Una final de atrevimiento joven y experiencia ganadora

Actualizado
  • 17/08/2023 00:00
Creado
  • 17/08/2023 00:00
La posible actuación desenfadada de la española Salma Paralluelo ante el sabio conocimiento futbolero de la entrenadora inglesa Sarina Wiegman, le dan a la final un toque de expectativa sobre quién primará
Salma Celeste Paralluelo, la jugadora más joven de la selección española con solo 19 años, ha revolucionado el ataque de su equipo imprimiéndole velocidad y volumen ofensivo.

Treinta y un día después del partido inaugural, España e Inglaterra, las dos selecciones que han atravesado y sorteado con éxito los escollos del torneo, cierran en Sídney una Copa Mundo Femenina colorida y apasionante.

Las españolas e inglesas llegan a la final equilibradas en sus aspiraciones, a un juego que se brinda como el máximo momento del fútbol femenino porque permite materializar el mayor sueño al que se puede aspirar colectiva e individualmente: levantar la Copa Mundo. Como también el mayor momento de visibilidad universal ante una audiencia presencial y televisiva, que no tiene parangón con ningún otro torneo femenino de este deporte.

La versión Australia Nueva Zelanda 2023 puede ya arrogarse el haber marcado pautas. Entre algunas de ellas, aparte de inaugurar con éxito la celebración de los mundiales femeninos realizados por coanfitriones, el haber contagiado de un fervor y una pasión impensada a toda Australia, un país en cuyo espacio deportivo es notoria la preferencia por el rugby, el nativo fútbol australiano y el cricket.

La campaña positiva de su selección llamada Las Matildas, en alusión a una popular y centenaria canción a cuya letra dan diversos significados, le conquistó al fútbol femenino un sitio de relevancia del que pareciera no se va a bajar como si fuera fiebre pasajera.

Sarina Wiegman, la entrenadora bicampeona de las dos últimas Eurocopas (2017 y 2022), repite final mundialista después de perder en Francia 2019. ¿Esta vez dirigiendo a Inglaterra logrará su propósito?

El torneo ha evidenciado el extenso desarrollo por el que va encaminada la rama femenil, mostrando progreso en países que no se consideraban competitivos como igualmente, creo, contagiando como ningún otro mundial a miles de niñas en el planeta que han constatado que el correr golpeando o dominando un balón, tiene una enorme satisfacción lúdica y es una profesión digna a la que también pueden aspirar.

La coronación el domingo de una campeona inédita, es muestra de buena cosecha porque evita proyectar el trofeo en la esfera del dominio repetitivo, aunque por el relevo de las estadounidenses, campeonas consecutivas en las dos últimas copas (4 títulos en los 8 mundiales anteriores), no se debe rebajar su potencial, ni descartar un posible pronto retorno a los primeros lugares. Su influencia en el fútbol femenino es incuestionable: 54 jugadoras que participaron en esta Copa Mundo con distintas selecciones nacieron en Estados Unidos, entre ellas dos por Panamá, Riley Tanner y Carina Baltrip-Reyes.

Pero la actualidad llama a tomar rumbo hacia el futuro cercano que representa el partido entre España e Inglaterra, del que esperamos, si mantienen la tónica del torneo, un emotivo y dramático duelo en el estadio Australia de Sídney.

España, la valorización de un trabajo
Trofeo de la Copa Mundial Femenina de Fútbol.

La presencia de la Selección Femenina de España en la final, en su tercera participación en un mundial, es el resultado de varios factores que han confluido positivamente para reafirmase con un estilo de juego y un nivel competitivo que desde la antesala del certamen, posicionaba a la española entre las siete selecciones favoritas a ganar la Copa.

Sexta en el último ranking FIFA, España ha venido desarrollando desde años atrás un trabajo serio y metódico en las bases que la ha conducido a posicionarse en las categorías inferiores femeninas como campeonas mundiales en la Sub-17 y la Sub-20. Algunas de estas jugadoras han recalado en la selección mayor.

Aunado a ello cuentan con una generación madura, destacada internacionalmente, y una aportación significativa de los clubes profesionales españoles, los cuales han constituido equipos femeninos de primera división con brillo en Europa; el F.C. Barcelona femenino es el actual campeón de la Champions League.

Uno de los elementos que podría contribuir a favorecerles sería también la fortaleza mental: este equipo ha caminado por la cornisa de los extremos en la presión psicológica, y ha sobrevivido. Hace un año sofocaba una rebelión pública de 15 jugadoras que solicitaban no ser convocadas a la selección e indirectamente pedían la destitución del entrenador Jorge Vilda a quien devaluaban.

El torneo ha evidenciado un extenso desarrollo, mostrando progreso en países que no se consideraban competitivos, contagiando como ningún otro mundial a miles de niñas.

