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El arte y la memoria, tras 32 años de la invasión a Panamá
- 23/12/2021 00:00
- 23/12/2021 00:00
El concepto de espacio de memoria es una construcción social que hace una reflexión entre los espacios urbanos y los eventos ocurridos en ellos. La reflexión sobre esta noción fue generada por el holocausto de la Segunda Guerra Mundial, y en América Latina por el paso de dictaduras militares en el poder en la década de 1970 y años más recientes.
Los espacios vinculados con la invasión a Panamá de 1989, han sido excluidos de forma sistemática de la memoria colectiva. Cuentan testigos durante el trágico episodio del 20 de diciembre, que horas subsiguientes al día 20, retroexcavadoras y equipo pesado se dedicaron a demoler edificios, como el del Cuartel Central y otros.
Años más tarde, la residencia del general Noriega fue demolida un domingo en la tarde, aludiendo que era criadero de mosquitos. La sede de la Embajada de Estados Unidos fue derribada del sitio que ocupó por décadas en la trama urbana de ciudad de Panamá. Todos los elementos urbanos que recuerdan la invasión han desaparecido, dejando sin posibilidad de urdir una trama entre la memoria y el territorio.
El mural denominado 'El Chorillo, 20 de diciembre de 1989', una obra del artista panameño Aristides Ureña Ramos, hace homenaje a las víctimas de la invasión a Panamá en 1989. El tema de la representación pictórica –de un evento traumático para la sociedad panameña–, es parte del reconocimiento y la reconstrucción de la memoria mediante el arte. Esta obra es una serie de tres murales que serán pintados por el artista, por encargo del Arzobispado de Panamá. El primero fue develado en la iglesia San Francisco de Asís, el 28 de noviembre reciente, en memoria de los fallecidos por la covid-19, en el contexto del bicentenario de la República.
El segundo fue colocado en la iglesia de Fátima, este lunes, para recordar la invasión a El Chorrillo. Una tercera obra estará dedicada a Santa María la Antigua, aún por desarrollar.
La muerte es el tema permanente en estos dos primeros encargos, eje central de gran peso emocional tanto para la comunidad como para el artista. El mural alusivo a la invasión ha sido creado a partir de la lectura de las crónicas de los Hermanos Mercedarios, asistidos, además, por fotografías y alimentado de manera directa de la fuente de testimonios orales de testigos y sobrevivientes de la invasión, 32 años después. Es el resultado de la memoria fragmentada de quienes sobreviven el evento.
Muchas sociedades y artistas han utilizado las expresiones del arte para referirse a la guerra. Pablo Picasso pintó, por encargo del gobierno de la Segunda República en España, la obra conocida mundialmente como 'Guernica', lienzo en gran formato que recuerda la desaparición de la villa vasca del mismo nombre. El 'Guernica' fue expuesta en el pabellón español durante la Exposición Internacional de 1937 en París.
Si nos referimos al contexto latinoamericano, podemos encontrar el trabajo artístico del maestro ecuatoriano Osvaldo Guayasamín, quien en la serie llamada 'La Edad de la Ira' pintó, en 1976, la obra 'Cabeza de Napalm'.
Esa pintura representa el rostro horrorizado de una persona con los ojos en blanco, mitad de la cara en color rojo, mientras es quemado con napalm, sustancia volátil que hace arder todo a su contacto, transformando lo que toca, en cenizas. “La cara representada se quema, contemplando con infinito espanto el incendio provocado por la bomba de napalm”.
El mural titulado por el maestro Ureña Ramos, 'El Chorrillo 20 de diciembre de 1989', es probablemente la primera representación pictórica en gran formato, que alude a la trágica muerte de miles de panameños, principalmente ocurrida en el barrio de El Chorrillo. La acción militar contra Panamá fue perpetrada por 26,000 soldados de las unidades élite del ejército de Estados Unidos, cuando por orden de George Bush se invadió el país aquel 20 de diciembre de 1989.
El mural fue desarrollado sin un boceto previo como condición que el Arzobispado otorga al artista.
“Agradezco al Arzobispado no condicionar el desarrollo de la obra”, reitera el artista. “Hemos pintado numerosas obras para la Iglesia, y el tema de la invasión, por su impacto, es uno de los eventos que por lo violento y sangriento, fue comprometida una intimidad muy personal de los habitantes de El Chorrillo”.
La intimidad que se encuentra referida en la tela alude a los recuerdos personales que las víctimas lograron salvar del cruento evento. La actitud protectora de hombres y mujeres que huyen de la agresión es pintada en el lienzo, en tanto nos recuerda el artista: sobre los chorrilleros cayeron bombas, no fueron besos ni abrazos, enfatiza. La invasión y la intimidad violentada no pueden ser justificadas bajo ninguna causa justa. Otro elemento central de la obra es el progreso de las almas al cielo. Un testigo de la invasión me recordó con candidez: “todos los muertos se fueron directo al cielo, ellos no tenían culpa de lo que les sucedió”. Las almas suben al cielo mediante la intercesión misericordiosa de la advocación mariana de Fátima.
Ese proceso ocurre bañados en una nube de flores, la cual flota sobre la escena central, junto con la simbología de unas barcas que representan el carácter de la sociedad panameña, su rica biodiversidad, su historia, su música y su gente.
“Quien se enfrenta al mural de mi obra, podrá identificar todos los elementos simbólicos que gravitan sobre ella, como la representación del ejército agresor con todo el peso de violencia que transmite, la muerte misma como parte de la narrativa, así como el contexto físico-ambiental de una ciudad que dejó de existir, hasta el Canal mismo. El Canal se detuvo para la invasión y para la gran tormenta de 2010 denominada La Purísima; todos esos elementos, están allí”, concluye Ureña Ramos.
Por ser la producción de este mural un evento efímero, el Canal de Panamá decidió documentar el proceso creativo el cual se recoge en un corto llamado Fragmentos de la memoria, con guion y dirección de la cineasta panameña Delfina Vidal, con equipo del Canal.