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Economías de América Latina y el Caribe pierden impulso, advierte el FMI
- 02/02/2022 00:00
- 02/02/2022 00:00
El Fondo Monetario Internacional (FMI) advierte que las economías de América Latina y el Caribe están "perdiendo impulso", después del repunte de un 6.8% que reportó el año pasado (2021), tras el fuerte colapso económico sufrido en 2020.
Con este panorama, para este 2022, el FMI prevé que el crecimiento económico de la región disminuirá a 2.4%, una rebaja respecto al pronóstico de octubre de 2021, cuando estimó que el Producto Interno Bruto (PIB) de la región se expandiría 6.3%.
"La desaceleración es inevitable a medida que las economías retoman los niveles del PIB previos a la pandemia", advierten los autores del informe del FMI: Ilan Goldfajn, Anna Ivanova y Jorge Roldós.
Además añade que la rebaja del pronóstico refleja otras dificultades, como el enfriamiento de las economías china y estadounidense, las continuas interrupciones del suministro de insumos y trabajo, el endurecimiento de las condiciones monetarias y de financiamiento, y la aparición de la variante ómicron.
"La incertidumbre en torno a la evolución de la pandemia a nivel más general continúa ensombreciendo la recuperación en el mundo y en América Latina y el Caribe", afirma el FMI en su informe.
Destaca que las presiones inflacionarias en Estados Unidos y a lo largo y a lo ancho de la región, que podrían requerir un repliegue aún más rápido de la política monetaria acomodaticia, el posible cambio de actitud de los inversionistas frente al riesgo y el correspondiente endurecimiento de las condiciones financieras internas y externas, también representan grandes riesgos para la recuperación.
En ese sentido, “las autoridades podrían prepararse para el endurecimiento de la política monetaria estadounidense prolongando los vencimientos de la deuda pública, reduciendo las necesidades de renovación de créditos en el ámbito fiscal a nivel más general y limitando la acumulación de descalces de monedas en los balances del sector financiero en la medida de lo posible", apunta.
Al mismo tiempo, el FMI destaca que el año pasado la economía se caracterizó por una creciente inflación; y en el contexto actual, "los gobiernos tendrán que combinar la lucha contra la inflación con políticas estructurales que reactiven el crecimiento".
De acuerdo con el FMI, son numerosos los factores que han contribuido a esta situación: el creciente nivel de los precios de las materias primas y las importaciones (atribuible en parte a las perturbaciones del suministro mundial), las depreciaciones de los tipos de cambio, la activación de la demanda reprimida entre los consumidores y la reorientación del gasto en servicios hacia los bienes.
Según explica el FMI, ese rápido aumento refleja en parte la escalada de los precios de los alimentos y la energía. La inflación subyacente, que excluye dichos precios, avanzó menos (6.3%), pero aun así se ubica por encima de las tendencias previas a la pandemia y de lo observado en otros mercados emergentes (5.3% en promedio).
Incluso, en algunos países, las presiones salariales y las prácticas de indexación (contratos cuyas condiciones se modifican automáticamente con la inflación) están dando más impulso a los precios, añade.
Y ante la histórica inflación, los grandes bancos centrales reaccionaron, con el endurecimiento de las tasas de política monetaria, aunque ´ésta varía según la posición de cada país en el ciclo económico, y el grado y el alcance de las presiones de precios y la credibilidad del banco central.