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- 21/09/2020 15:36
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La diversidad y la inclusión son dos palabras muy poderosas, tanto para las comunidades como para las organizaciones. Hemos entendido que son esenciales para el desarrollo de nuestra sociedad y precisamente son ellas la razón de esta conversación.
Para que todos estemos muy sintonizados analicemos los siguientes datos: nuestro país está compuesto por 4.17M de habitantes, de los cuales la mayoría son mujeres. Somos un país naturalmente diverso y si nuestro objetivo es tener organizaciones fuertes, con potencial de crecimiento e innovación tenemos que funcionar como espacios en donde la participación, la diversidad y la inclusión son no negociables.
Ahora que sabemos que uno de los grandes desafíos que tenemos como organización es ¿Cómo gestionar con éxito la diversidad de nuestros colaboradores y clientes?, les comparto mi experiencia y el camino que he recorrido y sigo explorando en este proceso de liderazgo: He comprendido que debemos promover un liderazgo inclusivo para fortalecer las empresas, sirviendo varios propósitos: modelando esta nueva realidad que estamos viviendo, creando un ambiente que da prioridad a las habilidades de los colaboradores, dando la bienvenida al error y a los aprendizajes; formando un equipo cohesionado, resiliente, que demuestra fortaleza, permite fomentar positivismo y apoyar a las personas ante las adversidades; con unos resultados sorprendentes que entre otras cosas genera un mayor compromiso de la gente y una clara identificación con la marca.
Pero ¿Cómo podemos lograr ese liderazgo inclusivo tan necesario en estos tiempos? A continuación, les comparto las recomendaciones que considero claves para lograr dicho objetivo en un ambiente laboral:
Es nuestro deber fomentar un entorno que favorezca la inclusión: El líder debe contar con las herramientas de comunicación que le permitan crear un entorno colaborativo e inclusivo, con reglas de oro para que el equipo se sienta partícipe, que puedan entregar sus opiniones y aportes sin ser juzgado, que por el contrario se sienta reconocido por los esfuerzos y aportes. Apoyados siempre en los valores del respeto y la escucha activa, debemos estar conscientes de los propios prejuicios y evitar que esto afecte las opiniones y los aportes de todos los miembros del equipo.
Hay una necesidad latente de crear un ambiente de opiniones diversas para generar un espacio que permita innovar y manejar los conflictos de forma positiva: Las organizaciones siguen a sus líderes y por esta razón es nuestro deber incentivar y promover el aporte de ideas distintas, evitando y manejando los roces o conflictos que a veces se presentan en la diferencia de pensamiento y comportamiento, nos corresponde construir espacios adecuados para detonar la creatividad y la innovación que nos permitan ver que la suma de todos es la que nos permite ir más allá; aquí cabe perfectamente esa frase conocida que dice que “solos vamos más rápido, pero juntos llegamos más lejos”. En la diversidad está la fuente de los nuevos modelos de negocio y de las nuevas formas de trabajo para una realidad que así lo exige.
Lideremos en un constante camino de construcción de relaciones genuinas, retadoras y positivas: hemos aprendido la importancia de trabajar en un marco sano y honesto de optimismo, sabemos que esto sólo se consigue desde un liderazgo auténtico y retador, en donde las personas que conforman nuestros equipos se sientan estimuladas y desafiadas a proponer y pensar diferente. Pero para que esto ocurra reitero la importante de garantizar a cada integrante de nuestra organización, un espacio sin juicios ni señalamientos que le garantice a cada persona que puede expresar sus opiniones con libertad, desde luego dentro del marco de valores de la organización. Y un ingrediente adicional es que lo hagamos desde la empatía y genuina cercanía.
La capacidad de conciliación es una de las variables que el líder requiere en todo escenario: No les hablo sólo de negociación, los invito a pararse en el terreno de la conciliación. Ya hemos visto que mantener posturas extremas y no encontrar o construir puntos comunes, solo nos lleva a mayores dificultades. El liderazgo moderno debe centrarse más en la generación de valor del grupo, no en la ya reevaluada postura de ganar o perder posturas individuales.
Trabajemos en la Promoción de la Inclusión: no solo somos responsables de evidenciar y fomentar el liderazgo participativo en nuestras organizaciones, debemos velar por que haya pluralidad, equidad de género e inclusión. Este es el camino que nos permitirá evolucionar como empresa, crecer y ayudar a nuestros equipos a que lo hagan también. En la medida que las organizaciones fomenten la diversidad, avanzará la consolidación de un entorno laboral competitivo y justo con igualdad de oportunidades para todas las personas.
No existe crecimiento sin empoderamiento: Las personas que dirigen con imposición y con absoluto control hoy se ven en grandes apuros de capacidad de respuesta, entre otros y precisamente por esto el líder debe soltar el control y otorgar a los equipos la responsabilidad y autonomía de conseguir los resultados deseados. Esto no sólo facilita el cumplimiento de resultados, se refleja también en organizaciones altamente motivadas, que se desarrollan, sobresalen y en colaboradores que aportan al sentirse 100% parte del resultado de sus empresas. Es un muy buen camino para contar con la confianza de los colaboradores al responsabilizar y reconocer los logros obtenidos por cada uno de los miembros del equipo.
Y como no somos de piedra nuestro elemento final es el liderazgo emocional: Nos lo demuestra el entorno actual, trabajamos con los cambios que han venido y seguirán acompañando la pandemia y sus consecuencias, se han incrementado los niveles de incertidumbre, la preocupación y en todos nuestros espacios de vida. Esta realidad nos ha obligado a incluir en nuestros esquemas acciones y conversaciones en torno al autocuidado, al respeto por otros, a buscar momentos de desconexión, nos están enseñando resiliencia en dosis exponenciales, nos obliga también a ser transparentes, a aceptar que tenemos la cabeza y corazón conectados y lo más importante a que esos son componentes que impactan nuestro liderazgo y por lo tanto a nuestras organizaciones.
Cada uno de estos aspectos compone hoy mi ruta de liderazgo y la de personas a quienes admiro y de quienes aprendo. Se las comparto porque sé que hacen la diferencia y que vienen llenas de beneficios y ganancias para todas las personas no sólo para las organizaciones, como movernos en un marco de mayor respeto, fidelidad y compromiso; veo también que con ellas se logra un impacto positivo en el servicio a los clientes, generando mayor volumen de ventas y negocios , un alto nivel de satisfacción laboral en todos los niveles de la organización, una cultura de innovación y creatividad permanentes, la mejora de la reputación empresarial, permite una toma de decisiones más acertada, participativa y consensuada y una mayor rentabilidad de la inversión.
Sólo si estamos dispuestos a asumir nuevas formas de hacer las cosas podremos salir adelante y las herramientas las tenemos todos, sólo es cuestión de ponerlas en acción.