una línea de 33,000 voltios’, explicó.
BIOMASA
La industria azucarera cubana se ha preparado también para utilizar como combustible la biomasa no cañera, en particular el marabú, un arbusto espinoso de rápida propagación y que forma tupidos bosques, muy difíciles de erradicar.
En ese plan, AZCUBA instaló ocho astilladoras de madera ubicadas junto a los macizos de esa planta en, Villa Clara, Ciego de Avila y Camagüey, tres provincias del centro del país, donde se pretende aprovecha el potencial de esa planta en la generación de energía y calor de forma combinada.
De acuerdo con estudios internacionales, un metro cúbico de marabú equivale a la generación de 500 kilowatts/hora (KW/h) de energía.
La generación eléctrica ha sido desde hace muchos años una de las actividades derivadas de la producción del dulce, pero decayó a partir de 2003, con la reducción en 60% del número de fábricas, que llegó a 155.