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Coiba, riqueza que trasciende el patrimonio natural
- 04/11/2022 00:00
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La publicación 'Bosques del Patrimonio Mundial: Sumideros de carbono bajo presión', de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), enfatiza la importancia de proteger más de un millar de sitios naturales, culturales y mixtos (tanto naturales como culturales) que están actualmente reconocidos por su valor universal excepcional (VUE), es decir, con una importancia cultural y/o natural tan excepcional que trasciende las fronteras nacionales de los países y reviste una importancia común para las generaciones presentes y futuras de toda la humanidad.
Aproximadamente la cuarta parte de estos sitios del Patrimonio Mundial están inscritos en la lista por sus valores naturales y distribuidos en más de 110 países, sumando cerca de 350 millones de hectáreas (Mha), que equivalen a la superficie total de la India.
En Latinoamérica y el Caribe, las áreas en los sitios suman 43 MHa de las cuales 19 Mha están ubicadas en los bosques. Al analizar las áreas en conjunto, el total global incluye casi el 1% de la superficie terrestre de la Tierra y el 0,6% de los océanos del mundo.
Los sitios naturales y mixtos del Patrimonio Mundial de la Unesco abarcan diversos ecosistemas como cuevas, desiertos, islas, lagos, humedales, glaciares, montañas, volcanes, zonas costeras y marinas, sabanas y bosques.
Incluyen paisajes que albergan una belleza natural singular, que representan grandes etapas de la historia de la Tierra, hábitats donde ocurren importantes procesos ecológicos y biológicos, así como puntos calientes de biodiversidad que albergan especies únicas y amenazadas.
Además de su valor universal excepcional y de su contribución a la conservación de la biodiversidad, estos sitios también contribuyen al bienestar de las comunidades locales y de la sociedad humana en general. Apoyan el patrimonio, los medios de subsistencia y los estilos de vida tradicionales de los pueblos indígenas, y desempeñan un papel fundamental en el desarrollo socioeconómico regional y nacional al proporcionar innumerables productos y servicios a millones de personas.
Por ejemplo, más del 90% de los sitios naturales inscritos, crean puestos de trabajo y proporcionan ingresos a las comunidades locales gracias al turismo y el ocio.
Los sitios del Patrimonio Mundial también proporcionan servicios ecosistémicos cruciales, ya que dos tercios son fuentes críticas de agua dulce, y cerca de la mitad ayudan a prevenir peligros como inundaciones o deslizamientos de tierra.
Muchos sitios naturales protegen ecosistemas forestales únicos, desde las selvas tropicales del Parque Nacional de Salonga en la República Democrática del Congo, hasta los paisajes boreales de Pimachiowin Aki en Canadá. La integridad de estos ecosistemas es esencial para mantener los procesos ecológicos que sustentan tanto su valor universal excepcional como su provisión de servicios ecosistémicos, incluidos el secuestro y el almacenamiento de carbono.
Panamá ha logrado que permanezcan dentro de la lista publicada en whc.unesco.org/es/list/) las Fortificaciones de la costa caribeña de Panamá: Portobelo y San Lorenzo, inscritas desde 1980, el Parque Nacional del Darién, 1981, las Reservas de la Cordillera de Talamanca–La Amistad y el Parque Nacional de la Amistad, 1983 y 1990, respectivamente, el Sitio Arqueológico de Panamá Viejo y distrito histórico de Panamá, 1997 año de inscripción y 2003 año de su extensión; y el Parque Nacional Coiba y su zona especial de protección marina en el 2005.
La Unesco explica que el valor universal excepcional del Parque Nacional de Coiba y su Zona Especial de Protección Marina, asocia su ubicación en el Golfo de Chiriquí, en el sector occidental del país (Panamá), porque protege la Isla de Coiba junto con otras 38 islas menores. Esta distribución natural permite al área marina circundante inmersa en el Pacífico Este Tropical, formar parte del Corredor Marino del Pacífico Este Tropical (CMAR), que es refugio para animales amenazados, un área esencial para las especies migratorias, incluyendo las esenciales para el mantenimiento del equilibrio ecológico de las masas oceánicas, y un valioso hábitat para cetáceos, tiburones, tortugas marinas, al igual que para una gran variedad de especies de peces pelágicos de gran importancia para la pesca a nivel regional.
La propiedad contiene ambientes marinos que tienen características tanto de influencia continental como oceánica, e incluye ecosistemas insulares marinos costeros y terrestres. Esta amplia gama de ambientes y hábitats es el resultado de la ubicación de la propiedad, cerca del borde de la plataforma continental y al mismo tiempo de la tierra firme.
Estas características se combinan para producir paisajes de incomparable belleza que albergan un nivel excepcionalmente alto de endemismo de mamíferos, aves y plantas. La propiedad, un laboratorio natural excepcional, constituye un vínculo ecológico clave con el Pacífico oriental tropical y un área importante para la investigación científica.
El tamaño y la extensión de la propiedad permiten la protección de un ecosistema completo y saludable que es uno de los últimos refugios importantes para las especies raras y amenazadas de la América tropical.
La elección de este sitio por su VUE ha sido porque, a pesar del corto tiempo de aislamiento de las islas del Golfo de Chiriquí en un marco de tiempo evolutivo, se están formando nuevas especies, lo cual es evidente por los niveles de endemismo reportados para muchos grupos (mamíferos, aves, plantas), lo que hace de la propiedad un laboratorio natural excepcional para la investigación científica.
Además, los arrecifes del Pacífico oriental, como los que se encuentran dentro de la propiedad, se caracterizan por las complejas interacciones biológicas de sus habitantes y proporcionan un vínculo ecológico clave en el Pacífico oriental tropical para el tránsito y la supervivencia de numerosos peces pelágicos, así como de mamíferos marinos.
Adicionalmente, los bosques de la Isla Coiba poseen una gran variedad de aves, mamíferos y plantas endémicas; lo que hace que la isla también sirva como último refugio para una serie de especies amenazadas que han desaparecido en gran medida del resto de Panamá, como el águila crestada y la guacamaya roja.
Otra de las características de esta propiedad es que sus ecosistemas marinos son depositarios de una extraordinaria biodiversidad condicionada por la capacidad del Golfo de Chiriquí de amortiguar las temperaturas extremas asociadas al fenómeno de El Niño/Oscilación del Sur.
Esta propiedad con VUE incluye 760 especies de peces marinos, 33 especies de tiburones y 20 especies de cetáceos, reportadas y además, las islas de la propiedad son el único grupo de islas costeras en el Pacífico oriental tropical que tiene poblaciones significativas de peces transpacíficos, es decir, especies indo-pacíficas que se han establecido en el Pacífico oriental.
El Parque Nacional fue creado por la Resolución No. 021 (1991) de la Autoridad Nacional del Ambiente y requiere financiamiento para su protección.
La Senacyt es clave a través de sus convocatorias de I+D+i, Nuevos investigadores o Programas de Maestrías Nuevas o Consolidadas, dado que todas estas alternativas permiten el fortalecimiento de la investigación para la consolidación del patrimonio natural con valor universal excepcional.