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El clamor por un empleo
- 30/09/2022 00:00
- 30/09/2022 00:00
“Tengo cuatro meses de estar sin trabajo. Estoy buscando lo que sea. ¡La situación está muy difícil!”, exclamó casi rompiendo en llanto Jackeline Aguilar, mientras le corría el sudor por sus mejillas rosadas debido al sofocante sol.
La mujer de casi 40 años está entre los más de 30 mil asistentes que llegaron desde distintos puntos de la ciudad capital y que estuvieron varias horas de pie en una larga fila, desde la madrugada del 28 y del 29 de septiembre, con el fin de encontrar un empleo en la Expo Konzerta 2022.
Jackeline tiene dos hijos en edad escolar, depende del salario de su esposo que a duras penas le alcanza para subsistir, y es una de las más de 203.250 personas que declaran estar desempleadas en el país.
Las imágenes se hicieron virales. El mar de gente en busca de trabajo era palpable. El deseo por conseguir un trabajo era tal, que no importó las largas horas en fila ni el golpe del hambre, la sed y el sol punzante que hasta provocó el desmayo de algunos solicitantes.
La fila de personas, principalmente de jóvenes entre 18 y 30 años, bordeaba la calle principal en la parte trasera de las instalaciones del hotel El Panamá al lado de la estación del Metro de la iglesia del Carmen.
Para el sociólogo Enoch Adames, la ferial laboral “es un reflejo del tipo de economía y fundamento de la crisis social y laboral. Una economía hiperespecializada en comercio y servicios no estimula la creación de una fuerza trabajo con valor agregado, con educación y conocimiento científico tecnológico”.
El consultor laboral René Quevedo fue más allá, al señalar que las largas filas en la Feria de Empleo de Konzerta “son reflejo de la enorme necesidad de empleo que hay en el país, luego de la peor catástrofe laboral de la historia ocasionada por la pandemia, y que dio como resultado que 3 de cada 4 trabajadores asalariados (formales) de la empresa privada perdieran sus empleos o se les suspendieran los contratos”.
Según informes del Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (Inec) de la Contraloría General de la República, hoy hay 59 mil asalariados privados menos y 249 mil informales más que en 2012, mencionó Quevedo, destacando que “la economía se está reactivando gradualmente, pero la recuperación del empleo formal marcha aún muy por debajo de los niveles prepandemia”.
Añadió que a pesar de los nombramientos en el gobierno, entre enero y julio 2022, Mitradel tramitó 137.308 nuevos contratos laborales, cifra 42% inferior a los procesados en el mismo período de 2019 (236.260).
“La acelerada precarización del empleo es reflejo del deterioro en el clima para la inversión privada en el país. La crisis laboral que enfrenta Panamá no es una crisis de 'empleo', sino una crisis de confianza”, argumentó Quevedo.
A pesar de la gran cantidad de personas sin trabajo, un informe de Manpower (julio 2022) señala que el 64% de las empresas panameñas tiene dificultades para encontrar personal calificado.
Según Quevedo, las posiciones laborales mayormente demandadas son atención al cliente, ventas y mercadeo, operaciones y logística, administración, asistentes de oficina, tecnología y recursos humanos.
Destacó que el inglés, las competencias digitales, y las habilidades blandas como proactividad, colaboración, responsabilidad, disciplina, pensamiento crítico, creatividad y relaciones interpersonales “son muy apreciadas por los empleadores. Aparte de la falta de experiencia, estos representan a su vez los grandes retos que enfrentan los buscadores de empleo”.
Adames, por su lado, explicó que la convocatoria estaba hecha como oferta empresarial en competencias técnicas básicas. La mayor afluencia se orientó hacia sectores de demanda laboral con muy bajo valor agregado.
“La crisis del desempleo no está tanto en la estructura técnico-ocupacional que no escala en competencias; como es un estilo de crecimiento que se nutre de la informalidad, y de competencias laborales de naturaleza manual”, aseveró.
Para el sociólogo Alonso Ramos, lo que ocurre es que en Panamá el sistema educativo nacional y el mercado de trabajo “no tienen ninguna conexión”, pues año tras año se gradúan de la escuela secundaria y de la universidad centenares de miles de jóvenes que se sumarán a las filas de desempleados, fuerza de trabajo barata y trabajadores informales, ya que los empleos que se generan son de baja calidad, con malos salarios y condiciones precarias.
