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- 14/01/2022 00:00
- 14/01/2022 00:00
En su serie de publicaciones de infraestructura verde urbana (IVU) de octubre de 2021, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), indica que los planificadores urbanos y especialistas se enfrentan a numerosos retos cuando deben proponer, diseñar e implementar soluciones de IVU, especialmente cuando sus clientes son gobiernos locales y nacionales.
Parte de los motivos por los que esto sucede es que existe desconocimiento de las soluciones existentes para lograrlo.
La infraestructura verde urbana es un concepto complejo dentro de la dinámica sostenible que se refiere a proyectos de infraestructura que son planificados, diseñados, construidos, operados y desmontados cumpliendo con la sostenibilidad económica, financiera, social, ambiental, que incluya la resiliencia climática e institucional durante todo el ciclo de vida de un proyecto.
El BID busca que esta serie de publicaciones permitan la comprensión del concepto de la IVU, de manera que sean aplicadas en proyectos de infraestructura urbana.
Así, indica que la infraestructura sostenible se mide a través de un sistema de indicadores de cuatro tipos, siendo estos: la resiliencia y sostenibilidad ambiental, la sostenibilidad social, la sostenibilidad institucional, y la sostenibilidad económica y financiera.
Con esto apunta a utilizar la definición de IVU como “herramienta que proporciona beneficios ecológicos, económicos y sociales a través de soluciones basadas en la naturaleza (SBN)”.
Viéndolo de otra forma, es una red de naturaleza, áreas seminaturales y espacios verdes, que brinda servicios ecosistémicos que sustentan el bienestar humano y la calidad de vida y que tienen un gran potencial como medida de adaptación y mitigación del cambio climático, contribuyendo al desarrollo sostenible.
La comprensión del concepto está determinada bajo el entendimiento de porqué usar una IVU y esto es debido a que la misma “replica, imita o se apoya en la naturaleza, tratando a la vez los retos de las ciudades de forma sostenible, con el potencial de contribuir al crecimiento verde, formar una sociedad resiliente, fomentar el bienestar de los ciudadanos y brindar oportunidades comerciales”.
EL BID destaca que la IVU tiene cuatro objetivos que son: potenciar la urbanización sostenible, restaurar los ecosistemas degradados, desarrollar estrategias de adaptación y mitigación al cambio climático, y mejorar la gestión de riesgos y la resiliencia.
Al desarrollar las ciudades apoyándose en estos cuatro objetivos, la IVU se convierte en un aliado del desarrollo sostenible porque toma en cuenta el reto del cambio climático y la aceleración que causa debido a la actividad antropogénica.
La actividad antropogénica va en aumento por el conglomerado de ciclos industriales que poseen las ciudades, y se espera que en las urbes de la región de Latinoamérica y el Caribe (LAC) alberguen para 2050 hasta un 80%.
La IVU puede ayudar a las ciudades a mitigar los efectos del cambio climático porque, en conjunto con las SBN, ofrece servicios ecosistémicos que mejoran la calidad de vida de los ciudadanos.
Estos servicios apoyan la planificación urbana y proveen un cúmulo de soluciones que, en contraposición con las soluciones de ingeniería convencional implementadas de manera individual, sí son sostenibles en el tiempo.
Así, la IVU implica un concepto que complementa la infraestructura gris, es decir la infraestructura tradicional, con innovación.
La experiencia está demostrando que los beneficios económicos de las soluciones verdes urbanas superan los costos en el largo plazo, el caso de estudio de la ciudad de Filadelfia lo valida, en donde se valoró el beneficio del uso de IVU para la gestión de agua por inundaciones urbanas entre $1.94 y $4.45 millones en un periodo de 40 años, en comparación con el beneficio de la infraestructura gris, que se estima entre $0.06 y $0.16 millones para el mismo periodo.
La aplicación de las medidas sugeridas por el BID tiene ventajas según su tipo.
Por ejemplo, la aplicación de soluciones con cobertura boscosa otorga los servicios ecosistémicos de regulación de la calidad del aire, regulación del clima y mejora de recursos genéticos del ecosistema.
Además, la sombra de los árboles reduce la temperatura de la superficie de las paredes y los edificios entre 6° y 7°, lo que en conjunto logra al aumentar el 1% de la vegetación y reducir la temperatura del aire por la tarde hasta 2.2°.
EL BID señala que los ahorros anuales de energía pueden ser entre 36 kWh y 96 kWh por árbol, lo que supone el 7% del consumo total anual de energía residencial, logrando en los edificios un ahorro de energía de entre el 7% y el 47% con plantaciones de árboles maduros.
Otro ejemplo en esta serie de documentos es la aplicación de infraestructura de transporte lineal verde que consiste en la plantación de herbáceas a lo largo de la estructura de transporte, complementada con otro tipo de vegetación, como árboles y arbustos grandes, junto a infraestructuras lineales de transporte.
Los servicios ecosistémicos que otorgan son la regulación de la calidad del aire, regulación del clima, regulación del agua y mejora de recursos genéticos del ecosistema.
Entre sus beneficios y desempeño técnico están el mejoramiento de la gestión del agua de lluvia por el aumento de la capacidad de infiltración, porque retiene temporalmente el agua de lluvia en las copas de los árboles, retrasando así la formación de escorrentía; aumenta la superficie permeable y mejora de la infiltración por las plantas herbáceas.
Además, propicia una mejora de la conectividad ecológica porque reduce la fragmentación por la creación de corredores biológicos urbanos.
El último ejemplo a mencionar en este artículo –sin embargo, hay más en el documento del BID– es la aplicación de jardines de lluvia y parques de inundación, que son depresiones del terreno revegetadas donde se acumula el agua de lluvia de las calles para aumentar la infiltración.
Estas pueden estar diseñados como parques de inundación en periodos de lluvia donde se recoge y almacena agua; o espacios verdes que filtran y percolan este recurso, evitando sobresaturar los sistemas de drenaje y alcantarillado.
Entre los servicios ecosistémicos que otorgan se encuentran la regulación del agua, mitigación de los efectos de la sequía, la recarga de acuíferos, la purificación del agua, la mejora de recursos genéticos del ecosistema y el servicio cultural del sitio; inclusive puede impulsar el patrimonio mundial.
Los jardines de lluvia evitan sobrecargar los sistemas de drenaje y las plantas de tratamiento de aguas residuales urbanas.
El BID enfatiza que un buen sistema de espacios verdes puede resolver completamente los problemas de inundación de una ciudad, puesto que los diseños permiten captar el total de la escorrentía superficial en el día más lluvioso, almacenando el volumen total de aguas pluviales.
El BID señala que Panamá puede aplicar la IVU en proyectos urbanos como la renovación urbana de Colón, porque allí se restauraron viviendas sociales, espacios verdes y áreas recreativas.
Sin embargo, indica que los diseños actuales de espacios verdes tienen una función ornamental que debe rediseñarse y adoptar el concepto de IVU para impulsar las oportunidades de negocio que las empresas locales e internacionales tienen de inversión en materia de cambio climático en Panamá.
La autora es investigadora científica en recursos hídricos e ingeniera civil. También es doctora en ingeniería agrícola con mención en recursos hídricos en la agricultura (Chile).