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El salario mínimo, un debate urgente para la economía postpandemia
- 25/11/2021 07:05
- 25/11/2021 07:05
Cifras del Instituto Nacional de Estadística y Censo revelan que, para el primer trimestre del 2021 el Producto Interno Bruto (PIB) cayó en un 8.5%. Un panorama económico complejo, que deja a los panameños frente a una lucha diaria por llegar a fin de mes con sus salarios.
El Instituto Nacional de Estadística y Censo (Inec) informó que para junio de este año la desocupación laboral rondaba el 14.5%, una mejora en comparación con los registros anteriores post-pandemia pero preocupantes ante las previsiones del Banco Mundial sobre el probable decrecimiento general de la economía global.
Las cifras del Inec muestran además una reducción en la tasa de participación económica de 63% en la primera mitad de 2020, a 59.8% en la misma época de este año. Revelando que la población desocupada sólo se redujo de 371,567 en 2020, a 281,634 en 2021, siendo las mujeres las más afectadas por la crisis.
En medio de este escenario, tiene lugar el actual debate sobre el salario mínimo y su posible aumento. Si bien el artículo 174 del Código de Trabajo establece que esta remuneración básica debe ajustarse periódicamente -por lo menos cada dos años-, existe una fuerte resistencia desde los sectores empresariales para asumir el incremento. Del lado de los sindicatos, por el contrario, se exige que se cumpla con la Ley, especialmente ante el permanente alza del costo de la vida.
Desde el gobierno su postura es clara, “no existen” las condiciones necesarias para subir el salario mínimo. Así las cosas, el pasado 29 de octubre se estableció una mesa de diálogo para debatir y llegar a un consenso sobre el tema, con todos los sectores involucrados.
Ante estas visiones contrapuestas ¿qué se puede hacer?
Para el economista Javier Stanziola, el asunto pasa por comprender la desigualdad en la distribución del ingreso en el país. “La proporción del PIB que llega a los trabajadores ha venido disminuyendo de forma abismal, antes era el 40%, ahora hablamos de un 30%”, dice Stanziola.
También señala que “en Panamá hay más de 30 salarios mínimos, y que hay personas que ganan 1$ la hora.” Este se lo atribuye a una discriminación geográfica y de etnia en temas salariales. A su vez, considera que los más afectados por esto son los agricultores de sectores apartados.
Explica que si bien “entiende que hay personas con negocios que sufren la subida del salario mínimo, también hay quienes tienen que comer y se están muriendo de hambre”. Es una responsabilidad compartida tanto por empresarios y trabajadores.
Pero no todos están de acuerdo con Stanziola. En opinión del también economista Luis Carrasquilla, la subida del salario sólo beneficia a aquellos a quienes ganan salario mínimo pero "a los que ganan un poco más no". Según este, una aumento podría generar una reacción adversa en el mercado, con encarecimiento de bienes y servicios, por la adecuación de los precios para compensar el incremento salarial.
Para el la medida diciendo que la subida del salario afecta a todo el sistema, no sólo a aquellos a quienes se les aumenta. "Es más perjudicial que beneficioso”, asegura.
Aunque entre economistas no hay un consenso definido sobre un aumento o no del salario mínimo en este momento, de lo que si hay una coincidencia general es que sobre la necesidad de replantear de manera urgente las políticas públicas que se aplican en material laboral.
“Yo creo que es importante ver esto no solamente como un tema de salario mínimo, sino como una política de desarrollo laboral, que amplíe la capacidad de los trabajadores panameños”, apunta Stanziola.
Por su parte, Carrasquilla también hace énfasis en la participación estatal: “El Estado debe tener un rol activo en el proceso de investigación, desarrollo e inversión privada”. Aclara que esto se no se traduce en “abultar la planilla pública”.
De no llegar a un acuerdo sobre el salario mínimo, las consecuencias sociales pueden ser agravar la situación. Según el sociólogo Pablo Vivar si no se logra un consenso entre empresarios y trabajadores aumentará el descontento social, y con ello, protestas cada vez más agudas.
Para Mario de León, también sociólogo, no llegar a un acuerdo satisfactorio en esta materia, atentaría contra los trabajadores y sus familias quienes no lograrán tener una calidad de vida “medianamente digna”.
Advierte que el aumento del costo de la vida sin una remuneración correspondiente con la realidad, abriría pasó a una sobreexplotación. Como consecuencia, los trabajadores pueden llegar a ser menos productivos poniendo en la anelada recuperar económica del país. “Lo que está en juego es la vida, pero no cualquier tipo de vida, sino la vida digna”, concluye De León