“Esto se debe a que a las élites políticas y económicas de Panamá nos les ha interesado que el país cuente con un plan de desarrollo y, por ende, con una política real de generación de empleo digno. Si queremos un país donde cada persona tenga las condiciones para desplegar sus capacidades plenas, necesitamos planificar la economía de manera distinta”, apuntó Ramos.
La mayor parte de las personas que acudieron a la convocatoria dice tener varios meses de estar sin trabajo –incluso antes de marzo de 2020 cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la pandemia de la covid-19– y estar buscando la oportunidad de empleo que se les presente.
Dentro de las tantas hojas de trabajo y currículos dejados también había jóvenes universitarios, como Aurelio Reyes, de 19 años, que busca cómo generar ingresos después de haber terminado su carrera universitaria. ¿Qué tipo de plaza laboral está buscando? “La que esté disponible”, respondió sin premura.
Datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) indican que los jóvenes y las mujeres han sido los más afectados durante la pandemia en materia laboral y acceso al trabajo.
En el actual contexto de crisis, ambos organismos de la ONU instan a los gobiernos de la región a enfrentar el desafío de apoyar el ingreso y la reinserción laboral de los segmentos más vulnerables de la sociedad, especialmente mujeres y jóvenes.
Indican que a mediano plazo, será necesario implementar reformas que permitan avanzar hacia mercados laborales más resilientes, acompañando las medidas de reactivación con programas para favorecer el paso de la informalidad a la formalidad laboral, junto a un rediseño de la protección social.
Alberto Small, un joven de 20 años graduado en ingeniería en operaciones logísticas, es consciente de ello. Quedó desempleado desde el año 2020 y llegó en busca de que alguna de las más de 50 empresas que hoy ofrecen empleo le dé una oportunidad en el área administrativa, logística y recepción. “Es mi campo de profesionalismo”, respondió Small, mientras se acomoda su camisa blanca y su pantalón negro, su mejor atuendo sacado del guardarropas para este día.
Sensato de que la pandemia aceleró la transformación digital y con ello la demanda de carreras tecnológicas, técnicas y más especializadas. “Hay una demanda de más profesionalismo y mucha competitividad con los otros participantes que también están peleando por el puesto”, reconoció Small, instando a la juventud a seguir estudiando y preparándose para el futuro.
“Somos el futuro para nuestro país y hay que seguir esforzándonos para la competencia”, expresó Small, quien pese a las oportunidades que le ofrece la feria dice que faltó organización para que todos tengan acceso, y no tener que aguantar tantas horas bajo el sol y la lluvia para conseguir un empleo.
Sofía Gómez, por su parte, dijo que después de tres años de estar sin trabajo busca un empleo que le brinde una buena opción salarial y una buena oportunidad de crecimiento, en el área de administración y servicio al cliente. “No solo la entrada a la empresa, sino que brinde la oportunidad de crecimiento tanto laboral como personal”, comentó Sofía, a quien le ha “sido muy difícil conseguir un trabajo en estos tres años, ya que las compañías no están pagando lo que se pagaba antes de pandemia”, denunció.
“Cuando vas a una entrevista de trabajo promocionan un empleo, por decirlo de alguna manera, y cuando llegas estás haciendo dos o tres puestos a la vez. Entonces la paga no es cónsona con lo que están ofertando. Además, te exigen inglés, títulos universitarios y no están pagando ni arriba de $700”, dijo Sofía, madre de un hijo nacido en pandemia. Recalcó que la situación de estar desempleada le ha sido “muy difícil. Cuando hay uno dentro del hogar sin trabajo se puede llevar, pero en pandemia mi esposo quedó sin trabajo y la cosa se me dificultó mucho”.
Ya a punto de entrar a la feria, Sofía comentó que al ver la cantidad de personas que ha visto ir y venir “se nota la necesidad de trabajo”; y al igual que Small, criticó la organización de la feria. A su parecer debió ser en un lugar más amplio como el centro de convenciones Atlapa o el nuevo centro de convenciones de Amador.
“La afluencia de personas es mucha para la capacidad del Vasco Núnez. La cantidad de personas antes de pandemia en una feria de trabajo no se compara con lo que hay hoy”, expresó la dama, quien se mostró incómoda por lo sudorosa que estaba para enfrentar la entrevista que le esperaba al entrar al recinto.