En este mundial comenzaron con paso firme la fase de grupo, superando a Costa Rica y Zambia, pero Japón se les atragantó cayendo derrotadas 4-0 y resurgieron los fantasmas sobre Vilda y el entorno. Después lograron superar con amplitud a Suiza 5-1 en octavos de final, seguidamente en cuartos de final derrotaron a Países Bajos ganándoles 2-1 en un choque al que tuvieron que recurrir a la prórroga reponiéndose que les empataran 1-1 en el último minuto. En semifinales, ganando 1-0 a los 81' a Suecia, volvieron a sucumbir ante la presión concediendo el 1-1 a los 88', aunque retomaron la senda un minuto después para imponerse 2-1 sobre las suecas.

Llegaron al mundial teniendo como referente a Alexia Putellas, dos veces ganadora del Balón de Oro; su aporte ha sido exiguo, condicionada por las secuelas de una lesión. Hoy la cara notoria es Salma Celeste Paralluelo, la jugadora más joven de la selección con solo 19 años, quien desde los 14 años llamó la atención por sus dotes para el atletismo y el fútbol.

En el atletismo ganó varias competencias y se auguraba un futuro promisorio; terminó por decantarse hacia el fútbol. En 2018 fue campeona de Europa y del mundo con la Sub-17 y en 2020 campeona del mundo con la Sub-20, siendo elegida mejor jugadora de la final.

Rápida en sus movimientos, veloz en sus cabalgadas, con regate, desmarque, asociativa y sobre todo letal, lleva 2 goles trascendentes anotados en dos partidos en los cuales entró de reemplazo incidiendo en la dinámica del juego, abriendo el marcador tanto ante Países Bajos como contra Suecia. No extrañaría que Vilda apueste por incluirla desde el inicio el domingo.

Está en su momento, en ella se deposita una parte de la capacidad de gol de España. Si no le pesa la inexperiencia, Salma puede dejar a los 19 años estampada su firma en la obtención del título, con esa orquesta coral que ha resultado ser la selección ibérica.

Wiegman, el colectivo

Inglaterra ostenta el título de campeona de la Eurocopa Femenina 2022 y llega invicta a la final; aunque su rendimiento no ha sido tan fluido como se esperaba, ha hecho las tareas con aplicación; incluso en el partido más complicado que ha tenido, ante Nigeria en los octavos de final, con quien empató 0-0 en 120 minutos, avanzó al superarla 4-6 en la tanda de penales. Han concedido tan solo 3 goles en el torneo, mostrando solidez defensiva.

Se puede hablar sobre la plantilla de jugadoras inglesas (Russo, Bronze, Earps, etc.), sus características de juego y cualidades, sin embargo, es una selección en la que el foco se posa sobre el rostro de Sarina Wiegman. La entrenadora de origen neerlandés (La Haya, 26 de octubre de 1969) no solo fue una exjugadora destacada con su selección; llevó a Países Bajos a la obtención de la Eurocopa 2017 y a disputar la final del último mundial femenino, Francia 2019, en el cual perdieron 2-0 contra Estados Unidos.

Ahora tiene la oportunidad de saldar la cuenta pendiente del mundial con Inglaterra. Les dirigió en su primer título internacional femenino con la Eurocopa el año pasado y les puede dar su primera Copa Mundial Femenina, un logro que se equiparía con lo alcanzado por la selección masculina en 1966. El país inventor del fútbol moderno vive los días y horas previas a la final con el corazón en estado de ansiedad.

En el currículo de Wiegman abundan los logros deportivos; se le considera una persona metódica, detallista, algunos la califican como obsesiva. En tres ocasiones ha recibido el premio a mejor entrenadora femenina de la FIFA. Se comenta que planifica tanto los partidos que no solo apunta a un plan B, sino a un C.

Su repercusión en el rendimiento del equipo se atribuye a una mayor incidencia que el de otros entrenadores, pues ha sabido sortear la secuela de lesiones que han castigado a las figuras del plantel desde que ganaran la Eurocopa el año pasado, encontrando solución a cada nuevo reto o problema. Y supo encontrar solución a la sanción de dos partidos que le aplicaron a Lauren James, tras su expulsión ante Nigeria.

Sarina Wiegman se ubica, en su forma de entender y proponer el fútbol táctica y técnicamente, en la misma orilla de su paisano Louis van Gaal al privilegiar el conjunto sobre las individualidades: “Nadie es más grande que el equipo”, afirma. Suele eludir en entrevistas y ruedas de prensa las preguntas sobre una jugadora en particular, su enfoque siempre es colectivo.

Con Jorge Vilda, el entrenador español, ya se topó en los cuartos de final de la pasada Eurocopa. Le dio la vuelta al marcador después de ir perdiendo 0-1, empataron en los 90 minutos 1-1, para derrotar a España 2-1 en la prórroga. Veremos cuál de los dos aprendió más el uno del otro y si hay “dulce venganza” española.

Se despide el mundial bajando el telón el domingo, ojalá dejando otro grato recuerdo. ¿Cuándo y en dónde será el próximo? Lo sabremos el 17 de mayo de 2024: ese día la FIFA determinará quién lo va a albergar en 2027. Decidirá entre cuatro candidaturas: Brasil, Sudáfrica o las conjuntas Estados Unidos y México o Bélgica y Países Bajos.

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