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- 08/05/2016 02:00
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‘La felicidad es real cuando es compartida' decía Alex Supertramp, el mítico aventurero cuya vida fue relatada en el libro y película Into the Wild.
Después de este fin de semana largo, comprendo cada vez mejor lo hermoso que esa frase encierra.
Fuimos trece los intrépidos que aceptamos el reto de pasar tres días en lo profundo de la selva en el Parque Nacional Chagres (que va desde Colón hasta Panamá), recorriendo el tramo del Camino Real que va desde Nombre de Dios en Colón hasta Río Boquerón Arriba Santa Librada.
Fueron 45 km que hicimos en dos días intensos. Entramos por Nombre de Dios, donde pasamos por muchos potreros y parte en el río con la grandiosa sorpresa de encontrarnos huellas intactas de jaguar en la arena. Cuando llegamos al punto donde el guía Ordonel dijo ‘de aquí en adelante, lo que viene es montaña'.
Bromeamos, comimos algunos snacks y nos abastecimos de agua usando filtros. Comenzamos a ascender por lomas muy empinadas, de mucha maleza, troncos caídos, espinas por doquier, hormigas folofas y una humedad avasalladora: estábamos atravesando la cordillera en lo más profundo de la selva.
Nuestro guía fue un señor experimentado en la montaña selvática, sabía muy bien encontrar rutas y atajos para llevarnos al otro lado de la cordillera, donde finalmente alcanzamos el anhelado río donde queríamos llegar. Nos atrasamos un poco porque el camino se perdía pero gracias a la habilidad del guía pronto volvimos a ponernos en marcha. Fueron horas difíciles, vimos partes quemadas y otras con alambres de púas, subir y bajar era una odisea ya que había que ingeniárselas para no caerse o simplemente sentarse, dejarse llevar y deslizarse con todo, que muchas veces era la mejor opción.
Se hacía de noche y aún no llegábamos al río, el guía comenzó a verse preocupado pero la realidad era que estábamos agotados por el duro camino, otros por el clima tan húmedo del bosque tropical. En el camino, iba conversando con el guía de los problemas que viven algunos moradores ya que el parque fue creado en 1985, algunos fueron desalojados y sus fincas volvieron a ser bosque otra vez. Ocurre que en el parque hay muchos jaguares ya que los traen de otros parques o del zoológico, entonces se dan peleas territoriales entre la misma especie, lo que provoca que algunos jaguares ‘nuevos' se queden sin comida y lleguen hasta los potreros, ¿resultado? Matan a vacas, caballos, perros y esto provoca que los campesinos busquen venganza y se desquiten con el jaguar, contribuyendo a su extinción. Es difícil entender esta situación si no estamos en el lugar ni sabemos las vicisitudes por las que pasan tanto moradores por perder su fuente de subsistencia como la fauna misma por la pérdida de su hábitat.
Luego de pasar horas difíciles donde gracias al compañerismo, la buena actitud, la voluntad, la unión tan fuerte que nos caracterizó, el preocuparse unos por otros y repartirnos el peso de las mochilas, alumbrarnos con nuestras lámparas, compartirnos medicinas y alimentos, después de finalmente como equipo lograr superar obstáculos como ver tres serpientes muy venenosas (entre ellas la patoca y la verrugosa), llegamos finalmente al río.
Decidimos seguir caminando para buscar un sitio donde acampar con hamacas y carpas, cocinar, bañarnos y al día siguiente retomar.
¿Qué pasó después? Por ahora, los dejaremos picados hasta la otra semana. En la próxima columna les seguiré contando más sobre esta extraordinaria experiencia, la cual sin duda fue inolvidable, no sólo por la belleza indescriptible del lugar, sino por demostrarnos a nosotros mismos lo fuertes que podemos llegar a ser. Fotos y videos pueden verlos en la página de Tribu Guarumo y algunas otras las estaré subiendo a la página de Encuentra tu Ruta – Panamá, ambas en Facebook.
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