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Extractos de plantas contra la mosca blanca
- 17/12/2021 00:00
- 17/12/2021 00:00
Desde muy joven, el sueño de Ramy Jhasser Martínez era convertirse en un científico. Su fascinación por la biología y el deseo de investigar y descubrir cosas nuevas, especialmente en el campo de la entomología y la microbiología, lo motivaron a trazarse metas para alcanzar su sueño.
Hoy cursa el cuarto año de la licenciatura en biología y es asistente de investigación en el Laboratorio de Ecología y Biodiversidad Neotropical de la Universidad de Panamá. Es también becario de la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt).
A la fecha, ha realizado investigaciones sobre la biología, ecología y diversidad de pseudoescorpiones en Panamá; plagas agrícolas como la mosca blanca y áfidos (pulgones), y de las propiedades antibacteriales de plantas panameñas contra bacterias multirresistentes. Además, ha publicado más de siete artículos en revistas científicas indexadas internacionales y nacionales.
Los pseudoescorpiones son un grupo de arácnidos pequeños que viven en la hojarasca, debajo de piedras o de la corteza de árboles y troncos caídos. Pueden estar asociados a microhábitats como los nidos de hormigas.
“Es un grupo bastante diverso, hay aproximadamente 3,200 especies en el mundo, con 452 géneros y se distribuyen en 26 familias. Aunque son muy importantes porque cumplen roles en la ecología de los ecosistemas, los pseudoescorpiones no han sido muy estudiados. Panamá es un punto caliente (hot spot) de biodiversidad y es necesario conocer la taxonomía y qué especies de pseudoescorpiones habitan en el país para poder conservarlos. Hasta ahora he publicado unos cuatro artículos en revistas indexadas acerca de este grupo”, menciona el joven investigador.
Para este trabajo, Ramy y sus compañeros muestrearon cinco zonas del país entre 2017 y 2019: Herrera, Panamá Oeste, Panamá centro, Chilibre, y parte de Colón.
“A la fecha podemos decir que hay 21 especies, 10 géneros y cuatro familias de pseudoescorpiones en Panamá. Aproximadamente 10 especies son nuevos registros para el país, como Illinichernes sp, Lustrochernes carolinensis, Parachernes arcuodigitus y P. aff bicolor. También se amplió la distribución conocida de Paratemnoides nidificator y Pachyolpium isolatum en Panamá”.
Explica que las especies halladas varían según el sitio de muestreo. “Solo una especie prevalece en todos los muestreos, que es Paratemnoides nidificator, es muy resiliente, con comportamiento social y puede sobrevivir en diferentes biomas en el neotrópico. En cambio, Parachernes bicolor solo la vemos en Altos del María”.
Un aspecto interesante es que estos organismos tienen un comportamiento llamado foresis, que consiste en utilizar a otro artrópodo de mayor tamaño para poder transportarse a grandes distancias.
“Es un mecanismo evolutivo que han desarrollado aproximadamente hace 150 millones de años, según los registros fósiles. Hemos encontrado comportamiento forético en insectos de importancia médica, por ejemplo, en chinches del género Panstrongylus, que es un vector del mal de Chagas. Todas estas relaciones son indicios de que hay algo más en la naturaleza que se está dando en estos grupos”, menciona Ramy.
El proyecto de investigación propuesto por Ramy en la convocatoria de “Nuevos Investigadores” de la Senacyt y desarrollado entre los años 2018 y 2020, consistió en la búsqueda de actividad insecticida en plantas tropicales contra la mosca blanca (Bemisia tabaci), una plaga a nivel mundial que causa epidemias porque transmite virus a cultivos de importancia económica.
En el mundo, la mosca blanca afecta aproximadamente al 35% de los cultivos de solanáceas como el tomate y la papa, y a las cucurbitáceas (sandía, melón, zapallo). Pero en los países en desarrollo, como Panamá, debido al cambio climático la mosca blanca ha afectado al 50% de las producciones de tomate en los últimos años. Las producciones más afectadas en el país son las de Los Santos y Chiriquí, comenta el joven investigador.
Tradicionalmente, en Panamá y en el mundo se han utilizado agroquímicos sintéticos para mitigar o controlar la mosca blanca y otras plagas agrícolas. Sin embargo, estos agroquímicos representan una amenaza para los ecosistemas, se van en las escorrentías, llegan a los ríos y océanos, y a través de las cadenas tróficas se acumulan en los seres vivos y afectan la salud humana.
Para evitar el uso de estas sustancias nocivas, desde hace muchos años los grupos de investigación han estado trabajando para producir bioplaguicidas.
Se trata de encontrar compuestos en productos naturales que tengan actividad contra la plaga, sin afectar a los demás insectos que existen alrededor, porque en un cultivo, además de la plaga, hay artrópodos que dependen del suelo o de la planta, pero no le causan ningún tipo de daño.
El estudiante menciona que, en los bosques de los trópicos, hay una especie de 'biblioteca' o catálogo de compuestos y metabolitos secundarios que se están produciendo constantemente por las interacciones de los organismos. Esos metabolitos secundarios se usan para evaluar su actividad biológica.
“Lo que tratamos de hacer con este proyecto es encontrar la actividad insecticida de extractos etanólicos y acuosos de cinco especies de plantas panameñas contra la mosca blanca. Queremos identificar qué extracto tiene mayor bioactividad, no solo contra la mosca blanca, sino también contra áfidos, y elaborar un protocolo para la preparación de extractos acuosos para la utilización en ensayos en vivo por parte de los agricultores, de forma que ellos puedan preparar una infusión, de manera muy sencilla, y esparcirla en sus cultivos. Ellos necesitan una alternativa viable y económica para producir”.