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- 11/04/2024 00:00
- 10/04/2024 19:26
El más reciente informe del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (ICCA), que fue publicado este mes, muestra que es necesario que la región aprenda a implementar la bioeconomía como mecanismo para sacar provecho de sus virtudes naturales.
El escrito ‘situación y perspectivas de la bioeconomía en América Latina y el Caribe’, explica que para 2022, la región participó con el 18% de las exportaciones mundiales agroalimentarias y era líder en los mercados internacionales de soja (58,1% de las exportaciones internacionales), de aceite de soja (60%) y maíz (27,2%). Sin mencionar que la agricultura en ALC es parte fundamental de su producto interno bruto (7%), generando el 14% de los empleos.
Según el documento, la bioeconomía busca “dar un abordaje técnico-productivo a este renglón, para valorar al máximo la biomasa y los principios biológicos en la producción de nuevos bioproductos y bioservicios destinados no solo a la industria agrícola y alimentaria, sino también a otras industrias de alta agregación de valor y crecimientos acelerados en los mercados nacionales e internacionales”.
De implementarse esta estrategia, la ICCA alega que se mejorarían los procesos de los sistemas agroalimentarios, mediante la implementación de nuevas tecnologías. “La convergencia de las ciencias, tecnologías y conocimientos permite aumentar los rendimientos, productividad y sostenibilidad ambiental, tanto en la generación de biomasa, como en los demás procesos de transformación y comercialización de las cadenas de suministro agrícolas y alimentarias. Además de reducir los residuos y desechos, permite que muchos de ellos sean insumos de nuevos procesos productivos”, apuntó el escrito.
A esto hay que sumarle la posibilidad de transformar los territorios rurales en una fuente de ingresos, empleos y desarrollo, dado que la mayoría de las industrias que derivan de la bioeconomía deben radicar en lugar con biomasa y biodiversidad.
Otro elemento que se resalta es la promoción de una mejor nutrición y salud, ya que gracias a la aplicación de tecnologías de fitomejoramiento convencionales o biotecnología moderna, se puede estimular la cantidad y calidad nutricional de los alimentos.
No se puede dejar de lado la contribución que esta ciencia tiene en el potencial de dar sostenibilidad ambiental y resiliencia climática, al sustituir combustibles fósiles por fuentes de energía alternativas, que surgen del aprovechamiento de los residuos y desechos.