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- 14/08/2011 02:00
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PANAMÁ. Corren sin parar, pero no es una carrera; tienen obstáculos, pero no es una prueba con vallas; hacen acrobacias que desafían la física, pero no son gimnastas olímpicos. Los jóvenes que practican el parkour, conocidos como traceurs en la jerga, son simples amantes del ejercicio, entusiastas y artistas de una disciplina que cada vez más se practica en el mundo.
La filosofía del también conocido como ‘arte del desplazamiento’ es trasladarse de un punto a otro de la ciudad o zona rural lo más fluidamente posible, con las partes del cuerpo como herramientas y la propia sombra como fiel acompañante mientras se saltan muros y esquivan elementos urbanos con gran habilidad y agilidad felina.
Afirmar que el parkour corresponde a salir a correr por una ciudad desde un punto a otro lo hace sonar bastante fácil, pero es un deporte que exige mucha concentración, práctica y destreza. Para los traucers más experimentados, este deporte es una filosofía de vida y una manera de expresar su arte; para los practicantes ocasionales, es una manera más de entrenar y divertirse.
Una regla intrínseca a la hora de la ejecución es continuar sin importar la gravedad del terreno y el salto o truco que deba realizarse. Si tomar carrera y saltar hacia una pared para tomar un segundo impulso y cruzar el obstáculo, o cual mono, colgarse de una rama, hacer un salto hacia otra para acabar con un salto mortal sobre un banco de una plaza, por ejemplo. La clave está en lograr hilvanar trucos de manera que cada uno sea consecuente del anterior para sacar el mayor provecho del mismo.
A pesar de que no hay normas oficiales, los buenos traceurs nunca molestan a la gente del entorno y no ponen en peligro su vida. Así lo estableció el impulsor francés David Belle a principios de la década de los 80 por las calles parisinas.
‘SER Y DURAR’
El padre de Belle, soldado y bombero francés, le enseñó a David cuando éste tenía 15 años el ‘método natural’, el cual es una forma de entrenamiento de diversas tribus de África que consiste en utilizar el cuerpo humano de la manera más eficiente para correr, saltar, trepar y esquivar cualquier obstáculo natural.
Lejos de planearlo, o estar consciente de lo que estaba creando, Belle aplicó el método a la ciudad, con lo que nació el parkour. El deporte se hizo tan popular en el mundo urbano que muchos jóvenes siguieron a Belle en sus entrenamientos durante años hasta formar el grupo ‘Yamakasi’.
El lema ‘ser y durar’ significa que quien lo practica debe moverse libre y de manera fluida, no tener miedo, confiar en sí mismo y superarse a sí mismo.
A través del portal Youtube, el parkour se extendió a muchos países del mundo que rápidamente lo adoptaron como un deporte más. En Panamá, tímidamente, está cogiendo impulso y ganando potenciales traceurs y traceuses (mujeres). Cualquier lugar es el escenario ideal; cualquier excusa es la acertada. La idea es vivir en constante movimiento.