Este viernes 20 de diciembre se conmemoran los 35 años de la invasión de Estados Unidos a Panamá. Hasta la fecha se ignora el número exacto de víctimas,...
- 15/08/2020 00:00
- 15/08/2020 00:00
Frente a la escasez de capital de trabajo, miles de empresas panameñas y emprendedores locales se ven en la necesidad de tener acceso a recursos económicos. Como respuesta a ello, el gobierno plantea un proyecto que pone a disposición una serie de esquemas de financiamiento con el objeto de satisfacer la necesidad del recurso y brindar un respiro a la economía istmeña.
Sin embargo, los aspectos de estos esquemas en cuanto a requerimientos y costos no distan de las características de financiamientos regulares, y ponen en cuestionamiento a los usuarios sobre su conveniencia frente a la incertidumbre que impregna el panorama económico.
Los esquemas presentados en el plan de reactivación económica, publicados oficialmente por el Ministerio de Comercio e Industrias de Panamá (Mici) a mediados de junio 2020, consisten en poner a disposición el recurso necesario, ya sea para emprender, reinventar o para sacar a flote el negocio que ha sufrido las afectaciones económicas de la pandemia.
De acuerdo con la publicación, la ayuda se limita a los siguientes esquemas: banca de oportunidades al emprendimiento, activación de capital para la microempresa, los créditos preferenciales para la pequeña y mediana empresa y los fondos de garantía para la micro y pequeña empresa.
Transcurridos 14 días, se hace un anuncio por parte de autoridades del Mici sobre el esquema Banca de Oportunidades y su disposición a partir del 3 de agosto 2020. En dicha comunicación y en el sitio oficial del Banco Nacional de Panamá, se publican las características de dichos financiamientos, requerimiento, cuantías máximas a financiar, costos, plazo, y especifican los grupos económicos para quienes está dirigido el apoyo.
En lo concerniente a las exigencias se plantea contar con capacitación de Ampyme, registro empresarial de Ampyme y un plan de negocio, además de los requisitos básicos de identidad personal, evidencia de domicilio y buenas referencias de crédito. También plazos de 84 meses equivalentes a una madurez de siete años, con la capacidad de optar por cuantías que oscilan entre los $2,000.00 y $5,000.00.
En medio de la compleja y difícil situación por la que atraviesan cientos de panameños, esta disposición a pesar de ser repentinamente una luz de esperanza, también genera una serie de cuestionamientos, principalmente sobre qué tan apropiado sería optar por este esquema.
Desde la perspectiva del asesor financiero, se sugiere que el individuo evalúe primero su capacidad de compromiso. Como ha sido detallado en las exigencias, se debe de realizar una capacitación que consiste en cuatro fases de estudio, con cumplimiento de horas de capacitación y de trabajo.
Tal como lo evidencia la conducta del ser humano, el individuo tiende a abandonar proyectos de diversa índole, incluyendo negocios, por lo que no se trasciende de la etapa inicial.
Por ello, en la práctica de asesoría corporativa se aconseja al cliente, como punto de partida, evaluar el compromiso personal para con su proyecto.
Como segundo paso, se aconseja evaluar si el monto de financiamiento es suficiente para la actividad a desarrollar.
De acuerdo con el análisis de la Administración de Pequeños Negocios de Estados Unidos (SBA), la mayoría de las microempresas tienen un costo estimado de iniciación que oscila entre los $2,000.00 y $5,000.00.
Por tanto, sin ahondar en las características propias del mercado panameño, se justificaría que las sumas bajo el esquema de oportunidades son adecuadas.
Sin embargo, debemos considerar que estas sumas han probado ser suficientes en un panorama económico considerablemente normal. Es decir, en un contexto donde la idea a emprender era establecida, desarrollada, ofertada, y a partir de la implementación del plan de negocio y comercialización, se percibían flujos de efectivo que permitían, en el mejor de los escenarios, la trascendencia de la etapa temprana (TEA) –abarca entre el primer al tercer año– al establecimiento del negocio (EBO).
Actualmente tenemos un panorama económico extremadamente incierto, que no permite un desenvolvimiento normal de la actividad comercial como solía reportarse en períodos pasados, por lo que a pesar de la capacitación que se brinda mediante la plataforma 'Mi plan de negocios' al emprendedor o a quien busca reinventarse, no se reducen las contingencias a las que estará expuesto.
En el ciclo normal de negocios, el asesor aconsejaría tener a disposición mínimo seis meses de gastos para hacer frente a las obligaciones y/o contingencias.
Actualmente se definen como prudentes un mínimo de 12 meses. Estos emprendimientos o quienes buscan reinventarse apenas contarán con el dinero para establecerse, ¿tendrían la capacidad de obtener los fondos para las obligaciones y/o contingencias?
Para las microempresas y pymes, se extiende la oportunidad de optar por financiamientos de mayor cuantía. No obstante, entre la sensación de alivio que genera la coyuntura, también surge la duda entre el ámbito mercantil sobre qué tan apropiado es optar por el financiamiento.
En la práctica de asesoría financiera se identifica como promotor principal de la inquietud a los costos o intereses. De acuerdo con información de la Caja de Ahorros, los intereses oscilan entre el 6,00% y el 9,00% para las facilidades a la microempresa y del 4,50% y el 10,00% para la pequeña y mediana.
El comerciante los considera elevados, al contemplar las obligaciones atrasadas de casi seis meses de paralización y la situación compleja del mercado.
Frente a la complejidad y los costos, se generan otras interrogantes sobre qué tan conveniente sería el liquidar versus hacer un esfuerzo por reactivar.
Esto dependería del análisis íntegro de la situación contemplando si hay estrés financiero generado previo a marzo 2020, la capacidad de acceso al financiamiento condicionado a la burocracia, y el potencial éxito que se pueda obtener a partir de este compromiso financiero.
Es importante aterrizar en la realidad actual. Si bien al comercio o emprendedor se le proveerá de un recurso, este será otorgado a partir del cumplimiento burocrático, como la viabilidad de la actividad.
Posteriormente, si se logra acceder al financiamiento, se debe considerar que en la reapertura probablemente no se genere el flujo de caja necesario. Que es imperativo contar con elevados recursos gastos/contingencias.
Entonces es importante evaluar, ¿qué tan convenientes son estos esquemas para la actividad económica a realizar o que se realiza? y ¿hasta qué punto estos son una fuente promotora de la reactivación?