Eneyda, quien trabajó por varios años en una institución del gobierno (en el Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial), pero desde hace dos años está parada, manifestó sin tapujos estar buscando “cualquier trabajo. El que salga”. ”Me botaron y ha sido difícil conseguir trabajo con la pandemia”, refutó la mujer de 53 años y madre de familia con amplia experiencia como promotora en el Miviot.
Eran pasadas las 4:00 de la tarde y Johana Vallejos todavía se encontraba en la fila que había empezado a formar a las 11:00 de la mañana, con la esperanza de poder entrar a la feria y encontrar una plaza. “Soy madre de una niña y me ha sido difícil conseguir un empleo. Estoy desempleada desde hace seis meses”, comentó la joven de 23 años, y que al igual que las más de 20 mil personas que hoy buscan una oportunidad laboral son el reflejo de ese 9,9% de desempleo que hay en el país, y de la destrucción del empleo formal en Panamá.
Era un tumulto de personas con tantas historias distintas y un sinfín de necesidades, esperanzas y desesperación económica. El único fin: lograr un empleo digno y justo.
Mientras miles de personas hacían cola para conseguir una plaza de empleo, los vendedores informales aprovecharon la muchedumbre congregada para generar un ingreso.
“En los últimos años me he dedicado a vender helados, chicha... Antes sí trabajaba, conseguía trabajo con más facilidad, ahora me ha afectado la edad, el tiempo en la pandemia, la crisis de la guerra ahora empeoró toda la situación: No es fácil, hay que buscar la forma de ganarse la vida honradamente”, compartió Mario.
Indicó que en ocasiones el negocio va bien y otras es regular, pero se ha dedicado a este negocio, luego de que lo despidieron de una institución del gobierno (Ministerio de Obras Públicas). “Es duro, pero siempre con la vista puesta en que los alimentos son la salida a la crisis. La comida es el negocio del momento. Lastimosamente va en competencia con los vicios, el cigarrillo, el alcohol, que deben pagar más impuestos y bajar (el costo de) los alimentos)”, comentó Mario, mientras despachaba los helados artesanales de coco a los transeúntes, que vende desde hace varios meses como un negocio familiar de Chitré.
El vendedor aseguró que la situación actual está “muy difícil” y lo que se genera “solo es para subsistencia y sus necesidades básicas, alimentación, salud, transporte...”, expresó Mario, quien en sus años mozos fue operador de equipo pesado y capataz en el MOP. Pero a sus más de 70 años, Mario dice que aún no se ha jubilado, porque “me robaron todas mis cuotas. Los gobiernos no protegen al trabajador de las empresas que descuentan grandes sumas de dinero para cotizar en el Seguro (CSS) ni tampoco lo fiscalizan. Así que el gobierno central también tiene culpa de este desbalance (en la Caja de Seguro Social) en todos los aspectos”.
La ministra del Mitradel, Doris Zapata Acevedo, calificó la actividad como positiva, porque se observó a cada una de estas personas buscar su oportunidad en los diferentes espacios de la actividad económica nacional que les permita sustentar sus habilidades y ser parte del crecimiento económico del país, que crece con la participación activa de su recurso humano.
La Expo Konzerta 2022 mantiene más de 50 empresas con diversas actividades operativas. Entre los sectores que se destacan están tecnología, logística, hotelería, transporte, restaurantes, ventas, y en el área comercial, informó Alfredo Mitre, director de Empleo del Mitradel.
Se espera cerrar la jornada con por lo menos 3.000 plazas laborales. Sin embargo, esperar largas filas no garantiza un puesto de trabajo, sino la oportunidad de encontrarse con una empresa que necesitaba algún tipo de trabajador.
De tantos postulantes (unos 20.000) a través del proceso de intermediación laboral, apenas se han registrado 1.000 personas a nivel nacional que han obtenido una plaza de trabajo.
Y es que las 50 empresas participantes buscan personal con carreras técnicas o habilidades de atención al cliente, y sobre todo con conocimiento de inglés. El 42% de los asistentes tiene nivel universitario o está estudiando, un 39% tiene nivel secundario, un 14%, nivel técnico, y un 5%, nivel básico de educación, según los organizadores.
Los rangos salariales de las vacantes que ofrecen las empresas están entre los $600 y los $2.000. “Pudimos haber hecho (la feria) virtual, sin embargo, el contacto con las empresas directo con los buscadores de empleo debe ser también una forma de nosotros poder identificar qué están buscando las empresas para yo poder formarme: inglés, tecnología y obviamente carreras técnicas profesionales”, puntualizó Mitre en declaraciones a medios locales.