La Ciudad de Saber conmemoró su vigésimo quinto aniversario de fundación con una siembra de banderas en el área de Clayton.
- 14/05/2021 00:00
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“Sin sacrificio no hay victoria”, es la frase con la cual se identifica el atleta colonense José Luis Ortega, de 22 años, quien comenzó en el ámbito deportivo a temprana edad, siguiendo el legado de sus familiares, quienes se desempeñaron en distintas disciplinas.
José con 13 años ya veía acción en competencias internacionales buscando dejar el nombre de Panamá en alto. En la categoría juvenil ocupó el puesto dos y tres en el ranking junior internacional, ganó varias medallas de plata y bronce.
Actualmente está en la categoría adulta y hace unas semanas se alzó con la medalla de plata para Panamá, en la última edición del Open Panamericano en Punta Cana.
En una entrevista con La Estrella de Panamá, el deportista no solo nos habla de su trayectoria deportiva, también de su preparación académica, su faceta como padre y sus metas.
Conocía a mi oponente de otras divisiones, y hasta ese momento no había competido con él. No fue un combate fácil sobre todo en la final, sino bastante extenso; los primeros minutos me dediqué a estudiar a mi contrincante, luego estábamos parejos en el marcador y al final caí en la batalla por amonestaciones, por lo que solo me llevé a casa la medalla de plata y no la de oro.
Cada atleta tiene su repertorio técnico. En mi caso antes de la batalla estudio a mi oponente, esto me ayuda a armar el ritmo de combate. Antes de este evento estuve concentrado en el estadio Rod Carew, junto con mis compañeros. Entrenábamos dos veces al día, de lunes a sábado, y hacíamos preparación extra. Parte de la preparación se basaba en la parte táctica, levantamiento de pesas para mejorar el acondicionamiento físico.
Con la pandemia fue difícil entrenar tanto para mí como para mis compañeros, porque nuestro deporte requiere de contacto, esto permite desarrollar mejor las técnicas y los movimientos. Recuerdo que como estaba solo me enfoqué en la preparación física porque contaba con algunos implementos para hacerlo. La tecnología nos ayudó a permanecer en comunicación; la Federación Unida de Judo de Panamá nos reunía vía Zoom y nos conectamos con el entrenador. Un año sin poder adiestrarnos en totalidad fue complicado y cuando volvimos a la colchoneta, se sentía extraño porque teníamos tiempo de no experimentar el trabajo que hace un contrario, pero gracias a Dios nos fuimos adaptando gradualmente.
Con relación a los Juegos Olímpicos de Tokio, actualmente estoy en el ranking, pero si clasifico sería por cuotas. Mis números no están tan cercanos, en cambio mi compañera Kristine Jiménez sí lo está y Miryam Roper ya clasificó directo. Estoy concentrado en el Open de Lima, pero debemos esperar qué hará la Federación con el resto del equipo. Por el momento estoy enfocado en el próximo ciclo olímpico más que en este, sigo marcando puntos con el objetivo de entrenarme para el siguiente ciclo que arranca el otro año.
Todos los deportes necesitan ser apoyados y comercializados para que en un futuro se pueda vivir de ellos, como en otros países. Una vez finalice mi carrera como atleta, me gustaría fortalecer este aspecto para que otros atletas tengan mejores oportunidades.
Les diría que el camino está lleno de adversidades, pero con sacrificio todo es posible. Sea cual sea el deporte que escojan, tienen que esforzarse para ir tras sus metas.
Estoy capacitándome para ser policía. La preparación académica es importante para el atleta. Los estudios pueden ir de la mano con el deporte, solo se requiere de sacrificio.
Lo más difícil es cuando tengo que viajar a competir porque mi hija me extraña demasiado, ella es el motor que me impulsa a continuar. Mis metas no solo son mías, también son de ella. Quiero darle una mejor calidad de vida.
Sin duda la disciplina. El talento puede que te lleve lejos, pero la disciplina aún más, el talento no es suficiente.
En el Open Panamericano de Lima, Perú, también en el Mundial de Hungría, pero todo depende de lo que decida la Federación.