“No dejo de oír a la gente pidiendo auxilio, su hilo de voz perdiéndose en la oscuridad y la silueta de un hombre en el techo de su coche alumbrada por...
El Canal de Panamá, bajo los reflectores
- 07/09/2023 00:00
- 07/09/2023 00:00
El Canal de Panamá está generando titulares alrededor del mundo casi a diario, después que una sequía histórica este año ralentizara el tránsito, provocando que se duplicara el número de navieras que esperan su turno de los normales 60 a 120 y ampliando el tiempo de espera de los normales tres días a dos semanas.
El embotellamiento se ha aliviado aproximadamente un 20% desde la semana pasada, según un informe de la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) publicado el martes. En el informe se lee: “Hasta agosto, a un mes del cierre del ejercicio 2023, el tonelaje acumulado del año se ajusta a lo presupuestado. Las colas de espera vuelven a la normalidad”.
Sin embargo, en plena temporada de lluvia el embalse del lago Gatún debería estar en 26,6 metros (87,41 pies) durante el mes de septiembre, según el informe, mientras que ahora se encuentra en 24,2 metros (79,7 pies), mejorando un poco debido a las fuertes precipitaciones esporádicas de las últimas semanas, pero todavía no tiene los estándares ideales antes de la estación seca y el intenso período navideño que se aproximan.
El Canal de Panamá sigue permitiendo solamente 32 tránsitos diarios para las esclusas panamax frente a los 36 de los años pasados, mientras que el calado para los barcos neopanamax se reduce a 13,4 metros (44 pies) desde los 15,2 metros (50 pies) del año pasado, lo cual incrementa el ralentí del tránsito.
Cifras de la ACP demuestran que a pocas semanas de terminar el año fiscal y no obstante el embotellamiento, “el total de tránsitos por el Canal de Panamá está 799 por encima de lo presupuestado y el total de toneladas suma 470 millones, que se mantiene dentro de lo proyectado”, según se lee en el informe, lo cual muy simplemente implica que la industria marítima sigue prefiriendo la ruta por Panamá. El año fiscal del Canal de Panamá termina el 30 de septiembre.
“En este tema, la Cepal cuenta con especialistas que están en posibilidad de brindar asistencia técnica al Gobierno de Panamá para evaluar las afectaciones que se tienen en este año, y en los siguientes, debido al retraso en el tráfico de las naves por el Canal (de Panamá)”, dijo el secretario ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) José Manuel Salazar-Xirinachs en una conferencia de prensa este martes. “Deben hacerse esfuerzos importantes en el corto, mediano y largo plazo para reducir las afectaciones que está generando el cambio climático sobre el nivel del agua de los ríos, lagos y mares, y con ello sobre las actividades económicas que dependen de los niveles óptimos de estos cuerpos acuíferos, como lo es el Canal de Panamá. Pero son esfuerzos que no deben ser aislados, sino que deben ser regionales y globales”.
El fenómeno de El Niño no es pasajero. El primer registro de El Niño que se originó en el Pacífico central y que se desplazó hacia el este fue en 1986. Expertos indican que El Niño está aquí para quedarse y empeorar. Aunque con sequías más leves, esos mismos expertos avisan que lo ocurrido este año en Panamá se extenderá hasta 2024.
De ahí que una idea algo extravagante resurgió recientemente, la de usar explosiones nucleares para abrir una brecha enorme entre los océanos Atlántico y Pacífico para tener un canal a nivel del mar.
En una reciente entrevista, el presidente Laurentino Cortizo dijo que “el Canal de Panamá debe tomar la decisión de qué proyecto necesita para alimentar el lago Gatún”. Los dos lagos artificiales que alimentan al Canal de Panamá, así como a las potabilizadoras que suministran a más de la mitad de la población del país, son el lago Gatún y el lago Alajuela, y datan de 1913 y 1935, respectivamente. El Canal de Panamá se inauguró el 15 de agosto de 1914. En ese entonces la fisión del átomo todavía no había ocurrido.
Fue durante la segunda mitad del siglo XX cuando científicos de Estados Unidos (EE.UU.) empezaron a jugar con la idea de usar explosivos termonucleares a beneficio de la ingeniería civil. Durante la década de 1950, el llamado “padre de la bomba H”, el húngaro Edward Teller, uno de los primeros miembros del proyecto Manhattan, proyecto que desarrolló la primera bomba atómica, pensaba que era posible construir un canal a nivel del mar en Panamá mediante detonaciones atómicas.
Después de la Segunda Guerra Mundial, los científicos de Estados Unidos experimentaron mucho con la recién descubierta fuerza nuclear, creando enormes cráteres en sus desiertos con una detonación tras otra. Pero la sola idea de que se haya considerado este escenario es alarmante.
“El ideal sería tener un canal a nivel, pero las graves implicaciones ecológicas no dejan otra opción más que depender del agua que produce el clima”, dijo en una entrevista el ministro para Asuntos del Canal, Aristides Royo.
Científicos y políticos de EE.UU. en la década de 1950 soñaban con utilizar armas nucleares con fines pacíficos para crear un nuevo canal en Panamá. Según el escenario, Teller y su equipo se abrirían paso hasta el nivel del mar y cada detonación sería equivalente a 60 veces la bomba lanzada sobre Hiroshima.
“Cabe la posibilidad de que haya 'algo' de radiactividad, pero no hay nada de que preocuparse”, solían decir los científicos estadounidenses entonces. Eran tiempos diferentes. Sabemos ahora que las implicaciones para la actividad nuclear van más allá de lo imaginable y las secuelas duran más de lo previsto. Por suerte ese sueño quedó en el cajón. Mientras, las aspiraciones hacia un mundo más conectado y hacia una globalización cada vez más amplia siguen tenaces.