Deuda X Clima: nace un movimiento global que une la justicia social con la justicia climática

Actualizado
  • 11/05/2022 00:00
Creado
  • 11/05/2022 00:00
La campaña Deuda x Clima es una iniciativa global que cuestiona las deudas financieras ilegítimas impuestas a los países en desarrollo y reclama por el reconocimiento de la deuda ecológica con el sur global
Deuda X Clima: nace un movimiento global que une la justicia social con la justicia climática

Este nuevo movimiento global es una amplia convocatoria internacional, que une movimientos sociales, ambientales y de trabajadores del sur y el norte global en una convergencia internacional con presencia en más de 25 países, articulando movimientos de América Latina, África, Asia, Europa y América del Norte. Bajo el lema “Deuda x Clima”, esta confluencia socioambiental internacional busca construir, desde la articulación y la movilización social de los distintos sectores y organizaciones en cada país, alternativas que permitan a los países en desarrollo salir del laberinto de la deuda, cuestionando la agenda neocolonial de opresión financiera a través de las deudas ilegítimas que el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el Club de París y el G7 imponen a los países del sur global.

A su vez, desde esta convergencia global se trabaja en una gran convocatoria a la construcción de una agenda común para lograr avances en escala sin precedentes en la lucha contra el cambio climático, presionando para que los países del norte global se responsabilicen de la deuda ecológica que tienen con los países del sur global. En este sentido, la agenda impulsa a promover un internacionalismo solidario hacia los sectores que más van a padecer las consecuencias del aceleramiento del calentamiento global.

La Agenda del G7 vs. una agenda socioambiental por la anulación de las deudas financieras ilegítimas y por el reconocimiento de la deuda ecológica con el sur global

Los países desarrollados del norte global pretenden profundizar un modelo colonial que impide a los países en desarrollo avanzar en una agenda de transición ecológica, soberanía, justicia social y justicia climática. Además de ser responsables de las mayores emisiones históricas de gases de efecto invernadero, su explotación y colonización de la mayor parte de los países del sur global aún continúa hoy a través de sus empresas multinacionales con la profundización del modelo extractivista y el saqueo sistemático de los recursos naturales. Según estudios científicos, 100 multinacionales son responsables del 71% de las emisiones industriales globales. Gran parte de dichas emisiones son consecuencia de la explotación del sur por parte del norte global, alimentando un sistema de consumo y derroche insostenible en el norte a costa de la creciente destrucción y sacrificio de poblaciones en países del sur global.

La continuación de este modelo colonial de recursos naturales de los países del sur es incompatible con los compromisos ambientales asumidos e impulsados por gran parte de los países centrales expresados en el Acuerdo de París. La evidencia científica demuestra que las operaciones actuales de la industria fósil, sumada a proyecciones a futuro que solo contemplan más crecimiento y expansión, están socavando gravemente esos compromisos. Como contracara a esta realidad, los países del sur que han contribuido la menor parte de la contaminación ambiental mundial, son quienes pagarán la peor parte de las consecuencias del agravamiento de la crisis climática. Esto está ocurriendo en la actualidad, enfrentando incendios de grandes extensiones de territorio, con una alarmante pérdida de biodiversidad, crecientes sequías e inundaciones, desestabilización social y migraciones masivas, generando cientos de millones de refugiados climáticos en las próximas décadas.

Los países del sur se encuentran al mismo tiempo estrangulados económicamente por masivas deudas financieras otorgadas por organismos financieros internacionales bajo control de los países del norte global, como el FMI, Banco Mundial, el Club de París, etc. La estrangulación financiera se traduce en estrangulación política por la “diplomacia de la trampa de la deuda”, utilizando la deuda como herramienta político-financiera para profundizar el saqueo neocolonial de los recursos naturales de nuestros países y en beneficio de sus multinacionales. En muchos casos se trata, además, de deudas odiosas, obtenidas de manera ilegal/inconstitucional, con gobiernos de facto y/o violando los propios estatutos de los organismos crediticios.

