“No dejo de oír a la gente pidiendo auxilio, su hilo de voz perdiéndose en la oscuridad y la silueta de un hombre en el techo de su coche alumbrada por...
Los retos del próximo gobierno en materia de empleo
- 02/08/2023 00:00
- 02/08/2023 00:00
Tras el golpe histórico que dejó la pandemia en materia laboral, expertos coinciden que la generación de empleo en calidad y cantidad será el mayor reto que enfrentará el próximo Gobierno.
Los comentarios se basan en que, según ellos, hasta el momento la reactivación ha sido económica y no en empleo.
Con la complejidad del nuevo entorno, el consultor laboral René Quevedo, ve viable la necesidad de crear, por lo menos, entre 200 mil y 250 mil empleos (entre formales e informales) para el periodo 2024-2029.
Generar estas cifras, dijo, dependerá de factores como transmitir confianza en inversión extranjera directa, establecer estrategias claras en sectores prioritarios, potenciar el emprendimiento y las micro, pequeña y mediana empresa (MIPYMES), enfrentar la transformación digital de la economía y un desarrollo de un plan de infraestructuras.
“Pero, sin duda la relación entre la demanda laboral y la oferta que exista en capital humano será un elemento fundamental, ya que actualmente debemos preguntarnos si estamos capacitando o formando en función a las nuevas tendencias del mercado, que nos lleve a crear estrategias y políticas públicas bien definidas para resolver esa problemática”, explicó el economista Roger Durán.
Esto es relevante para Quevedo, quien señaló que la matriz económica de Panamá está cambiando y con ella sus fuentes de empleo, en una migración hacia una economía más basada en conocimiento que en presencialidad. “Los nuevos empleos que está generando la economía requieren mayores niveles de escolaridad, así como conocimientos de inglés y competencias técnicas, digitales y actitudinales”, resaltó.
En la economía los trabajos simples siempre van a tener una remuneración inferior a la de un trabajo complejo. Por estas razones, el economista Juan Jovane cree que “Panamá no debe moverse a la generación de empleos simples, sino a los trabajos complejos y bien remunerados”.
Quevedo detalló que el 70% de los empleos en Panamá son presenciales y el país adoptó la más severa política de restricción de movilidad en Latinoamérica para controlar el covid-19, pagando consecuentemente el precio socioeconómico más alto, que incluyó la cuarta peor contracción económica del mundo y la pérdida de 407 mil empleos formales privados (2020-2021), 47% del total existente antes de la pandemia. Esto produjo que tres de cada cuatro trabajadores que perdieron sus empleos realizaban labores presenciales y tenían 11 o menos años de escolaridad, la mayoría laborando en los sectores que fueron los mayormente afectados por las restricciones impuestas comercio, construcción, logística, industria, hoteles/restaurantes y otras actividades de servicio.
En el entorno laboral pospandemia existe una clara relación entre escolaridad y calidad del empleo. Según el Instituto de Estadística y Censo (Inec), 85% de los nuevos empleos formales requieren trabajadores con más de 13 años de escolaridad, al tiempo que dos tercios de los nuevos empleos informales sólo demandaron 11 o menos años de instrucción formal.
Ahora existe un alto nivel de desocupación entre panameños con deficiencias formativas y dificultades para insertarse en el mercado laboral formal. Este fenómeno plantea un importante desafío social y fue evidenciado por las filas de la Expoferia de Empleo de Konzerta a finales de septiembre 2022, en la que 25 mil solicitantes compitieron por 2 mil vacantes (empleos formales asalariados), contó el consultor laboral.
También citó que según una reciente Encuesta de Expectativas de Empleo de ManpowerGroup, 33% de los empleadores panameños espera incrementar sus planillas en el tercer trimestre del 2023, confirmando además la creciente tendencia entre escolaridad y calidad del empleo.
Agregó que el promedio de escolaridad de la fuerza laboral panameña es de 11.6 años aprobados, pero las mayores expectativas de contratación están en sectores con exigencias superiores, como Salud (14.6 años), Comunicación (14.8) y Tecnologías de la Información (14.8).
Estas presiones son la razón por la que Jované ve necesario que se combinen los planes económicos con los de educación, ya que son dos elementos que deben ir de la mano, pero del que “hace muchos años no siente que sea así”.
Durán, por su parte, manifestó que aunque es importante la recuperación de la calidad de la educación, ya sea formal o técnica, también se deben incluir las habilidades blandas, el pensamiento crítico y analítico. “No solo hay que mejorar la educación, sino su calidad porque ya se habla de que las plazas que existen piden un alto nivel académico. Reforzar las habilidades blandas es importante porque muchas de las empresas buscan a un trabajador responsable y que se adapte a los cambios con pensamiento crítico, resuelva problemas y tenga habilidades tecnológicas”, puntualizó.
“Hay que verlo como un todo. Entre cómo mejoramos la calidad del recurso humano para que el país tenga la competencia para producir y cubrir esa demanda del sector productivo para ser más competitivo. Cuando se dé esta combinación, ese beneficio permea en toda la sociedad provocando bienestar social”, añadió.
Las debilidades educativas de muchos jóvenes dificultarán su ascenso laboral y movilidad social, al ser asignados a trabajos manuales y repetitivos, sino les condenan a tareas potencialmente automatizables, advirtió el consultor laboral. “La prioridad no es sólo generar empleos, sino generar empleos dignos, que tengan el amparo de la seguridad social y contribuyan al fortalecimiento de las finanzas públicas. Esto será difícil si no aumenta la inversión privada, particularmente en los seis sectores antes mencionados”, dijo.
Una solución más concreta para Jované es crear una política industrial, que le permita al país “saber hacia dónde quiere ir” para así adecuar su sistema educativo y sin olvidar el tema ambiental. “Tenemos una economía muy especializada en servicios. Sin embargo, hay dos sectores que hemos abandonado: la industria y el agropecuario. Aunque necesitamos educar para los trabajos a niveles tecnológicos, también hay que pensar en que estas nuevas plazas no se desarrollen en sectores ambientales insanos que en el futuro no van a tener cabida”, aclaró.
Durán rescató que también es importante que el país no vea la inversión extranjera directa como la única oportunidad de desarrollo, cuando puede potenciar la inversión nacional. “Lo que debemos procurar es que se cree la generación de empleo en el sector productivo, llamase por cuenta propia, independientes, empresariales o como empleadores. Además, debe predominar la facilidad o que las reglas del juego estén claras para que se pueda invertir en el país y no existan los cuellos de botellas”, comentó.