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Apicultores panameños piden más facilidades de crédito y menos burocracia
- 08/08/2023 00:00
- 08/08/2023 00:00
La falta de crédito, la poca regularización y el exceso de burocracia están llevando a que los apicultores panameños tengan problemas para comercializar su miel.
Actualmente en el país existen más de 400 apicultores registrados, de los que el 15% es mujeres. La producción anual es de 60.000 galones de miel, con un valor de $3,5 millones en el mercado, según datos del Ministerio de Desarrollo Agropecuario (Mida).
Bolívar Guevara, vicepresidente de la Asociación Nacional de Apicultores Unidos de Panamá (Anapup), explicó que para empezar en esta actividad como mínimo se necesitan $150 para comprar el núcleo –donde viene la abeja reina junto con una pequeña colmena– que al paso de siete meses ya puede tener el tamaño de un gran enjambre.
Si se trabaja adecuadamente, dijo, el apicultor puede producir cinco galones repartidos en 25 botellas de miel, que se pueden vender a $10 para generar una ganancia de $250. Si se producen tres cosechas al mismo tiempo, la cifra puede aumentar a $750 o más.
Sin embargo, este comportamiento económico no se traduce a la realidad. Según el presidente de Anapup, la actividad está pasando por muchas trabas que la vuelven poco atractiva para ejercer.
Una de ellas tiene que ver con la falta de acceso al crédito. Guevara criticó que al que quiere empezar en la actividad, el Banco de Desarrollo Agropecuario le pide “lo que no tiene” para compensar el préstamo. “Podemos hablar de una persona que puede tener el conocimiento y las ganas de querer producir miel, pero no tiene cómo conseguir un préstamo. Hay muchos que han estado en ese punto”, advirtió.
Otro problema es la falta de regularización, que ha dejado sin protección el ejercicio de esta actividad. Entre las principales irregularidades señaladas por el presidente de Anapup se encuentra el poco control que se hace en las fincas con el uso de insecticidas que están matando a las colmenas y otros polinizadores; los delitos en torno a la quema y robo de mieles; la supuesta falsificación de los etiquetados de los registros sanitarios; la venta de miel adulterada.
Guevara manifestó que el riesgo más grave es la venta a bajo precio de miel adulterada, que está hecha a base de jarabe de maíz con alto contenido de fructuosa, un edulcorante común en los refrescos y las bebidas con sabor a frutas.
Explicó que este problema viene desde hace muchos años y tomó fuerza cuando Anapup comenzó una serie de investigaciones para detectar de dónde provenía esta miel adulterada, que, al día de hoy, todavía se sigue comercializando.
Aunque no se ha descubierto la procedencia de esta miel adulterada ni cómo llegó al país. El presidente de Anapup reveló que en un esfuerzo por conocer la calidad de la miel que se vendía en Merca Panamá, tomaron muestras para ser estudiadas por el Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud. Contó que los resultados mostraron que la miel no es 100% natural, sino de jarabe de maíz con alto contenido de fructuosa.
“Las personas la consumen pensando que es miel 100% natural, cuando en realidad están tomando un producto que es dañino para el hígado”, subrayó el presidente de Anapup, quien mencionó que en su debido momento denunciaron el caso hasta en la Asamblea Nacional.
Tras estos acontecimientos, Guevara ve importante que la actividad sea regulada por las leyes panameñas para que el apicultor se beneficie de la inversión que hace en esta actividad. “Ha sido una lucha en estos últimos años y la verdad nos sentimos desfavorecidos porque no tenemos la protección de las leyes para que podamos lograr esa seguridad, como sí se ha hecho para la ganadería”, contó.
Guevara denunció que mientras esto ocurre, los apicultores nacionales no pueden comercializar su miel 100% natural, porque el Ministerio de Salud pone obstáculos para conceder el certificado que les da la autorización para vender su producto en el país. “Con estos problemas el apicultor no puede crecer porque hay demasiada burocracia. Además de que no hay esa disposición del gobierno para ayudarlos, sabiendo que en su mayoría son campesinos que pueden llevar adelante el negocio, pero no tienen cómo hacerlo”, explicó.
En sus 16 años de ser apicultor, Guevara ha visto de cerca los altos y bajos que ha tenido la actividad en el país.
Recordó que Panamá tuvo su “época dorada” cuando exportaba miel a países como Alemania. Todo cambió, dijo, con la llegada de las abejas africanizadas, que hizo que muchos apicultores abandonaran la producción ante la falta de conocimiento de cómo manejarlas.
Para Anapup, con la llegada de la tecnología y las nuevas técnicas de apicultura se pudo trabajar nuevamente con la abeja africanizada, al punto de tener una abeja más adecuada para la producción.
En los últimos 10 años han estado trabajando con especialistas tanto nacionales como internacionales que han dado luces para manejar a la abeja africanizada. Por ejemplo, se citó que desde el Instituto de Investigaciones Científicas y Servicios de Alta Tecnología se lleva a cabo un estudio que analizará las abejas africanizadas en varios puntos del país, junto con otros polinizadores. Los resultados estarán pronto a publicarse.
“Por eso vemos importante que Panamá ayude al área científica. Hay que entender que esta actividad la tienen que trazar los científicos, porque son los encargados de llevar a cabo las investigaciones e informaciones sobre los cambios que se producen, tanto en la naturaleza como en los insectos. Si ellos nos informan constantemente de lo que está pasando, es más fácil ejercer la actividad, de lo contrario estaremos enredados hasta nuevamente tomar el camino”, aseguró el presidente de Anapup.