La Argentina representa un caso paradigmático de cómo el FMI presiona a los países con deudas impagables para condicionar sus economías, controlar sus recursos y aplicar planes de ajuste. Pero Argentina representa también una historia emblemática de resistencia. En el año 2001 el pueblo argentino salió masivamente a las calles contra las políticas de austeridad, generando la renuncia del presidente y el default de la deuda, forzando su posterior renegociación. Actualmente, 20 años después, el país está nuevamente en las garras del FMI, esta vez con la deuda más grande jamás otorgada en la historia de ese organismo. Se trata de una deuda ilegítima de U$S44.000 millones otorgada para ayudar al expresidente Macri en su reelección, en violación del propio estatuto del FMI. El actual gobierno ha negociado un nuevo acuerdo que legitima el anterior y somete a la Argentina a tomar más deuda para poder pagar los servicios de la deuda anterior.

Ante ese escenario, en donde la agenda del FMI –y los demás organismos internacionales de préstamo– es la de promover deudas ilegítimas, el interrogante que cabe es cuál va a ser la instancia que garantice a los países del sur global a acceder a los fondos necesarios para financiar la adaptación al cambio climático y compensar la deuda ecológica que los países del norte global tienen con los países del sur.

En la Cumbre Internacional (virtual) sobre la Adaptación Climática organizada por los Países Bajos en enero de 2021, quedó en evidencia que los países desarrollados aún están lejos de concretar los aportes de los fondos necesarios que ayuden a financiar las acciones para adaptarse al cambio climático a los países empobrecidos. Según la organización Oxfam, a partir de datos recabados en 2020, unos recursos estimados en $100.000 millones anuales, en 2017 y 2018 solo alcanzaron unos $60.000 millones; a su vez, el 80% fue préstamos a devolver, en lugar de subvenciones, aumentando así la deuda externa de los países más afectados por el cambio climático.

De esta forma, mientras se comprueba que los fondos destinados en la actualidad son claramente insuficientes, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) ya predice que la cantidad necesaria para afrontar los daños y pérdidas provocados por el cambio climático aumentará, debido a la mayor intensidad de los impactos. Por lo que se calcula que para el año 2030 se necesitarán $280.000 millones al año para ayudar a los países del sur global con la adaptación, ascendiendo hasta $500.000 millones para el año 2050. Vemos entonces como aumenta la brecha entre el apoyo que necesitan las naciones vulnerables y la financiación proporcionada por los países ricos. Sobre todo, teniendo en cuenta que los países del sur global (fundamentalmente de América Latina y el Caribe, África y Asia) son los que más sufren y menos contribuyen al calentamiento global.

Es por ello que el movimiento global “Deuda x Clima” impulsa una campaña que apunta a fortalecer esta convergencia mundial de organizaciones, para movilizarnos articuladamente y de manera global en el reclamo por la anulación y el no reconocimiento de las deudas externas ilegítimas en los países del sur global, imponiendo una agenda global de justicia social y justicia climática, con la posibilidad de financiar una transición energética justa y para cubrir el costo de dejar bajo tierra combustibles fósiles, tal y como fuera consensuado en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2015, COP21.

Este reclamo de anulación de las deudas ilegítimas que impulsa la campaña global de Deuda x Clima y el reclamo de la aplicación del fondo de financiamiento para los países en desarrollo contemplado en el Acuerdo de París, tiene el potencial de dejar bajo tierra billones de dólares en combustibles fósiles y emancipar a los países del sur global de los montos de las deudas que actualmente pesan sobre sus economías y de una estrangulación político-financiera que suele ser utilizada para profundizar el saqueo de los recursos naturales de nuestros países.

Desde la campaña global Deuda X Clima estamos organizando y coordinando una primera acción global conjunta, que consiste en una movilización mundial de protesta ante la Cumbre del G7 que tendrá lugar en Alemania entre el 26 y 28 de junio, con el objetivo de generar la presión necesaria en las calles, a través de movilizaciones y acciones de protesta en más de 25 países, para cuestionar la agenda neocolonial de opresión y endeudamiento ilegítimo de los países del sur global que promueven el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el G7, y reclamar por justicia social y justicia climática a escala global.

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